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'Black Power', Poder Negro... y sus misioneros, Tommie Smith, John Carlos, Lee Evans, Kareem, Ali....

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
14/06/2020

Mission: Impossible. Ni con #BlackLivesMatter. Ni antes... ni después de Martin Luther King y la saga de los hermanos 'patricios' John y Robert Kennedy, con sus trágicas muertes, entre 1963 y 1968. Resulta casi imposible resumir/concentrar adecuadamente en un solo texto los avatares del conflicto racial en los Estados Unidos de América... del que aún en mayo de 2018 quedaba por extirpar una raíz tan sólida como la que desbrozó el llamado 'Perdón Presidencial' a John Arthur Johnson, 'Jack Johnson', el llamado 'Gigante de Galveston' que fue el primer boxeador afroamericano campeón mundial de los pesos pesados: entre 1908 y 1915.

En 1913, Jack Johnson resultó condenado a un año de cárcel por 'transportar entre Estados a una mujer blanca, con su sola compañía y con propósitos inmorales'. Johnson, el superclase titán de Galveston (nacido en 1878, 1,85 de altura, 1,88 de alcance de brazos, destructor de tantas 'Grandes Esperanzas Blancas')... había violado la ley llamada 'Mann Act'. Una normativa que hoy resultaría inconcebible y que el viento ya se ha llevado. Actualmente, la mujer a la que Johnson acompañaba se trataba de una prostituta llamada Bella Schreiber. De inmediato, Johnson huyó a Europa para no cumplir la condena, pero no tuvo otra que regresar a América, en 1920... y allí cumplió diez meses de cárcel en la Prisión de Leavenworth, Kansas. El perdón oficial a Johnson (muerto en 1946 en accidente de tráfico, en Chicago) estuvo sobre la mesa de varios presidentes de EE UU entre los Siglos XX y XXI. En 2009 y 2015 se le planteó el asunto al mismísimo Barack Obama... quien no firmó el perdón ante varios informes oficiales que lo desaconsejaban, según portavoces del propio Obama (Robert Gibbs, Eric H. Holder Jr.)  'por los numerosos casos de violencia doméstica en que Johnson se vio envuelto': estos eran mayoritariamente con mujeres... blancas. 

Y todo, según informó 'The New York Times', con fecha 24-5-2018: esta fue exactamente la fecha en la que Donald J. Trump, 45º Presidente de los Estados Unidos de América firmaba el 'Perdón Presidencial' a Jack Johnson, tras campaña favorable sustentada por el actor Sylvester Stallone ('Rocky', 'Rambo'...) y en cuyo cierre y firma se hallaron presentes, junto a Trump, el propio Stallone más dos campeones mundiales de los grandes pesos, Deontay Wilder y Lennox Lewis; el presidente del Consejo Mundial de Boxeo (WBC), Mauricio Sulaimán, quien aportó el cinturón del Consejo de campeón mundial de los pesos pesados... y una bisnieta de Johnson: Linda Haywood, de Chicago. "Ciertamente, Mr. Johnson fue un gran boxeador de verdad, que tuvo una vida durísima y que cumplió diez meses en una prisión federal por lo que muchos vieron como una injusticia de motivación racial; la suya fue una pena injusta que hay que situar durante un periodo de tremenda tensión racial en los Estados Unidos de América y que no comprendo aún cómo ninguno de mis antecesores ha podido revocar", dijo entonces Donald J. Trump. Entonces: el 24-5-2018. Y con un punto de sarcasmo, no cabe duda. 

OWENS; LUTHER KING, LOS KENNEDY... Entre otros incontables incidentes -otro campeón de los pesos pesados, Sammy Langford, rival de Paulino Uzcudun, usó el alias de 'El Chico de Alquitrán'-; el mismo Joe Louis Barrow era 'El Bombardero Moreno', todo ello impensable hoy día, entonces fueron estallando las proezas de James Cleveland, 'Jesse' Owens, el nieto de esclavos de las cosechas de algodón de Alabama que asombró al mundo -y a Adolf Hitler- con sus cuatro medallas de oro (100 y 200 lisos, 4X100 y salto de longitud) y todas sus proezas en los Juegos Olímpicos de 1936: en aquel Berlín, la gran tienda de batalla del Canciller nazi, entre nubes de esvásticas, la 'Hakenkreuz', y aclamaciones constantes de 'Sieg Heil' al 'Reichkanzler' Hitler. "Jesse tenía ese poder en sus piernas, esa velocidad cegadora, deslumbrante; en su estilo no había defectos ni una sola señal de esfuerzo extra... todo en Jesse era tan suave como la brisa del Oeste", describía el fenomenal reportero Grantland Rice, presente en aquel Berlín olímpico y nazi. "Los americanos ganan sus medallas gracias a que durante los Juegos Olímpicos convierten en atletas a sus servidores negros; y ya sabemos cómo tratan allí a los negros", afirmó el propio Hitler.

Al regreso de Berlín, siempre en el buque 'US Manhattan'... Franklin Delano Roosevelt, 32º Presidente (del Partido Demócrata) de los Estados Unidos de América... se negó a recibir a Owens bajo el pretexto 'formal' (?) de que Jesse, quizá el mejor atleta de todos los tiempos -su récord mundial de 8,13 metros en longitud se extendió desde 1935 hasta 1960-... se pasaba al profesionalismo: para amasar algún dinero. Rechazado como 'profesional', Jesse Owens jamás volveria a competir en un evento atlético oficial después de 1936. 

