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Michael Jordan: 'The Last Dance'... y los 55 puntos del 'Double Nickel' en Nueva York (1995)

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
26/04/2020

El estreno de 'The Last Dance ('El Último Baile', una descripción/definición original del laureadísimo entrenador Phil Jackson), la serie de ESPN/Netflix sobre Michael Jeffrey Jordan y sus célebres Chicago Bulls, que rubricaron su sexto título de la NBA en junio de 1998, en Salt Lake City... ha generado oleadas de atención, curiosidad y polémica. Estas entusiastas oleadas se parecen al entusiasmo vívido que generan antiguas películas de las faenas más memorables de toreros como Curro Romero y Rafael de Paula, ambos retirados en el año 2000... y a quienes ahora les salen testigos por millones de esas brujas faenas de otra centuria y otros eones. Por increíble -y arrogante- que pueda parecer, el aquí firmante asistió -siempre para informar sobre ellos- EN VIVO Y EN DIRECTO a un centenar (es decir: 100) partidos de Michael Jordan en las pistas y 'arenas' de Estados Unidos, de Costa a Costa de la NBA. Todo ocurrió entre 1988 y 2003. A través de esa quincena de años, el firmante dispuso de dos entrevistas 'uno y uno', cara a cara con Jordan, para los diarios 'El Mundo del Siglo XXI' y 'AS', en Charlotte y en Detroit, 1996 y 2001.

EL CICLO: 1988-2003. Más allá de esos encuentros personales -y de otros muchos compartidos en vestuarios y Salas de Prensa-, tras los que una camiseta (roja) de juego de los Bulls 96-97, personalizada y autografiada de Jordan acabó en 1997 en las manos de un mal llamado amigo... el firmante asistió a todos esos aludidos partidos entre los que se incluyeron: los playoffs del Este de 1989 y 1990, con Detroit Pistons noqueando haciendo llorar a Jordan. También, los partidos 'All Star' de 1988, 1990, 97, 98, 2002 y, el de despedida definitiva, en 2003 (Atlanta), cuando un cuarentón Jordan remataba su ciclo final de dos años con los Wizards. Y además, y con mucho orgullo... eso pasaba cuando un tal Andrés Montes se dedicaba mayormente a hablar del Atlético de Madrid. 'Eso': cinco de las seis finales victoriosas de los Bulls de Jordan: 1991, 92, 96, 97 y 98. Siempre vividas y trabajadas 'in situ'. 

Así que, orgullosamente -y sí, con la arrogancia que da haber estado 'allí, en los sitios, ante el asombro de gente como Chuck Daly, del propio Jordan o del actor Michael 'Batman' Keaton, el firmante puede establecer con solidez que 'The Last Dance' se limita a reflejar en unas imágenes -vigorosas y nuevas, eso sí- acontecimientos, ideas y sucesos ya reflejados en libros tan buenos y reveladores como 'The Jordan Rules' ('Las Reglas de Jordan', 1993), de Sam Smith, sensacional periodista de Chicago, sobre los entresijos de su travesía campeonil siguiendo a los Bulls: el mismo club que con Stan Albeck y Doug Collins al frente del equipo hasta 1989, tomó Phil Jackson desde 1989 hasta 1998 para ceñirle y ceñirse seis anillos de campeón de la NBA. Más libros que han basado 'The Last Dance'... 'Michael Jordan' (Mitchell Kruegel, 1988). O también y por supuesto... 'Playing for Keeps, Michael Jordan and the world he made ('Jugando para la posteridad: Michael Jordan y el mundo que él hizo', año 2000) del fabuloso y fallecido David Halberstam, el reportero 'Pulitzer' de la Guerra de Vietnam. 

