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Una fidelidad a prueba de radar

Segunda Andaluza

Bernardo Ruiz
Bernardo Ruiz
02/04/2020
Rubén devora más de 400 kilómetros semanales para jugar en el Cazalla”

De la Sierra Norte, vergel de la Sierra Morena de Sevilla, emana el auténtico olor a tierra. Su fauna y flora son el reclamo para los turistas de cantimplora y botas de cuero y el CD Cazalla de la Sierra uno de los emblemas de su planeta fútbol. En el conjunto que dirige el carismático Manuel Luis Pinelo milita un extremo de talento innato que cautivó a Extremadura y que ha retornado a su hogar por pura convicción.

El CD Cazalla pugna actualmente por el anhelado ascenso a la Primera Andaluza con una plantilla repleta de jóvenes de la comarca. Uno de sus referentes es Rubén Molina Palma, Rubén (Cazalla de la Sierra, 31-1-1993), un extremo que se trasladó a Cáceres en 2016 por motivos académicos. El atacante, de 27 años, se formó en la cantera de El Moro hasta el curso 2015-16, el del redebut en la Segunda Andaluza. En el verano de 2016, y fruto de su explosión, se enroló en el Azuaga del belmezano Antonio Jesús Cobos. Aquel ejercicio alternó el combinado del propio Cobos, que disputó el primer y único play off de ascenso a la Segunda División B de su historia, el Diocesano, en aquel momento en la Primera Preferente extremeña, y el Arroyo CP.

Amanecer, en la Tercera División, Villafranca y Miajadas, con el que promocionó al grupo XIV de la Tercera División el pasado estío, completaron una hoja de ruta que registró una extraña modificación en julio. Fue entonces cuando Pinelo, el alma máter del Cazalla, telefoneó a Rubén Molina para tratar de reclutarlo para su proyecto. El ‘7’ se comportó como un líder y aceptó el encargo. Una fidelidad a prueba de radar. Sólo una inoportuna y grave lesión en el recto anterior del cuádriceps de su pierna derecha durante la pretemporada se interpuso en su camino. 

Desde el día de su recuperación, Rubén, que cursa en Cáceres el Grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, devora cada fin de semana 466 kilómetros para entrenarse junto a sus compañeros en la sesión del viernes y jugar el domingo. Tras el rito dominical del encuentro, y con el ajetreo del cariño familiar, las charlas entre amigos y los ratos junto a los compinches del balón, recorre de nuevo los 233 kilómetros que separan su Cazalla natal de Cáceres. Y así, en la soledad de la Ruta de la Plata, sueña con ascender con el Cazalla. Su Cazalla. El emblema de la Sierra Norte de Sevilla.

Foto: Rafa González