muchodeporte.com Polideportivo

Abril de 1997, Augusta: Tiger Woods (21 años) bate récords y derriba barreras en el 'Masters'

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
18/04/2020

Entre los días 10 y 13 de abril de 1997 se disputó en el Augusta National Golf Club, en Augusta, Georgia (EE UU) la 61ª Edición del llamado 'Masters Tournament', el torneo más prestigioso del circuito internacional de golf: junto al British Open ('The Open'), cabría decir. El 13 de abril de 1997, el estadounidense Eldrick Tont 'Tiger' Woods (Cypress, California, 30-12-1975, 1,85 de altura), hijo de Earl Woods, un militar afroamericano que había combatido en Vietnam (Fuerzas Especiales) y de la tailandesa Kultida Punsawad... se convertía en el primer afroamericano en absoluto que se hacía con el título del 'Masters'. Y con un gran título de golf: 'major'.

Esto ocurrió en el más Profundo y Viejo Sur de los Estados Unidos de América y casi 50 años exactos después de que Jackie Robinson hubiera derribado la llamada 'Barrera de Color' en el béisbol profesional estadounidense. Ningún golfista de raza negra fue admitido a jugar en los 'links' de Augusta National Club hasta Lee Elder en 1975, justo el año del nacimiento de Eldrick Woods. El A. N. Club no admitió a ningún miembro afroamericano hasta 1990 (un ejecutivo audiovisual, Ron Townsend); y eso tras toneladas de presiones.

En aquella primavera de 1997, con sólo 21 años y tres meses cumplidos, Woods también iba a ser el jugador más joven que nunca hubiera ganado el gran torneo de Augusta... algo que aún sigue siendo. También, y con una ronda final de 69 golpes, el llamado 'Tiger' batió el récord del exigente campo del Augusta National Club, con un total de 270 golpes (18 bajo par), derribando así el récord de 271 que compartían Jack Nicklaus ('El Oso Dorado', 'The Golden Bear') y Raymond Floyd. También, la ventaja de 12 golpes que Woods atesoró sobre el segundo clasificado, Tom Kite, significó y significa el margen más amplio que un vencedor del 'Masters' de Augusta haya alcanzado sobre su perseguidor más inmediato. En 2015, el tejano Jordan Spieth igualó el récord de 270 golpes de Woods y, con 21 años y ocho meses cumplidos a la hora de su triunfo, Spieth se quedó a cinco meses de la plusmarca de edad que 'Tiger' produjo en aquel 1997.

Tres españoles se han colocado la chaqueta verde que distingue al vencedor del 'Masters': Severiano Ballesteros (1980, 1983), Chema Olazábal (1994, 1999) y Sergio García: 2017. Por cierto, el Augusta National Club no cesa de enviar cartas a la familia de Severiano Ballesteros (fallecido en 2011) para recuperar la chaqueta verde ('green jacket') que Severiano (primer campeón europeo del torneo) se enfundó tras su triunfo iniciático en el 'Masters' de 1980, de manos de Fuzzy Zoeller. El campeón puede lucir la prenda durante los doce meses que dura su reinado. Pero debe devolverla para que pase a vestir al siguiente campeón. Ballesteros dijo al Club de Georgia que la chaqueta se le había perdido... pero su chaqueta verde de 1980 reposa en una vitrina más distinguida de su casa-museo en Pedreña (Cantabria), la 'Fundación Seve Ballesteros'. Miguel Ballesteros, hijo de Severiano, ha admitido hace escasos días que "a la oficina siguen llegando cartas del Club de Augusta, preguntado por la chaqueta; no renuncian a ella".

Consumado el sensacional triunfo -la cuarta y última ronda del 'Masters 1997', la del domingo 13 de abril de 1997, fue básicamente la coronación de un rey que de vez en cuando se paraba para golpear una bolita con hoyuelos- Eldrick 'Tiger' Woods se detuvo a abrazar a su 'caddie', el célebre Mike 'Fluff' Cowan -hoy y desde 1999 a las órdenes de Jim Furyk- y de inmediato, Tiger se fue darse otro espectacular abrazo con su padre, Earl (fallecido en 2006) ... un abrazo que Eldrick repitió cuando su triunfo de 2019, ya con 43 años, con su hijo Charlie, su hija Sam... y su madre, Kultida: todos, recordando a Earl Woods, el Teniente Coronel de Fuerzas Especiales que combatió en la Guerra de Vietnam, que fue el primer entrenador del niño Eldrick en los 'courses' militares de Orange County, cerca de Los Angeles, California... y que acabó muriendo de cáncer de próstata en 2006, cuando a esas alturas ya llevaba décadas divorciado de Kultida.