Siempre ha andado por ahí la fría, fabulosa y estupenda mecánica asesina de 'The Shot', el tiro supremo 'jordánico' que ejecutó a la Universidad de Georgetown en la Final NCAA de 1982, sirviendo a la North Carolina de Jordan (por un mínimo 63-62) la cabeza de los 'Hoyas' de John Thompson. La mecanica de killer' regresaría en forma alucinante en 1989, en el Richfield Coliseum de Ohio, en la asombrosa, interminable canasta suspendida en 'pumps' irreaels de 'Air' Jordan sobre el salto y el alma de Craig Ehlo y de unos excelentes Cleveland Cavaliers. O en el tercer partido de la Final de 1991, en Los Angeles, Forum, Inglewood, para trocear, frente a Scott y Divac, el corazón de los penúltimos, cansados Lakers de Magic Johnson. O en los seis triples -en sólo un tiempo- a Clyde Drexler y los Blazers en la Final de 1992. O en las serie de épicas puñaladas que se llevaron Seattle y Utah Jazz entre 1996, 97 y 98, la mayoría de ellas en tres finales: con los armoniosos 'Jazzmen' de John Stockton y Karl Malone siempre tiroteados y asesinados en los dramas de 1997 (aquel letal 'Flu Game'...) y 1998 por fríos, implacables balazos del mismo asesino.

Además, Jordan nunca olvidó a sus amigos -que habían de ser sus soldados y escuderos: Phil Jackson y, esencialmente, Scottie Pippen, el 'Segundo Violín' de aquellos Bulls. Y, aún menos, olvidó a sus enemigos: como Jerry Krause, el gordísimo Jerry Krause, el 'General Manager' que construyó aquel Chicago Bulls, y a quien Jordan recordó -siempre fríamente, como con rencor- en su entronización de 2009 en el Salón de la Fama' que... no había sido invitado. "Veo aquí a Jerry Krause y yo no le he invitado", lanzó Michael a quemarropa en ese histórico momento del 'Hall of fame' en Springfield, Massachusetts: con poca o ninguna broma (Krause murió en 2017). Ese era el verdadero Jordan. El jugador maravilloso y fascinante, hipnótico y descomunal ganador: 'Air'. El 'killer' vengativo. El ludópata apostante redomado (lo que le trajo problemas serios), el competidor multimillonario que no quería perder a nada con nadie en ninguno de los òrdenes de la vida, que sobornaba a empleados de equipajes en los aeropuertos para que su bolsa de viaje saliera la primera del avión privado de los Bulls, previa apuesta con sus compañeros...o que tenía que reventar fuera como fuese, en 'ping-pong', tenis de mesa, golf o bicicleta, a sus amiguetes luchadores, de los Chicago Bears (NFL)... o el mismísimo Charles Barkley. 

Hoy, Jordan es el muchimillonario propietario de los Charlotte Hornets de la NBA y copropietario, con Nike, de la 'Jordan Brand' y su célebre logo 'volador': 'Jumpman' (que viste al París Saint-Germain de fútbol, por ejemplo). Pero... vaya jugador fue Michael Jordan. Era, como dijo Larry Bird el 20-4-1986... 'Dios disfrazado de Michael Jordan'. Eso fue tras la granizada de 63 puntos de Michael a los Boston Celtics en el calor de mediodía del Boston Garden (récord individual de playoffs NBA), todo en el fragor de los playoffs del Este. Aunque unos grandísimos Celtics iban a ganar aquel partido (135.131) y aquel Campeonato de la NBA 1985-86. Años después, Larry Bird siempre soltaba a Michael Jordan... 'Lo único que recuerdo de aquel día en el Boston Garden es quién ganó el partido'. 

EL 'DOUBLE NICKEL': 1995.- Aquí y ahora ofrecemos una historia de uno de los partidos más memorables y menos conocidos de Michael Jordan. El llamado 'Double Nickel Game', hace 25 años prácticamente exactos, en el Madison Square Garden de Nueva York, con 55 puntos 'jordánicos' a los N. Y. Knicks. Jordan casi acababa de reaparecer tras una retrirada que duró temporada y media, entre 1993 y 1995, retirada debida a una serie de razones más o menos confusas que tuvieron que ver con su adicción a las apuestas más su relación con mafiosos corredores profesionales de apuestas (Richard Esquinas)... y también vinculadas con el bajón sentimental provocado por la muerte de su padre: James R. Jordan, asesinado en julio de 1993 por unos criminales de carretera en un oscuro paraje de North Carolina. Así que...