Cabe agregar que en aquellos Juegos de Berlín, entre todos los 'Sieg Heil', el Comité Olímpico de los EE UU (USOC) accedió a la extorsión del nacionalsocialismo alemán contra los judíos y apartó de las carreras de relevos 4X100 a sendos espléndidos velocistas de origen judío... que eran compañeros del propio Owens y se habían ganado su puesto en el equipo USA de relevos: Marty Glickman y Sam Stoller. Todo sucedió con el visto bueno del racista filonazi Avery Brundage, presidente del USOC... y después, del Comité Olímpico Internacional: lo fue, por ejemplo, en los candentes Juegos Olímpicos de 1972, los de la masacre de 'Septiembre Negro' en Múnich: de nuevo, tenía que ser en Alemania. "Aquel veto a Glickman y Stoller en Berlín fue una situación terrible de la que aún no sé cómo supimos escapar vencedores", reflexionaría muchos años después en 'The New York Times' otro de los compañeros velocistas de Owens en Berlín: Ralph Metcalfe, también afroamericano. Owens murió en 1980, de cáncer de pulmón, con 66 años: era fumador empedernido, nunca dejó el tabaco... y hasta el fin de sus días rehuyó, molesto, las preguntas sobre Glickman -que murió en 2001 tras haber sido locutor oficial de los New York Knicks de la NBA- y Stoller. Palabra de Jesse Owens sobre el veto de Brundage a 'sus' judíos: "Fue algo que ocurrió en el pasado, supimos sobreponernos y ganamos nuestras medallas de oro, no hay mucho más que hablar". 

Desde los tiempos de Jack Johnson, Roosevelt y Owens, y hasta estos días, las marchas y gestos de protestas raciales apenas han dejado de suceder. En 1955 y en Montgomery, Alabama, la modista negra Rosa Parks se negó a ceder su asiento de autobús a un blanco, tal como marcaba la ley del Estado (sudista). El gesto de Parks fue una raya en el agua de la vieja Confederación. En 1962, a causa de la no aceptación del activista afroamericano James Meredith en la Universidad de Mississippi (otro Estado sudista), con los disturbios consiguientes y entre la masiva reacción adversa de los extremistas blancos... tocó a John Fitzgerald Kennedy (Partido Demócrata, 35º Presidente de los Estados Unidos de América) pronunciar uno de sus mejores y más emocionantes discursos. Meredith había sido admitido en la Universidad de Mississippi sólo después de una serie de sentencias de diversas instancias judiciales. 

Y el 30-9-1962, poco más de un año antes de caer masacrado en Dallas, John F. Kennedy dijo al pueblo de los Estados Unidos: "Queridos conciudadanos... en resumen, los americanos son libres para no estar de acuerdo con una ley; pero no para desobedecerla. En el Gobierno de las leyes y no de los hombres, ningún hombre, por prominente o poderoso que sea, y ninguna masa, por ingobernable o tumultuosa, están autorizados a desafiar a una Corte judicial. Si alguna vez, este país alcanzara el punto donde algún hombre o grupo de hombres, por la fuerza o la amenaza de la fuerza, pudieran desafiar de largo los mandatos judiciales y nuestra Constitución... entonces, ninguna ley se mantendría fuera de las dudas, ningún juez estaría seguro de sus autos y ningún ciudadano estaría seguro en relación a sus vecinos". Sólo cabe añadir que todo ciudadano de todo país debería recordar estas palabras. Siempre.

El 28 de agosto de 1963, el Dr. Martin Luther King Jr. lideró en el Monumento a Abraham Lincoln (16º Presidente de EE UU, Republicano) la llamada 'Marcha sobre Washington por el Trabajo y por la Libertad', en favor de las aprobaciones de la Ley de los Derechos Civiles (1964) y de la nueva Ley de Derecho al Voto (1965). Fue cuando King pronunció el famosísimo discurso que arrancaba... "I Have a Dream":  'Yo tengo un sueño...'.  La asistencia se calculó en torno a 300.000 personas. Apenas se produjeron otros incidentes que las actuaciones de los cantantes 'folk' Bob Dylan, Joan Baez -también cantaron a dúo-, Peter, Paul&Mary, el discurso de otra 'show-woman', la célebre Joséphine Baker... y el discurso del encarcelado activista de Louisiana James Farmer, discurso leído por Floyd McKissick: "Las protestas no deben parar hasta que los perros dejen de mordernos en el Sur y las ratas dejen de mordernos en el Norte".