Desde aquella epifanía victoriosa de 1997, 'Tiger' Woods, 'El Tigre', amparado en un golf espectacular, repleto de exuberancia física en sus mejores momentos (cuando la espalda y la vida privada no le martirizaron) ha ganado 15 grandes torneos del Grand Slam ('majors'), con cinco 'Masters' en Augusta. Aquí regresó al éxito en 2019 tras una sequía de once años. Además, adornan a 'Tiger' tres US Open, tres British' y cuatro 'PGAs'. En todo caso, Woods no ha logrado llegar a rebasar las plusmarcas en Grand Slam de Jack Nicklaus, las metas para las que parecía predestinado cuando su fabuloso éxito de 1997 en los 'links' de Augusta. 

Con 18 'majors', Nicklaus es el líder absoluto en títulos de Grand Slam... y también mantiene el récord de victorias en Augusta: seis. Además, 'The Bear' ha alzado cinco 'PGAs', cuatro US Open y tres 'British'. Pero en el cómputo de victorias totales en el PGA Tour, Woods si es líder histórico, empatado a 82 triunfos con el mítico Sam Snead... y con Nicklaus bastante detrás en el tercer puesto: 73 títulos PGA.

A través de un periodo de su existencia en el que vivió y trabajó en EE UU, entre 1996 y 1997, el firmante de estas líneas fue el único enviado especial de un medio español (en concreto, del periódico 'El Mundo del Siglo XXI') que cubrió en aquel 1997 en el Augusta National Club ese gran Campeonato inicial de Eldrick 'Tiger' Woods: quien explotó, sí, con el fulgor de una luminaria: muy similar al de un entonces efervescente Michael 'Air' Jordan, en la mejor plenitud de su gloria 'jordánica'. Después, Woods se convirtió -lógicamente- en uno de los grandes iconos planetarios de Nike, y vivió su propio calvario físico, de lesiones... y en su vida privada, con la tumultuosa separación (en 2010) de su esposa, la sueca Elin Nordegren, para rematar el que, seguramente, fue su peor tramo vital: su padre, Earl, había muerto en 2006. Lo que sigue es una crónica extractada de este mismo firmante, un resumen detallado en 'flashback' de los recuerdos de aquel domingo final del primer Masters (y primer 'major') de Eldrick 'Tiger' Woods, aquel 13 de abril de 1997...

'EL PINO DE EISENHOWER'.- "Tocado con gorra negra, polo rojo -con ribetes negros- y pantalón también negro, todo de 'Nike', la figura de Eldrick Woods emerge, imponente, entre la calima de la tarde en Augusta, Georgia: como si fuera un nuevo Michael Jordan, que lo es... pero entre matas de azaleas que restallan y con el fondo del 'Pino de Eisenhower" (NOTA: el emblemático pino sureño -'loblolly'- del Augusta National que molestaba el juego del Presidente Dwight D. Eisenhower, que este intentó cortar, sin éxito... y que, casi seco y enfermo, acabó siendo arrancado en 2014).

"Pero, al llegar entre la multitud frenética, donde hay quien ha llegado a pagar hasta 1.500 dólares en reventa por una entrada de 'paseante', o hasta 10.000 dólares por una tribuna portátil, el imponente 'Tigre' deviene en poco más que una pequeña mancha rojinegra. Intenta abrirse paso entre gritos de 'heyyy, 'Tiger', mira aquí, mira'. Entonces, Woods, con paso decidido, se topa con otra manchita más pequeña, casi rechoncha, en la que relucen unas gafas de sol muy oscuras: esta última mancha es un tal Jack Nicholson, que se abraza con Eldrick Woods y le palmotea la espalda... con tanta felicidad infantil como hubiera hecho cualquier otro 'fan' de la masa frenética: no importa quién. 