El lunes 27 de marzo de 1995, Michael Jeffrey Jordan salió del Hotel Plaza de Nueva York para un almuerzo con cuatro colegas, incluido Ahmad Rashad, el exjugador de fútbol americano que creció en la NBC como confidente de Jordan. Después de una retirada de 17 meses, que arrancó oficialmente en octubre de 1993, Michael, 'MJ23', había vuelto a jugar sólo diez días antes con los Chicago Bulls de Phil Jackson, a los que ya había hecho tricampeones en 1991, 92 y 93. El 19-3-95, Jordan fue de nuevo jugador de baloncesto, tras su discretísima etapa en las ligas menores de béisbol, y anotó 19 puntos (7/28 en tiros de campo) en la derrota de los Bulls en Indianápolis, ante los Pacers: vencedores por 103-96, tras prórroga. Para reaparecer en Indiana, Jordan usó el número 45. Era el que había utilizado su hermano mayor Larry en la 'high school' de Emsley A. Laney: su 23 (la mitad del 45 de Larry) ya estaba oficialmente retirado por los Bulls a esas alturas. El 45 fue el número que Michael usó en el béisbol. Una huelga general de béisbol había detonado el regreso a los Bulls de MJ23, que había fichado con los Birmingham Barons, filial de los Chicago White Sox: precisamente, otra franquicia propiedad de Jerry Reinsdorf, el constructor de Chicago tambien propietario de los Bulls. Como beisbolista, Jordan había sido criticado con saña por Sports Illustrated (‘Empaca y vete, Michael’, portada del 14-3-1994), crítica que costaría a la distinguida revista el veto 'jordánico' para siempre jamás. Más o menos lo que le habría pasado a Sam Smith de haber seguido cubriendo las correrías de los Bulls, después del revelador 'The Jordan Rules'.

Sediento de baloncesto, exquisitamente trajeado de calle y con zapatos de charol, Jordan se midió cierto día de febrero de aquel 1995 con su joven (ex) compañero B. J. Armstrong sobre el parqué del Berto Center, la entonces pista de entrenamiento de los Bulls, en un suburbio Chicago. Tras acribillar a Armstrong, de esa particular guisa, MJ anticipó a BJ su regreso a la disciplina de los Bulls. Y tuvo que acondicionarse para un recambio de ritmos, desde la horizontalidad del béisbol, donde el juego se proyecta a través de brazos y caderas… hasta la verticalidad del baloncesto, en donde todo movimiento crece hacia arriba desde la raíz de la planta de los pies, por vía del llamado 'core': abdominales bajos…Así que aquel lunes 27 de marzo de 1995, Rashad sacó a Jordan de su habitación del Plaza… 'para mantenerle la cabeza relajada'. Los Bulls llegaban a NY directos desde Atlanta, donde el sábado 25 habían batido por 98-99 a los Hawks, con suspensión definitiva sobre la sirena de… Jordan: quien así coronaba una anotación de 32 puntos, con 14/26 en tiros de campo. ‘¿Quién va a tirar este último tiro…? ¿Pippen?’, había provocado el alero 'hawk' Steve Smith a Jordan, esa noche del 25 de marzo en Atlanta. 'Yes, será Pip', había replicado MJ a Smith (uno de los infortunados que más veces defendieron a Jordan, en lo que se conocía como 'una noche en el Infierno'): ese diálogo fue sólo segundos antes de que Michael mandara una lluvia de plomo al corazón de los Hawks.