El 22-11-1963, en Dallas, Texas, balas explosivas de un fusil 'Mannlicher Carcano' hicieron volar los sesos de 'Mr. President', John F. Kennedy. El 4-4-1968 le llegó la hora a Martin Luther King Jr. (que ya había sido encarcelado y había recibido atentados): MLK fue acribillado en el Lorraine Motel de Memphis por el fanático 'lobo solitario' blanco James Earl Ray: que ya no vive, así como Lee Harvey Oswald, el 'exmarine' (presunto) asesino de JFK, tiroteado a quemarropa y casi de inmediato (24-11-63) en la propia Dallas por el gánster Jack Ruby. Muy poco después de King, el 5-6-1968, cuando la Guerra de Vietnam rugía, destrozaba el Sudeste asiático y entre el 'napalm' de sus propios B-52 rasgaba las fibras del tejido interno de los Estados Unidos de América (ahora bajo el mandato del Demócrata Lyndon B. Johnson, 36º Presidente, y de su Secretario de Defensa, Bob McNamara)... también fue baleado Robert Francis Kennedy, RFK, ex Fiscal General junto a su hermano John y abrumador favorito de las elecciones de 1968 con el Partido Demócrata: elecciones que ganó el republicano Richard Milhous Nixon. Al fin, Nixon: 'Tricky Dicky': 'Ricardito el Tramposo'. Sirhan Bishara Sirhan, asesino de RFK, palestino-jordano (en teoría, mató a RFK por presunta simpatía hacia Israel), vive aún encarcelado en San Diego, California. Ya llegaban, nada menos... los esenciales, telúricos Juegos Olímpicos de México: los del 'Black Power', los del 'Poder Negro.

MÉXICO 1968-'BLACK POWER'.- Seguramente, estos de 1968 fueron los Juegos Olímpicos en todos los tiempos que mayores hazañas atléticas hayan contabilizado. Fue una tormenta de proezas, después de un inicial, dramático baño de sangre por disparos de milicias paragubernamentales contra la revuelta estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco)... y fueron, también, los Juegos donde despertó y se alzó el 'Black Power', el llamado 'Poder Negro', enarbolado y enguantado por una extraordinaria generación de atletas estadounidenses. A través de los años y en diversos eventos, el firmante de este artículo tuvo oportunidad de encontrarse, fotografiarse y entrevistarse con John (Wesley) Carlos -con barba cana y gafas en nuestras imágenes-, Tommie C. Smith (sentado, con gafas) y Lee (Edward) Evans -este, siempre un punto agresivo, en pie ante el firmante-, los tres grandes protagonistas del 'Black Power' en el podio del Estadio Olímpico Universitario mexicano, a 2.240/2.250 metros de altitud: conviene retener este dato, porque semejante cota de altitud 'debilita' el aire ('thin air'), y al favorecer la penetración de los cuerpos en la atmósfera, hace mejorar considerablemente la calidad de los esfuerzos explosivos -como las carreras de velocidad, hasta 400 metros, o el salto de longitud-... mientras que penaliza duramente a fondistas medios y largos.

En los años 60, el 'Black Power', el 'Poder Negro', había crecido como un movimiento concentrado en torno a la San Jose State University (SJS, 'Spartans') por el sociólogo Harry Edwards, de Illinois (buen amigo de Luther King y otros líderes afroamericanos) y su 'Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos', 'Olympic Project for Human Rights', 'OPHR'. Esto, entre movimientos con más raíces y cargas violentas como los 'Black Panthers' ('Panteras Negras') de Angela Davis, bajo la inspiración de Malcolm X (otro asesinado)... y los fanatizados Musulmanes Negros de Elijah Muhammad, 'padre espiritual' de Muhammad Ali: el turbulento Elijah -de quien siempre se sospechó de planes activos contra el asesinado Malcolm X, su gran rival- fue el inspirador del cambio de nombre de Ali, nacido Cassius Marcellus Clay ('el mío era un nombre de esclavos', según el después Muhammad Ali). Con 2,05 de altura, Edwards era el pívot del equipo de baloncesto de SJS, antes de licenciarse en Sociología y marchar a Cornell para obtener el grado 'avanzado'. Hoy, Harry Edwards es profesor emérito en la famosísima Universidad de California/Berkeley, la cuna de la 'contracultura'. 

Antes de los Juegos de 1968, el llamamiento de Edwards a los atletas estadounidenses, lanzado desde el 'campus' de San Jose -donde también se encontraba con Tommie Smith, John Carlos, Lee Evans y Ronnie Ray Smith (College), todos entrenados por Lloyd 'Bud' Winter en la llamada 'Speed City', 'Ciudad de la Velocidad'-... se resumía así en 'Sports Illustrated': "Durante años, los negros de América hemos partícipado en los Juegos Olímpicos, llevando a los Estados Unidos a nuestras espaldas (N. B... justo lo que Adolf Hitler sostenía); ahora, las relaciones interraciales son peores que nunca, incluso se está disparando a gente en las calles... no perseguimos que haya derrotas americanas en los Juegos Olímpicos ('Olympics')... es algo inmaterial: si los americanos terminan los primeros, será bonito; pero si van al puesto 14, pues también. Pero es tiempo de que el pueblo negro se alce y sus hombres y mujeres se nieguen a ser utilizados como simples animales que actúan por un poco más de comida para perros. Debéis de ver que esta puede ser nuestra última oportunidad para arreglar esta stuación de injusticia sin llegar a la violencia". 

Edwards y los suyos apuntaban a la dimisión -por 'racista'- de Avery Brundage, aquel presidente que hemos ciitado del Comité Olímpico Internacional y del USOC de EE UU en los Juegos de Berlín, en 1936. Edwards y su grupo reclamaban la devolución del título de campeón del mundo de boxeo en los pesos pesados a Muhammad Ali, suspendido por negarse al reclutamiento para Vietnam. El 'racismo' consabido de Brundage se veía exacerbado por sus devaneos con los regímenes de 'apartheid' existentes en aquellos momentos en Sudáfrica y en Rhodesia: actualmente, Zimbabwe. Más allá de pistas, piscinas o albercas, pabellones y gimnasios, el duelo Edwards-Brundage era el verdadero 'Duelo en la Cumbre', el duelo en la Alta Sierra o altitud de 'México City'. 