Nicholson, el mayor 'fan' de los (fabulosos) L. A. Lakers del 'showtime' estaba tocando historia viva del deporte. Casi 50 años justos después de que Jackie Robinson rompiera la 'Barrera de Color' en el béisbol profesional y en ese Augusta National Club que no permitía miembros afroamericanos, 'Tiger' Woods rompía una nueva barrera. Precisamente en ese torneo cuyo fundador y Presidente ('Chairman') del Augusta National Club, Clifford Roberts, dijo una vez: 'Mientras yo esté vivo, los jugadores de golf serán negros y los 'caddies' serán blancos'. Pero Roberts falleció en 1977. 

Este domingo de Georgia, de azaleas, de tonos rojos, negros, verdes y cielo entoldado, Woods ha humillado a los mejores golfistas del mundo con un '18 bajo par' en las cuatro rondas del 'Masters': 70-66-65-69... y tarjeta final de 270 golpes, el récord en la historia del torneo. Desde que Old Tom Morris ganó por 13 golpes de distancia el British Open de 1862, nadie había distanciado al segundo clasificado en un 'Major' en un total de 12 golpes en el 'score' definitivo. O sea: estamos ante la mayor paliza del Siglo XX en un torneo del Grand Slam de golf.

Cuando al fin, y de manos de Nick Faldo, 'Tiger' se ajusta la estricta chaqueta verde del campeón, su padre, Earl (64 años en esos momentos de 1997) le propina un nuevo abrazo, una mirada de orgullo y lanza hacia millones de personas en el mundo: 'El verde y el negro combinan muy bien juntos, ¿a que sí?'

"Quizá el golf deba acostumbrarse a convivir con el hecho de que el hombre que puede gobernar este deporte durante los próximos 20 años, actualmente sólo se afeita dos veces a la semana y sólo lleva tres meses pudiendo beber alcohol legalmente. 'Es más dominante contra los tipos contra los que está jugando de lo que yo lo fui en toda mi vida contra mis rivales. Tira tan largo que reduce el campo a nada. Absolutamente a nada. Y eso que el campo es ahora mucho más duro y exigente que cuando yo hice mi '271'. Así meditaba entonces, en voz alta, nada menos que Jack Nicklaus, cuyo récord de 271 golpes, 17 bajo par, ha resistido 32 años: hasta aquí. 

En efecto, y durante casi toda una semana había sido digna de ver la facilidad con la que Eldrick 'Tiger' Woods, con su 1,85 de altura, su cinturita de 76 centímetros y sus 70 kilos de peso había reducido a migajas a todo un panel de grandes campeones y en un terreno con tanta leyenda. Para un 'Par-4', todo lo más que usó fue un Hierro-7. En el juego corto y en los dos primeros días, golpeó con un 'wedge' en el se-gun-do tiro del Hoyo 15: 500 yardas y 'Par-5'. Woods encogía el 'course' de Augusta, lo devoraba. El sábado 12-A, Tiger firmó hasta siete 'birdies' alternando 'Hierro-9',  'pitching wedge', 'sand wedge' y con el 'putter'... cuando el resto intentaba acercarse a él con Hierros-5, palos del 'Tres'... con y cuentas de rosario. El año anterior, 1996, Nicklaus había pronosticado que Woods podría ganar hasta... 'diez' chaquetas verdes: ?? Jesper Parnevik, el sueco que concluyó el torneo 19 golpes detrás de Woods, anunció: 'A menos que retrasen los campos hasta 50 yardas, Tiger Woods puede ganar 20 de estos Masters si vamos tal que así: yo creo'.