Tras la sobremesa, y ya de nuevo en el Plaza, Rashad presintió que algo especial podía suceder al día siguiente en el Madison, cuando los Bulls chocaban con los Knicks. Después del almuerzo, Pat O’Brien, veterano locutor de la CBS, tenía entrevista con Jordan. O’Brien preguntó literalmente a Michael: "¿Cuándo van a verle explotar sus 'fans'… cuando van a ver esa clase de partido en el que usted anote algo así… como 55 puntos?". En esos momentos, tras diez días de regreso del béisbol, los medios especializados en NBA hablaban de un Jordan 'domesticado': 'Fair Jordan', titulaban los tabloides neoyorquinos: 'Amable Jordan'. Otros, en Florida, le daban por 'acabado'. Doug Collins, antiguo entrenador de Michael en los Bulls y comentarista televisivo, había ido más lejos en la apostasía. Collins había llamado a Jordan… "humano". Casi un insulto supremo. "No hay ningún mensaje especial, es sólo cuestión de tiempo", respondió Jordan a O’Brien.El 28 de marzo de 1995, los Bulls hicieron en el célebre Madison Square Garden el entrenamiento matinal de tiro, el 'shootaround', casi al mismo tiempo que se retiraban de la pista los últimos excrementos de los elefantes del Circo 'Ringling Bros. and Barnum&Bailey', que había ocupado la instalación durante cinco días. El autobús del club de baloncesto de Chicago tardó 15 minutos en doblar la última curva hasta la entrada final en el edificio, desde la Séptima Avenida. Las entradas de 95 dólares en taquilla se revendían a … 1.000 dólares. Dentro del Garden, y con lanzamientos como milagros, el redomado apostante Michael exprimía 50 dólares a Ron Harper en el juego H.O.R.S.E (en herradura de tiro a voluntad), el juego de tiros que cerraba -aún cierra- los shootarounds en la NBA. En esos momentos, la mercancía y nuevas camisetas de los Bulls y Jordan… ya volaban de las manos en las tiendas de Gerry Cosby, dentro del Garden. "Este material había estado muerto más de año y medio, y ahora vuelve a la vida", declaró Jim Root, de Gerry Cosby&Co. Chris Brienza, Jefe de Relaciones Públicas de los Knicks, acreditó -con graves limitaciones de espacio- a 325 periodistas, casi el doble de los 175 usuales en un día normal de 'regular season' de la NBA.Antes del juego, Jordan no atendió a los periodistas dentro del vestuario de los Bulls, algo que solía hacer habitualmente con los medios neoyorquinos. MJ se encerró en el cuarto de los 'trainers' -concretamente de Chip Schaefer-, a solas con su máquina portátil de marcianitos. Ya estaba preparando la película 'Space Jam'. Nueva York y el Garden eran… Nueva York y el Garden. Allí, los Bulls de Jackson y Jordan habían librado batallas memorables de playoffs con los Knicks de Pat Riley y Patrick Ewing entre 1991 y 93. Y sin Jordan: en 1994. Pero en el cuarto partido de las Finales del Este, en 1993, Jordan había disparado… 54 puntos sobre los Knicks, aunque fuera en el viejo Chicago Stadium. En 1992, su propio padre, James, había arengado a Michael para que 'se hiciera cargo de los fastidiosos y pegajosos Knicks'.Tras el anuncio, bastante afectuoso, del 'speaker' de pista del Garden, Mike Walczewski, la multitud de 19.763 espectadores guardó lo que parecía ser un clamoroso silencio expectante. Allí estaban los Bulls, de rojo… y allí estaba Jordan, ausente en la victoria de los Knicks en 1994 sobre Chicago, en las Finales del Este. Y allí estaban Woody Allen, Spike Lee, Peter Falk, Bill Murray, Diane Sawyer, Christopher Reeve, el Gobernador Mario Cuomo, Lawrence Taylor, Itzhak Perlman, Earl Pearl Monroe… incluso Al Cowlings, el compañero de escapada de O. J. Simpson en 1994, en aquel Ford Bronco blanco, por las autopistas de Los Ángeles…"Más que cualquier cosa, lo que esa gente quería era ver un gran partido de Michael… era como si hubieran ido a un 'show' de Broadway. Es extraño que un jugador pueda adaptarse a esa expectación de Nueva York. He visto a muchos caer de cara ante esa presión. Pero Michael mantuvo todo el partido aquella noche sobre la palma de su mano, como si fuera King-Kong o algo así, como si todo gravitara dentro de su puño cerrado", reflexionaría mucho después Phil Jackson. Algo así iba a pasar con el halo de Jordan, por toda América: en 1997 y 1998, desde Boston a Los Ángeles. Pero Nueva York y toda su lista de edificios del Madison Square Garden habían visto sobradas demostraciones monstruosas de Wilt Chamberlain o de la majestad de los Celtics con Bob Cousy y Bill Russell. Esto, sin hablar de un par de duelos gigantescos entre Muhammad Ali y Joe Frazier. O de Frank Sinatra. Casi podían esperar lo que se les venía encima. Antes de empezar, Jordan restregó sobre la pista las Air Jordan X, las 'Legacy Continues', enteramente como un tigre que afila las garras sobre un tronco. "Y el caso es que pocas veces me había sentido menos seguro antes de un partido", recontaría Air/Fair a quien aquí firma: sólo unas pocas semanas después, en Chicago.