Así, en noviembre de 1967, en plena erupción de la Guerra de Vietnam, de la 'contracultura' en Berkeley y del 'gang' motociclista de Los Ángeles del Infierno en las autopistas californianas, Edwards reunió a los 200 'asociados' a su proyecto en la Second Baptist Church de Los Angeles, California: la Segunda Iglesia Baptista de Los Angeles. La idea era plantear el boicot de los atletas negros estadounidenses a los Juegos de México. Entre esos 200 se contaban unos 50 deportistas, tan destacados y tan señalados aspirantes a medallas como Tommie Smith, John Carlos, Lee Evans, Ronnie Ray Smith, Otis Burrell, Ron Copeland... y el baloncestista (de UCLA) Lew Alcindor: el pívot de 218 centímetros de altura muy poco después conocido por su nombre islámico: Kareem Abdul-Jabbar, en fin, el máximo anotador histórico de la NBA: en una de las imágenes, con el aquí firmante, Kareem se toca con gorrita de 'UCLA', la mítica Universidad de California en Los Angeles, en el 'campus' de Westwood. 

Alcindor -que también tenía ofrecido un trabajo bien pagado en Nueva York, ese mismo verano del 68 y por su altura estaba excluido del reclutamiento activo para servir en Vietnam- fue uno de los más activos en favor del boicot, con estos argumentos: "Cuando vives en una sociedad racista, tienes que reaccionar, y este es mi modo de reaccionar. Nosotros no vivimos un infierno porque seamos cristianos o algo así. Vivimos un infierno porque somos negros". Lee Evans estaba prácticamente de acuerdo con Alcindor (quien hoy escribe: "Vietnam, y no sólo las luchas raciales, había terminado de trocear al país"). Tommie Smith -hasta septiembre de 1968, plusmarquista mundial de 400 lisos con 44,5, fascinante y esbelto en sus 191 centímetros de altura- apuntó a que si había una decisión asamblearia en favor del boicot, él boicotearía, pero que se necesitaba una mayoría 'suficiente'. 

Esta mayoría no apareció porque importantes atletas en activo, como los saltadores Ralph Boston, Art Walker o Bob Beamon, más algunas grandes glorias del pasado, tan relucientes como el mito esencial Jesse Owens, el antílope de ébano en el Berlín de Hitler, Bob Hayes o Rafer Johnson desaconsejaron el boicot. Alcindor sí acabó renunciando al equipo olímpico estadounidense de baloncesto (como también harían Wes Unseld, Calvin Murphy y Elvin Hayes, el sensacional pívot de Houston: pero es que Hayes ya tenía firmado un contrato en la NBA, en San Diego Rockets)... lo que en absoluto impidió el oro de Estados Unidos, que -bajo el liderazgo de Spencer Haywood y Jo Jo White- barrió en cada partido: para empezar, un 81-46 sobre España. Y 65-50 a Yugoslavia en la final. En semifinales, Yugoslavia había vencido a la URSS por 63-62. Por cierto, la España de Luyk, Emiliano, etc. concluyó en un digno séptimo puesto.

LAS HAZAÑAS: BEAMON, SMITH, EVANS...- En la tarde bochornosa del 18 de octubre de 1968, y en el Estadio Olímpico Universitario de la Avenida de Insurgentes, México D. F, el neoyorquino Bob Beamon, de la Universidad de Texas-El Paso (algo alejado, pues, del 'caldero' de San Jose State) se disparó, literalmente, a un vuelo de 8,90 metros en su primer intento de la final del concurso de longitud... a la que había pasado con un salto de 8,19 metros en la calificación: después de batir a tres pies de la tabla. O sea... a 915 centímetros. Técnicamente, ese de la calificación era ya, pues, un salto que superaba los nueve metros, algo que había anticipado el propio Ralph Boston, plusmarquista mundial de entonces: con 8,35. Así lo describió Beamon, de 1,90 de altura por 71 escasos kilos: "Yo estaba para 10.10 en los 100 metros. Rapidísimo, rapidísimo. Me entrenaba con Tommie Smith y John Carlos, solo con ellos, tipos que podían bajar de 10.0. Todos los días a tope, velocidad a tope. Y eso se ve en mi salto de 8,90, se ve en mi carrera, fue increíble, tan rápida como un rayo... Nunca en mi vida hice pesas. Solo corría. La fuerza y las pesas, lo que hacían los soviéticos, te hipertrofia los músculos, los hace rígidos, y el salto es lo contrario, el salto es músculo relajado, flexible. Además, yo batía con las dos piernas. La buena era la derecha, pero con la izquierda yo había llegado hasta 8,30". Bob había comenzado en los saltos como un excelente 'triplista', pero también podía hacer hasta 20 agotadoras series de 200 metros en un solo día: nada menos que junto a Smith y Carlos. 