MORTAL KOMBAT.- El rojo y el negro de Woods emergían, insolentes, entre multitudes de raza blanca: que sólo habian ido allí a verlo a él, al 'Tigre'. El resto de campeones, con media de 38 años, igual podían haberse llamado John Doe o Jerry García. Como de acero, sus 'drives' viajaron durante el Campeonato a una media de 323 yardas: 25 yardas más que el siguiente en las tarjetas. Dijo Mike 'Fluff' Cowan, su peludo 'caddie', 'fan' de los Grateful Dead: "Puede que Eldrick tenga 21 años, pero dentro de sus ropas no se mueve una mente de 21... después de seis rondas aquí como 'amateur' y de haberse pasado más 'greens' con los hierros que un Ala Delta, sólo para arriesgar a 'birdie' o 'bogey', ahora ya ha aprendido a mantener los tiros de 'approach' justo bajo el hoyo y a mantener el pulso en el 'putter'. Y ya sabe cómo tocar esos 'feeders'. Paul Azinger, que en la sesión del viernes 11-A jugó con Woods y se vio desbordado a distancia de siete golpes, lo resumió así: ´Simplemente, él me desbordó en concentración. Tiger nunca tiene un bajón mental, siempre está 'ahí'.

Fuera del campo de golf, Tiger Woods es cualquier cosa menos un dios. Come hamburguesas y patatas fritas, juega con sus colegas y amiguetes a tenis de mesa y videojuegos, donde se deja la garganta, y aleja a sus padres a las dependencias más remotas cuando delira en mitad de todos estos juegos. en Augusta-97 le llamaban Michael Jordan y Phil Knight, el emperador de Nike, telegramas, envíos de FedEx... y cartas para él, desde todo el planeta, se apilaban en las mesas y cajetines de correspondencia del Augusta National. 

Pero lo que más importaba a Eldrick Woods en esa primavera era que, en el juego de 'Mortal Kombat', él, como la 'criatura mutante' Motaro, había destrozado la cabeza de Kintaro -en realidad, Jerry Chang, su compañero en los 'Cardinals' de Stanford- y que, de la mutante y reventada cabeza de la 'criatura' Kintaro emergía una siniestra baba verde: 'Mmmmmwaaaaannnnnggh!', así aullaba el 'Tigre en esos momentos de verdadero éxtasis...

En Augusta y de vuelta a la realidad diaria, pese a que Woods acabó el primer día a tres golpes de distancia del líder, John Huston... se dio trazas para terminar el mismo sábado con toda la competencia en el torneo. Fue como un maremoto. El viernes 11-A, el color del mar ya había cambiado, como los ojos de una cobra real en celo: Woods, líder del día con 66 golpes, ya distanciaba en tres golpes a Colin Montgomerie, segundo. El sàbado 12-A resultó ser algo místico. Woods empezó a hacer volar un 'birdie' tras otro y, con tarjeta de 65 golpes y sin 'bogeys', triplicó el liderato: y eso, pese a recibir una advertencia de los árbitros del Masters por 'juego lento' en el Hoyo 14. No le importó lo más mínimo. 

Esa ardiente noche del sábado 12-A-97 había casi paranoia entre el resto de jugadores de Augusta, como la necesidad mareante de sonreir cuando sabes que te hallas ante las inevitables garras de... un tigre. Pero un tigre de 21 años. "Podría tener una oportunidad, pero sólo si hago cinco o seis 'birdies' en los dos o tres primeros hoyos', dijo Paul Stankowski, ya a diez golpes de Woods: con quien ese sábado había jugado... Colin Montgomerie: 'No hay una oportunidad, 'no chance', sintetizó 'Monty', el escocés, con pinta de haber visto un OVNI lleno de marcianos aterrizando en pleno Augusta National. 

'Aquí somos todos seres humanos', planteó Monty, desplomándose en el sillón de la Sala de Entrevistas del Club: 'Somos seres humanos... y ante 'esto' no hay una oportunidad humanamente posible'. '¿Qué pasó el año pasado, cuando Greg Norman desperdició seis golpes de ventaja para dejarse rebasar por Faldo?', le repreguntaron al campeón escocés en esa atestada Sala. 'Esto es muy diferente. De entrada, Faldo no es el que acecha como segundo. Y, lo más importante... Greg Norman no es Tiger Woods', sentenció Montgomerie.

Segundo iba a acabar, al fin, Tom Kite (47 años entonces). Pero tan segundo... como Alemania en la II Guerra Mundial, como un perrillo 'schnauzer' dejándose arrastrar sin control por un galgo enloquecido a toda velocidad, en mitad de una pista de hierba. 'Al fin de todo, aún estamos a menos de diez golpes, ¿no es así?', se pronunciaba el optimista Kite cuando, en la noche del sábado, Woods ya lideraba por... nueve. En realidad y ahí, el Masters de Augusta había quedado reducido a una lucha por el segundo puesto. No era exactamente un 'Mortal Kombat', sino un combate... entre mortales. 