'DE-FEN-SE'.- Sólo en el primer tiempo, y entre los rugidos guturales de 'defense', el tam-tam de Nueva York, Michael Jordan descargó 35 puntos sobre la defensa de los Knicks de Pat Riley, quien singularmente le había echado encima al viejo conocido perro de presa: John Starks. Era exactamente la misma marca que Mike había producido en el célebre 'Shrug Game' de las Finales de 1992, cuando en el primer tiempo del primer partido, Jordan ya había martirizado a Portland y a Clyde Drexler con seis triples… y se encogía de hombros ('Shrug') en una mirada a Magic Johnson -que hacía de locutor en la banda del Chicago Stadium-, una mirada y un gesto que querían decir algo así como ‘No sé qué estoy haciendo, pero qué bien y qué dulce sabe esto’.El fiero, implacable Starks (1,96, ex guardia de seguridad en supermercados) reconocería después: "Cuando (Jordan) está así en un partido, tienes que esperar a que él empiece a fallar, no hay otra. Y eso que él siempre ha sacado todo lo mejor de mí en defensa". El descanso llegó con 56-50 para los Knicks… y con 35 puntos de Jordan en serie de 14/19 en tiros de campo y 6/7 desde la personal… justo tras una dura falta de su viejo amigo y 'guardaespaldas': 'Oak' Oakley. 14 años después, cuando Kobe Bryant facturó 61 puntos en el mismo Garden, KB acabó el primer tiempo con… 27 tantos ("Kobe me podría haber ganado un 'uno contra uno'... pero porque robaba mis movimientos y los perfeccionaba", ha dicho ahora Jordan). John Starks se enfrentaba a tal diluvio de suspensiones, fintas, entradas con parada y 'double pump', doble suspensión… que Riley cambió la asignación de MJ con Starks para Anthony Bonner, además de azuzar órdenes a los 'knicks' interiores -Ewing, Charles Oakley, Anthony Mason- para ayudar en las penetraciones de Jordan. Y esto, sin perder de vista a la batería de tiradores de élite que Chicago mantenía en el perímetro: Pippen, Toni Kukoc… Steve Kerr. 

"Tienen demasiados tiradores buenos como para concentrar la defensa individual en un solo hombre y luego tener que ir a ayudas hiperextendidas por toda la pista", apuntaría Riley. La clave del dilema constante que azotaba a la defensa 'knickerbocker' residía en estas palabras de Jackson: "En 1993 y 1994, desde que Michael nos dejó, la defensa de Nueva York nos había sofocado. Necesitábamos hacerles puntos. Así que antes de empezar, le dije: 'Go for it, Michael' ('Ve a ello')… si él metía sus tiros, todo lo demás se podía discutir. Y en unos pocos minutos… ya se veía que estaba metiendo los tiros". 