El vuelo de Beamon, el vuelo que dejó en 'shock' al mundo y al propio protagonista fue un inconcebible planeo, carrera incluida, de seis segundos, el primero de la final, con 0,93 segundos en el aire, tras 19 pasos y 44 metros de carrera. El impulso le hizo volar casi hasta los dos metros de altura, con un ángulo de 24 grados. Llegó hasta una marca de 8,90 metros, ya casi afuera del foso de longitud: 29 pies con dos pulgadas y media. El visor óptico telemétrico de los jueces no podía medir el salto. Su máxima medida llegaba a 8,60 metros. A través de un proceso que se extendió por media hora, los jueces tuvieron que utilizar la cinta métrica. Como Beamon no comprendía la medición en metros, cuando el 8.90 saltó en la pantalla 'Omega' del Estadio... Ralph Boston se lo tuvo que descifrar a Beamon, y cuando Boston lo hizo y le sacó de la medición 'por pies'... Beamon se mareó y, casi desmayado, cayó de rodillas, como suplicante ante un milagro. 

Los Harlem Globetrotters quisieron fichar a Bob Beamon porque, con 16 años, era capaz de tocar la parte de arriba del tablero de baloncesto y de 'zambullirse' sobre el aro de baloncesto con las dos manos. Tras el 8,90 (que sólo sería superado por los 8,95 de Mike Powell en 1991, en el memorable concurso del Mundial de Tokio, frente a frente Powell con Carl Lewis)... Beamon ya no volvería a saltar, ni en México ni en ninguna otra parte: había perdido la motivación. "Si no hubiera saltado los 8,90, quizás habría sido presidente de los Estados Unidos", dijo Bob Beamon en una entrevista en 'El País', en noviembre de 2018. Se quedó tan pancho, claro. ¿Y del 'Black Power, qué...? "No, no, para nada. Nunca. Yo estaba en mi burbuja, no pensé en nada fuera de ella".

PUÑOS Y GUANTES NEGROS EN 200 METROS.- Como queda dicho, San Jose, en California, se había convertido en la 'Speed City'; en sus pistas, Bud Winter era el catedrático supremo. Increíblemente, todo cayó en desuso tras la muerte de Winter (1985), e incluso la pista más carismática de los 'Spartans' fue demolida y transformada en un 'parking': la pista ancestral de San Jose State donde entrenaban aquellos felinos; en 2018 se repondría el programa de atletismo, bajo la inspiración de Tommie Smith y John Carlos. Pero, con o sin Winter, y como si fueran a desembarcar en Iwo Jima o en... Berlín, los velocistas estadounidenses tocaron y derribaron barreras inhumanas en México en longitud, 100, 200 y 400 metros lisos. El 14 de octubre de 1968, y sobre 100 metros, James Ray 'Jim' Hines (de Texas Southern, entrenado por Jim Coleman), bajó por vez primera en la historia de los 10 segundos electrónicos. En una y 'un'  final electrizantes sobre el tartán novísimo y flexible, de la Avenida de Insurgentes, Hines atrapó el oro con 9.95, tras corregirse la medición inicial en 'flash' de 9.89 (lo que se achacó a la fobia de Brundage contra los afroamericanos...), por delante del jamaicano Lennox Miller (10.04) y de Charlie Greene (10.07), destacado miembro del 'Black Power' estadounidense que acabó arrancándose las letras 'USA' de su ropa de entrenamiento. Pero Hines, que de inmediato se fue a jugar a fútbol americano (Miami, Kansas), poco o nada tenía que ver con el 'Black Power'. Hines, Greene, Pender y Ray Smith volaron en 4X100 para un nuevo récord mundial: 38.24. El récord de Hines duró hasta los 9.93 de Calvin Smith en 1983. Pero la gran tormenta del Poder Negro aún estaba por estallar en Ciudad de México.

En la final de 200 metros, el 16 de octubre de 1968, Tommie Smith, hijo de un recogedor de algodón de Clarksville, Texas, explotó como una centella a a la salida de la curva y cerró la distancia en menos de 20 segundos: 19.83... abriendo los brazos en cruz como unos diez metros antes de la meta. Era una marca sideral... que Smith (44,5 en 400, recuérdese), claramente, podía haber mejorado de no extender los brazos con tanta antelación. Con registro de 20.06, el australiano Peter Norman (blanco, muerto en 2006) firmó la plata entre Smith y John Carlos: al fin, bronce, en 20.10. El prodigioso, celestial Tommie Smith, al que uno prácticamente puso en un avión Atlanta-Madrid en 2008, era el séptimo de la docena de hijos de aquel recogedor de algodón de Clarksville: quien recibía de sus feroces capataces variadas y salvajes palizas dentro de un tratamiento semiesclavista. 

Pero bajar de 20 segundos en 200 metros era una barbaridad, era algo que sólo había conseguido el propio John Carlos, con 19.75, en las pruebas de selección ('Trials') del equipo de Estados Unidos, en la silvestre pista californiana de Echo Summit, junto al Lago Tahoe. Aquella marca de 19.75 de John Carlos en los 'trials' junto a Lake Tahoe no fue homologada. En Echo Summit, Carlos había firmado el 19.75 con las zapatillas llamadas de efecto 'brush' ('cepillo'), por ofrecer un excesivo número de clavos. Pero quedaba lo más fuerte. Antes de subir al podio, en el vestuario, Smith sacó dos guantes negros de su macuto y dijo a Carlos (que venía de Nueva York, de trabajar en escenarios infernales en el corazón venenoso de Harlem)... "John, ha llegado el momento. Aquí se quedan todos estos años de sufrimiento y pánico. Yo voy a hacerlo. Tú decides lo que quieras"."De acuerdo. Yo también lo haré", replicó John Carlos. 