Pero Eldrick Woods quería el récord del campo, el '270', y hasta el Hoyo 18 del domingo, el campeón no dejó respirar a 'su' Fluff para que le alcanzara el 'wedge' y no quedarse corto en el 'green', en modo alguno: 'Fluff, Fluff, por favor, 'please'...'. Ahí, Tiger cerró y abrochó el torneo con un 'putt' de 'cinco pies' para el par definitivo y entonces se suspendió en el aire y alzó el puño en típico gesto de 'uppercut'. Tiger Woods había ganado el torneo de sus sueños, el que siempre había deseado más que los otros: y con un récord imborrable. Ahora, tras la resplandeciente realidad de la candente tarde entoldada de Augusta y la sombra del Pino de Einsehower, ya venía otra catarata de sueños. Para empezar, Tiger abrazó a Fluff en la absoluta inversión de las memorables, clasistas palabras del 'Chairman' Clifford Roberts: jugador (y campeón) negro que abraza a 'caddie' blanco. "Siempre había soñado en llegar así al Hoyo 18 y ganar aquí de este modo. Pero nunca me lo habia planteado en serio y como una realidad, justo hasta esta ceremonia", reveló Tiger Woods, un poco en estado de 'shock' cuando se enfundaba la chaqueta verde: de manos de Nick Faldo. Kite le haría de capitán en la inminente Ryder Cup de ese mismo 1997: que se disputaría en el siguiente otoño en los 'links' de Valderrama, en Cádiz. Allí también acudiría el propio Michael Jordan. 'Mientras más grande sea el evento, el rayará a un nivel aún más grande. Es como Michael Jordan en pantalones de golf', sentenció Azinger. 

Custodiado por guardias de seguridad de la Agencia Pinkerton, Tiger Woods se despidió de Augusta, ya coronado... pero saludando antes a Lee Elder, el primer negro que pudo jugar en Augusta, en 1975, después de ganarse la invitación para el 'Masters' al conquistar el Monsanto Open. Elder, Teddy Rhodes y Charlie Sifford, otros campeones negros de golf, podrían haber ganado en Augusta antes que Tiger... de no haber mediado tanta barrera racial: como comer en restaurantes discriminados, el PGA Tour sólo para razas 'caucásicas' o dormir en fondas y pensiones sólo para negros. 'Gracias por haber hecho esto posible', dijo Woods a Elder: tras regalarle un gigantesco abrazo. Tiger, que lo sabía todo sobre todos, se despidió... dejando a Elder con los ojos arrasados en lágrimas. 

Al fin, Eldrick Woods ingresó en la elegante Casa Club del Augusta National Club para la tradicional cena del campeón. Los miembros del Club aplaudieron con la cortesía debida a todo campeón. Tiger Woods se sentó bajo una antigua pintura al óleo de Dwight D. Eisenhower, 'Ike': 34º presidente de los Estados Unidos de América. 'Esto significa tanto para mí..', dijo Woods, que agregó en su discurso de 'Master', de maestro: 'Soy el primero aquí en esta cena, pero yo no he sido el pionero. Lo fueron Charlie Sifford, Lee Elder o Teddy Rhodes. Esos tipos pavimentaron la ruta para que yo estuviera hoy aquí. Les doy las gracias. De no haber sido por ellos, quizá yo no hubiese podido tener siquiera la oportunidad de jugar aquí'.

Cerca de la Entrada del Servicio, los cocineros, camareros y chóferes negros se quitaron los gorros de cocina y los guantes de plástico, dejaron a un lado los platos y las bandejas, agitaron gorros, guantes y servilletas sobre los brazos -'woow'..- y lanzaron el mayor aplauso que jamás podrían haber pensado que iba a llegar para un ganador de ninguna clase en Augusta, a través de esas puertas y en ese comedor". 

Y esta fue una historia entre el 10 y el 13 abril de 1997. En abril de 2019, Eldrick 'Tiger' Woods regresó a Augusta... para coronarse en su quinto 'Masters': ya con 43 años cumplidos. Toda una vida había pasado.