Técnicamente, Jackson había insertado a Jordan en el punto focal de su antañón Ataque de Triángulo, diseñado por el sabio zorro plateado Tex Winter: era en el poste medio-alto en transición, llamado 'Post-Up Sprinter', desde donde Michael comprometía a Starks y Bonner en fintas y pasos como de mambo, izquierda-derecha, arriba, abajo…. "De ésta, me voy a acordar de él para siempre", resumió un Starks al que Jordan quería sacar de sus casillas, con la lengua provocadora más afuera que casi nunca: "Creo que has olvidado cómo se me defiende", soltaba Michael a Starks.Tras el descanso, Jordan empezó a anotar… de tres en tres (3/4 en triples al final), pero sin que los Knicks perdieran la cara: desde el banquillo de los Bulls, reservas como Kerr o Armstrong -que siempre comparaba a Michael con Einstein o Mozart- empezaban a ‘contemplar’ asombrados, como petrificados, un 'show' que ya se parecía no al 'Triángulo': sino al 'Ataque del Arcángel' de mediados de los 80 de unos Bulls… que nada ganaban a las órdenes de Albeck o Collins: "Sálvanos, Michael". Phil Jackson no quería esa dependencia de Jordan, con los demás hechos unos 'jordanaires', simples secuaces: era algo que el 'Zen Master' ya había desterrado hacia 1990-91. Pero al fin de marzo de 1995 y en Nueva York se iba 82-82 al fin del tercer cuarto… y 90-99 para Chicago en el minuto 41: con Jordan sentado. En dos minutos más, Michael impuso el 102-107 en una suspensión sobre Starks que ya le hacía firmar 53 puntos. Ya dentro del último minuto, la primera asistencia de Jordan —saliendo de la línea de fondo— para un tiro a tabla de Pippen (19 puntos, 7/12 en tiros, con Armstrong en 16)… valió el 107-109. A 39 segundos, dos tiros libres de Ewing (36 puntos al fin) igualaban a 109. 

Ese mediodía, Jordan y Ewing se habían reunido en el Plaza como dirigentes del Sindicato de Jugadores (NBAP), tramando cosas del nuevo convenio colectivo de la NBA. Producto de la tensión general, en las oficinas de la cadena Turner Sports, los ratings de la TNT volaban en puntos Nielsen hacia un 8,0 brutal para un partido de 'regular season'. Cerrarían con 5,0 de media, un nuevo récord.A 25,8 segundos del final en el Garden, Michael Jeffrey Jordan deshizo el empate a 109 con su última canasta (21/37 en tiros de campo, 10/11 en libres, dos asistencias), después de que Starks ya no se hubiera podido contener, justo como le pasó a Smith en Atlanta, tres días antes: "¿Qué pasa, cómo estás…? ¿Qué has estado haciendo estos años?, ¿Quién se va a jugar ese tiro?". Ya iban los 55 puntos de 'Air': '55', el 'Double Nickel', las dos monedas de cinco centavos, como lo iba a definir Spike Lee. En el tiempo muerto subsiguiente, la expresión de Riley, vacía, se asemejaba a la de Sonny Corleone justo antes de ser ejecutado a sangre fría en un peaje. Starks produjo el 111-111: en sendos tiros libres. Esos 55 puntos de Jordan serían el récord de puntos de un jugador visitante en el Garden… hasta los 61 de Bryant en 2009. Para los Knicks, Bernard King y Melo Anthony anotaron 60 y 62 tantos en 1984 y 2014. Con el 111-111 de Starks aún quedaban 14,6 segundos. Jackson pidió tiempo para hacer ver a Jordan que el balón le iba a llegar… pero que estuviera atento al levantarse para tirar porque Ewing ya salía a ayudar sobre él y eso generaba un vacío 'nuclear' en el corazón de la defensa de los Knicks. Desde su propia pista, Jordan actuó sobre un Starks al límite de sus recursos físicos y mentales, al que Michael maduró como en pases de muerte. Desequilibrado, 'groggy', Starks cayó al histórico piso del Garden como Ali en 1971 ante Frazier, Jordan se alzó, Ewing acudió casi en choque con Starks… y Jordan, el Ojo del Diablo, divisó, en el centro del vacío que Jackson había prometido… al pívot Bill Wennington: al que Michael facilitó su segunda asistencia de la noche. Fue como un truco de magia. El canadiense Wennington (que había jugado y perdido contra España -'gran rival'- en 1984, en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, partido inaugural) machacó a placer sus dos únicos puntos del partido (1/1).Quedaban tres segundos... 