Smith entregó a Carlos el guante izquierdo y él se quedó con el derecho. Los dos tenían miedo de que les dispararan y así se lo confesaron al aquí firmante en sendas entrevistas. De que les iban a disparar... era algo de lo que John Carlos estaba prácticamente seguro. Y dijo a Smith: "Tommie, si nos disparan, tú ya conoces bien el sonido de un tiro. Muévete rápido". Nunca antes se había aprovechado una ceremonia olímpica para una protesta política. 

Tommie Smith hizo una última observación a John Carlos. "Lo que vamos a hacer tiene que estar cargado de dignidad y emoción. Es una protesta como un acto militar. El himno americano y la bandera son algo sagrado para mí". Peter Norman les apoyó y se puso en el pecho la pegatina del OPHR de Harry Edwards. Smith y Carlos escucharon el 'Star-Spangled Banner' con los dos puños alzados y enguantados, el símbolo y símbolos icónicos del 'Black Power' por los siglos de los siglos. Carlos se desabrochó la chaquetilla, 'en recuerdo a los trabajadores'. Smith se ceñía al cuello un pañuelo negro. El 'marcón' de Smith estuvo vigente hasta los 19.72 de Pietro Mennea en 1979... también en el Estadio Olímpico Universitario de México, único récord mundial batido allí a partir de 1968. Entretanto, el mismo Brundage, que había aceptado sin rechistar el saludo nazi en los Juegos de 1936, en Berlín, ordenó la expulsión inmediata de Smith y Carlos del equipo de EE UU y de la Villa Olímpica. Como se presentaron dudas (razonables), Avery Brundage amenazó con descalificar a toda la delegación estadounidense, y, entonces sí, Smith y Carlos fueron expulsados. También razonablemente, Ralph Boston repuso: "El resto del mundo piensa que esta ha sido una conducta positiva y para nada despectiva. Tristemente. esto último sólo se piensa en los Estados Unidos de América. Y eso es malo para todos". 

La revista 'Time' -que en 1938 había declarado 'Hombre del Año' a Adolf Hitler- hizo su portada de ese mes de 1968 con los cinco aros olímpicos y las palabras "Angrier, Nastier, Uglier" ('Más rabioso, más molesto, más feo'), en vez del clásico lema olímpico "Faster, Higher, Stronger" ('Citius, Atius Fortius', 'Más rápido, más alto, más fuerte'). Smith y Carlos pasaron varios años recibiendo amenazas de muerte lo que, según John Carlos, condujo a su mujer a la depresión y el posterior suicidio. Al fin, aceptaron viajar para algunos actos (como aquel de Madrid) y como asesores de selecciones estadounidenses a Campeonatos. Les alegró muchísimo el triunfo presidencial de Barack Obama en las elecciones presidenciales de 2008, pero en 2010... Smith sacó a subasta sus trofeos y medallas, incluyendo el oro de México y del 'Black Power' por un precio de salida de 230.000 dólares. 

400 METROS LISOS: LA PANTERA EVANS.- El 18 de octubre, el mismo día del salto/planeo de Beamon, casi todo lo demás había saltado por los aires. 'Down with Brundage', 'Abajo (con) Brundage', rezaba una pancarta que colgaba de las habitaciones estadounidenses en la Villa Olímpica. Smith y Carlos ya habían sido expulsados de los Juegos, y sólo una hora después del vuelo sin motor de Bob Beamon... el bochorno de una tormenta otoñal se cernía sobre el altiplano de la capital azteca. A las 15:00 horas iba a comenzar la final de 400 metros lisos... con el californiano Lee Edward Evans en acción. Evans: uno de los cabecillas más insignes del OPHR de Edwards... y con una fiera obsesión inicial por batir la plusmarca de Smith en la vuelta a la pista: 44,5. Como si fuera Jack Nicholson en 'El Resplandor', Evans, en las reuniones y clases con Edwards, sólo garabateaba en su cuaderno de notas... '44,3, 44,3, 44,3'. Era la marca en la que -pensaba- podía dejar establecido en México el récord mundial de 400 lisos: sólo que en septiembre, Larry James había dejado el récord en 44.19. Al fin, en unas circunstancias brujas, absolutamente irrepetibles, justo antes de la tormenta, con altísima humedad relativa, ráfagas ocasionales de viento y el aire extraordinariamente límpido, Beamon había volado a 8.90 metros. Y sólo una hora después, Evans iba a correr los 400 metros en 43.86, otro fantástico récord del mundo... con Larry James, segundo, en 43.97. Cuando acabó Evans... vino el diluvio. En el Ali-Foreman de 1974, en Kinshasa, ocurrió algo muy parecido. 

A los 350 metros, Evans (exactamente, de Madera, California), que había resistido la rugiente carga de James, atacó como un poseso o un felino rabioso: y destrozó la carrera: una pantera negra, 'Black Panther', llena de cólera. Desenfrenado e irrepetible, Evans cruzó la meta en 43.86: la primera vez que un hombre bajaba de 44.0 en la vuelta completa a la pista. Le siguió James (ya fallecido), con sus tremendos 43.97. Tercero fue otro 'Black Power', Ron Freeman: 44.41. Cada uno de los tres tiempos habría sido récord mundial sólo un mes antes, antes de los 44.19 de James en septiembre. "Este es un oro de tres hombres del 'Black Power', es un oro del 'Black Power", proclamó Evans, que subió al podio tocado con la boina negra del movimiento de los 'Black Panthers'... al igual que James y Freeman. Los tres saludaron, sonrientes, con las boinas. Esta vez, Brundage ya no se atrevió a tomar represalias, aún calientes los 'cadáveres' deportivos de los expulsados Smith y Carlos.

El 20 de octubre, junto a Vince Matthews, Freeman y James, y con Evans de nuevo desencadenado, el relevo 4X400 de EE UU impuso una plusmarca mundial de 2:56.16, con treinta metros de ventaja sobre Kenya, plata (con Daniel Rudisha, el padre de David Rudisha, en el equipo africano). En la segunda posta, lanzado, Freeman marcó... 43.2, algo sideral en esos mexicanos días del trueno. Este monstruoso récord del relevo 4X400 se igualó dos décadas después en los Juegos de 1988, en Seúl... pero no cayó hasta 1992, en Barcelona,  cuando Andrew Valmon, Quincy Watts, Michael Johnson y Steve Lewis lo superaron con 2:55.74. Los cuatro de México subieron al podio con las boinas negras y desfilaron puño en alto por el Estadio Universitario de Insurgentes, nada lejos de la Plaza Monumental mexicana: 'El Toreo'. 

Para los Juegos de 1972, en Múnich, Evans sólo se pudo clasificar para el relevo estadounidense 4X400... que no pudo competir por las descalificaciones de Matthews y Wayne Collett, tras otra protesta (desenfrenada y grotesca) de 'Black Power' después de la final de 400. El récord individual de Evans, 43.86, perduró por 20 años, hasta que Harry 'Butch' Reynolds, de Ohio State, se plantó en 43.29 en la celebrada Weltklasse de Zúrich del 17 de agosto de 1988. Lo primero que hizo Reynolds, aquella noche de Zúrich, fue pedir que le buscaran el teléfono de Evans, que por entonces entrenaba a 'sprinters' en Camerún, para regañarle con todo el cariño. Asi: "¿Por qué me lo dejaste tan afilado, tan difícil...?" Evans entrenó durante varios años en África, Nigeria, Camerún, etc... y en la Southern Alabama University. En 2004, en el Mundial 'Indoor' de Budapest, con el equipo de EE UU y entrevistado por quien suscribe, Lee Evans declaró, genio y figura: "La situación apenas ha cambiado en EE UU desde 1968 y el 'Black Power'... antes de cumplir 20 años, dos de cada tres jóvenes negros han sido muertos o heridos en un tiroteo o han visitado la cárcel. Nos seguimos enfrentando a gobiernos criminales". Lee Evans se casó con Prince, una refugiada liberiana, y entre 2012 y 2014, ya viviendo en San Francisco, sin apenas recursos... contrajo un tumor cerebral del que le rescató su fortaleza salvaje de... 'pantera negra'.

Aquellos de México fueron tambíén los Juegos donde Wyomia Tyus, estadounidense de Georgia, ganó los 100 metros, dejó el récord del mundo en 11.08 y se convirtió en el primer ser humano que ganaba dos finales olímpicas en sendos Juegos en fila.Tyus dedicó su victoria a los represaliados Tommie Smith y John Carlos, Ni Tyus ni ninguna otra mujer de la época pudo participar en el OPHR de Edwards: que sólo aceptaba a hombres. En esos Juegos mexicanos, Dick Fosbury, oregoniano de Portland, saltó 2,24 metros en altura, medalla de oro, con el 'Fosbury Flop', la novedad de enfilar el salto con la espalda hacia el listón, en lugar del anterior, anticuado y 'soviético' estilo de 'rodillo ventral'. Kipchoge Keino -después, Ministro de Deportes y Presidente del Comité Olímpico de Kenya- liquidó a Jim Ryun (con unos prodigiosos 3:34.9, a 2.250 metros de altitud) en la final de 1.500 metros: era la primera gota del torrente de hegemonía africana que iba a devorar el medio y gran fondo mundiales. El oro de Keino y, previamente, el de Naftali Temu en 10.000 metros fueron las primeras medallas´olímpicas de oro para Kenya. 

En los pesos pesados de boxeo, George Foreman arrancó el oro para los Estados Unidos de América (como Muhammad Ali en 1960 y Joe Frazier, en 1964)... y 'Georgie' recibió la medalla dorada con una no demasiado apropiada banderita de barras y estrellas: esto le costó a Foreman el eterno repudio de la comunidad afroamericana más radical. Muhammad Ali se lo iba a recordar a Foreman en 1974, en 'The Rumble in the Jungle', en Kinshasa. En gimnasia, la checa Vera Caslavska pulverizó, con cuatro medallas de oro y dos de plata, el 'imperio' de una Unión Soviética... cuyos tanques 'Josef Stalin IS-II' habían invadido Praga unos pocos meses antes. En el 100 libre de natación, Mark Spitz, que 'se' había anticipado a si mismo seis medallas de oro en la llamada 'Alberca Olímpica' fracasó ante el australiano Mike Wenden, y sólo pudo sumar cuatro medallas: dos 'oros' en relevos 4X100 y 4X200 libre, plata en 100 mariposa y bronce en 100 libre, donde Wenden se colgó el oro (como en 200 libre). Spitz se desquitaría de sobra en los Juegos de 1972, en Múnich, con siete fantásticas medallas de oro. Todo eso pasó en octubre de 1968, en la Ciudad de México. 