JUSTICIA POÉTICA.- De vuelta, Starks, roto y sin oxígeno, perdió el balón al cruzar media pista… y ahí ya volaba en la cancha el micrófono del hoy fallecido Craig Sager para reclamar a Michael Jordan en directo y en la TNT. "Esa asistencia ha sido la Justicia, justicia poética y ha traído de vuelta a una noche caótica la realidad y el orden", enfatizó Phil Jackson. 14 años después, el 2 de febrero de 2009, Kobe Bryant rompió esa marca de Jordan, dejándola en 61 puntos (19/31 en tiros de campo, 3/6 en triples, 20/20 en tiros libres y tres asistencias. Esa noche de 2009, y con 31 tantos de Pau Gasol, vencieron (117-126) los Lakers que iban a ser campeones en 08-09: Spike Lee dio la enhorabuena a Kobe en el regreso a vestuarios, como en 1995, él, Spike (alias Mars Blackmon en los 'comerciales' ochenteros de Nike y Air Jordan) había saludado a Michael, su gran héroe de las Air Jordans, aquella noche del Double Nickel. 

De regreso a Chicago, al Berto Center, Jordan lanzó a Jackson este irónico misil: "He decidido retirarme otra vez". "¿Qué más podría hacer ya?… has de decir a los jugadores que no pueden esperar cada noche que yo haga lo que hice en el Garden. En nuestro próximo partido, quiero que juguemos como un equipo". Se venían encima los playoffs y la respuesta de Jackson fue colgar en el vestuario del centro de entrenamiento y del flamante United Center este poema de Rudyard Kipling: 'La Ley de la Selva: "Ahora es la Ley de la Selva, tan vieja y tan cierta como el Cielo. Y el lobo que la mantenga podrá prosperar pero el Lobo que la quiebre deberá morir… porque la fuerza de la Manada es el Lobo y la fuerza del Lobo es la Manada". La Ley de Kipling y Jackson no se iba a cumplir en esos playoffs de 1995, cuando un gran Orlando Magic, detrás de los destrozos provocados por el imponente Shaquille O'Neal, cerró el año de los Bulls.

Pero en 1995-96, Jordan y sus Bulls, el Lobo y su Manada, ya con Dennis Rodman… recuperaron el título de la NBA tras la insaciable cacería que les valió el 72-10 en regular season, ya con Jordan desechando el '45'... y vistiendo la camiseta número 23. Tras el 'Double Nickel Game' vino, ahí sí… la 'Ley de la Selva', la Estampida de los Bulls de Jordan, Jackson, Pippen y Rodman: rumbo a 'The Last Dance', el baile final de 1998, con la tocata definitiva en Utah.

'To Kathleen and Connor, Bet and Lee and Ernie'. Así dedicó Sam Smith su libro de 1993: a toda su familia. en diciembre de 2015 y en el Chicago de Pau Gasol, aún con muchísimos recuerdos de Jordan en cada silla del United Center y en el mismo utillero de los Bulls, John Ligmanowski, el aquí firmante coincidió con Sam Smith por última vez hasta hoy. "Aunque la NBA y el mismo juego han cambiado como otro mundo desde aquellos años -¿quién podría haber imaginado cuánto...?-, los Chicago Bulls quedaron como una marca consolidada en el mercado internacional desde la era de Michael Jordan. Después de Jordan y todo lo que hizo con este club, los Bulls van a permanecer por mucho tiempo y hagan lo que hagan en los primeros puestos de marcas vendidas por la NBA en ese mercado internacional". Eso decía Sam Smith, todavía en 2015... y por eso se ha escrito este artículo. Siguen en vigor 'The Jordan Rules': 'Las Reglas de Jordan' aquel arriesgado, valiente libro que Smith también firmó y dedicó al aquí firmante. También podría ser... 'Jordan Rules': 'Jordan gobierna'. Hoy, en 2020, casi como en 1991 o 1998... no hay un último baile. En el aire siempre está 'Air'. El aire es de... 'Air Jordan'.