Después de 'todo eso', después de Harry Edwards, el 'Black Power', Brundage, Owens, Parks, Hines, Alcindor, Smith, Carlos, Evans, James, Beamon, Keino... los asesinatos de los Kennedy y de Martin Luther King... aún la NBA iba a vivir episodios de tensión racial, como el que desencadenaron en 1987 Dennis Rodman e Isiah Thomas cuando 'sus' Detroit Pistons perdieron lastimosamente la final de la Conferencia Este... ante los Boston Celtics de Larry Bird: otra 'Gran Esperanza Blanca'. "De no haber sido blanco,  Larry Bird sólo se habría tratado de otro buen jugador, sin más", lanzó Rodman, como un misil contra la decepción de una dolorosa derrota de aquellos 'Bad Boys' de Detroit en el séptimo partido del Este, en Boston. 

El fenomenal base 'Zeke' Thomas, 'Pocket Magic', secundó a Rodman (que se sentía odiado por el mundo), corroboró sus palabras -luego dijo que él lo había seguido 'en tono de broma'... y la NBA obligó a ambos 'Pistons' a pedir disculpas, algo que sólo hizo en persona el propio Isiah Thomas en Los Angeles, en vísperas de otra gran final Lakers-Celtics (4-2, Lakers). Thomas tomó la representación suya y de Rodman... y Larry Joe Bird, de West Baden/French Lick, Indiana, zanjó el asunto 'a su inimitable estilo': "No comprendo todo este follón ni que haya que venir aquí para aclarar nada... cuando a mí tan sólo mi madre me ha preguntado por esto, si había leído lo que había dicho Isiah. Hey, esto no es Rusia (N: todavía la Unión Soviética, en aquellos momentos de 1987)... y aquí cada uno es libre para decir cualquier cosa que quiera." Aquellos mismos furiosos, arrogantes, durísimos Pistons, dirigidos por Chuck Daly, gobernaron la NBA en 1989 y 1990: con una mano y defensa de pedernal que sometían incluso... al mejor Michael Jordan. 

En la primavera de 1992 estallaron los incendios en las calles de Los Angeles, bajo las teas y la metralla desatadas por la descomunal paliza policial a Rodney King. El 'rap' más osado de las Costas Este y Oeste se hizo con los guetos... donde siempre ha sido sumamente peligroso portar airosamente y por la cara unas zapatillas 'Air Jordan': ésas que, según el propio Michael Jeffrey Jordan... 'también compran los republicanos'. El 16 de octubre de 1995, una convocatoria múltiple de todas las organizaciones americanas, encabezada por Louis Farrakhan, neoyorquino del Bronx, y líder de la llamada 'Nación del Islam', intentó agrupar... un millón de afroamericanos en las calles de Washington D. C, la capital federal: 'The Million Man March' se quedó en... 837.000 personas (cifras calculadas al dedillo, con error entre 10 y 20%). Algunas frases de Farrakhan, sucesor de Elijah Muhammad, el 'mentor musulmán y 'padre espiritual' de Muhammad Ali: "Los judíos están llevando a los EEUU a la guerra... mis palabras están destinadas a descubrir el velo que cubre a Satanás". Pero no hubo mucho más.

El 13 de septiembre de 1996, en Las Vegas, Nevada, y en un ajuste de cuentas entre bandas 'raperas' cayó acribillado Tupac Amaru Shakur, el sensacional y exitoso autor de la Costa Oeste ('West Coast'). Señalado miembro del 'gang' de los 'Bloods', en Compton y Crenshaw Boulevard,  Los Angeles, Y eso que Shakur, nacido en Nueva York como Lesane Parish Crooks... era hijo de dos señalados activistas de los 'Panteras Negras' en los años 60 y 70: Afeni Shakur -Alice Faye Williams- y Billy Garland. 

De todo esto... se ha llegado a los desastres y episodios de hoy (recuérdese con sarcasmo el 'Perdón Presidencial' de Trump a Jack Johnson: a los 50 años de los Juegos de México). Pero, si han llegado hasta aquí y si alguna vez van a Washington D. C, por favor y por haber llegado hasta aquí, tómense un tren de 'metro' ('underground', 'tube') de la 'Blue Line'. Lo cogen en 'Rosslyn' (Avenue) y ya es sólo seguir una parada más. Ahí llegarán al Cementerio National de Arlington, en una señalada colina: 'Arlington National Cemetery'. Allí arden las dos llamas de los hermanos Kennedy, Robert y John, rodeadas por el discurso inaugural del 35º Presidente. "No te preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregúntate qué puedes hacer tú por tu país...". Y este firmante, que nunca ha votado por nadie, por ningún politicucho... sí votaría por un hombre llamado John Fitzgerald Kennedy. Se podía creer en ellos. En él, en JFK: ejecutado por la mafia. Es así de simple.