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Moscú-1980: los Juegos del 'Boicot', de Steve Ovett, Lord Coe... y la 'maldición' de Llopart y Gauder

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
22/11/2020

El fallecimiento -el pasado día 11 de este mismo noviembre, en Badalona- de Jordi Llopart Ribas, plata en 50 kilómetros marcha, primera medalla olímpica del atletismo español, ha devuelto a la actualidad lo que fueron 40 años atrás, los XXII Juegos Olímpicos de la Era Moderna y 'Primeros del Boicot' (por la intervención soviética en Afganistán): los Juegos Olímpicos de Moscú. Esto, antes, durante o añadido a las penurias del mismo Llopart, bastante marginado en Cataluña por haber dedicado la medalla 'a España'. El corazón de Llopart se detuvo tras un fuerte infarto que le dejó en coma irreversible por unas pocas horas más. Sus órganos vitales fueron donados a la ciencia. Según Carlos Toro, en 'El Mundo, 'Llopart conoció, en unión de su segunda esposa, la ex marchadora lituana Sonata Milusaiskite, con la que tuvo dos hijas (tenía otras dos de su primer matrimonio), tiempos de penurias".

Así, cuatro personas subsistían en Badalona, en el domicilio de los Llopart-Milusaiskite con los 852 euros brutos que le quedaron de precaria jubilación al marchador de El Prat de Llobregat quien, además de la 'epatante' plata olímpica, también fue el primer campeón europeo del atletismo nacional: en 1978, en Praga... y al aire libre: Antonio Páez, en 800 metros, recibiría el primer oro 'indoor', en 1979.

El Comité Olímpico Español acudió en ayuda de Llopart, semiolvidado héroe de Praga y Moscú, para detener o siquiera atenuar su 'descenso a los infiernos'. Pero todo fue inútil... con un Llopart ya resignado: "En Cataluña me pusieron la cruz porque dediqué mis éxitos a España... ¿A quién representaba yo? Pues ya está. Ni tengo trabajo ni tengo nada. Tengo una mísera pensión de setecientos y pico euros y nada más. Pero ya he llorado mucho. No quiero llorar. Sólo quiero descansar. Por eso me he confinado en casa... para sobrevivir sólo necesito pan y agua", todo eso -y más cosas- decía Jordi Llopart en una de sus últimas entrevistas, en agosto pasado, con Sergi Font, en 'ABC'. 

Malévolamente, la muerte de Llopart cerraba la eliminación de este mundo... del trío completo del podio de 50 kms. marcha de los Juegos de Moscú: el propio Llopart, el soviético (bielorruso) Yevgeni Ivchenko, fallecido en 1999... y el campeón y medalla de oro: Hartwig Gauder, que representaba a la extinta República Democrática de Alemania (RDA, DDR): pese a haber nacido en Vaihingen, en la reducida mitad germana que entonces era la República Federal. Por una herencia, la familia de Gauder emigró a Erfurt (RDA) cuando el chico Hartwig apenas tenía seis años. Siempre sobre 50 kms. marcha y defendiendo a la RDA/DDR, Gauder fue campeón de la Copa del Mundo en 1985, del Mundial de 1987 y de los Juegos de Moscú, además de bronce en 1988, en los Juegos de Seúl, tras no asistir a los de 1984, en Los Ángeles, por el consabido 'contraboicot' del bloque soviético.

Tras la caída del Muro de Berlín y la Reunificación de Alemania, Hartwig Gauder aún alcanzaría el sexto puesto -diploma de finalista- en 1992, en los Juegos de Barcelona. En 1996, se le declaró una infección vírica en el corazón, lo que llevó a Gauder a un nuevo e insólito camino vital (que mereció incluso un 'film' documental en Alemania: se le desahució, se le adjudicó un corazón artificial, con el que vivió durante varios meses en Erfurt y al fin... recibió un trasplante de corazón. Ya 'trasplantado', con el corazón nuevo, Hartwig Gauder participó varias veces como 'discapacitado' en la New York City Marathon: una de esas veces por las calles y puentes de N. Y.... el maratoniano Hartwig Gauder fue descalificado por registrar un tiempo demasiado rápido: los 'discapacitados' tenían un 'registro mínimo', que Gauder sobrepasó.

Al fin, y hecho un héroe del deporte alemán por toda su lucha, logros y evolución vital, Hartwig Gauder falleció a los 65 años el pasado 22 de abril de este mismo 2020, siempre en Erfurt... y mientras se sometía a diálisis. Le asaltó un infarto, complicado mortalmente por la insuficiencia renal terminal. Como bien pronto le tocaría hacer a su gran rival y amigo Jordi Llopart... Gauder también donó sus órganos. Los deportistas olímpicos alemanes le rindieron varios homenajes; entre ellos resultó impactante la dedicatoria que le hizo en 'Instagram' la gran nadadora berlinesa Franziska Van Almsick, una de las últimas 'joyas' o 'walkirias' de las piscinas de la RDA, campeona del mundo, plurimedallista olímpica (diez medallas totales en Juegos de Verano, entre Barcelona y Sydney)... y expareja del polémico balonmanista internacional Stefan 'Kretzsche' Kretzschmar. Esto escribió Van Almsick: (" Gauder)... siempre fue un luchador de por vida... ¡nunca sólo por sí mismo, sino también por los demás! Por eso siempre te he admirado; lamentablemente nunca pude decírtelo personalmente ... La Deutsche Sporthilfe  (Atletas por la Donación de Órganos y Asistencia...  - defendiste tantas cosas - ¡te extrañaremos! Mi más sentido pésame para su familia y amigos".

OVETT, COE, ESPAÑA... Al margen de la eclosión de la marcha en España -gracias a Llopart y, sin duda, a Josep Marín, también de El Prat, quinto en 20 Kms. y sexto en 50 kms, también en el mismo Moscú-80-, los Juegos moscovitas, los Juegos 'soviéticos' resultaron ser bastante descafeinados y desangelados por el boicot de los Estados Unidos de América y...  50 países de su órbita, entre los que destacaron Alemania Occidental (ya República Federal, RFA), Japón, Kenya, Canadá y bastantes otros de África y Sudamérica. Esto favoreció, por ejemplo, el dominio del bloque entonces soviético en el fútbol, con Checoslovaquia, la RDA y Unión Soviética (con Rinat Dassaev de portero) en el podio del Estadio Lenin. Aquí, una España con Rincón, Buyo, Zúñiga, De Andrés, Urbano... quedó eliminada en la primera fase con tres empates, primero el 1-1 con los subcampeones de la RDA... y otras dos 'tablas' nada menos que con Siria y Argelia.

Ausentes los 'peces humanos' de la natación estadounidense (además de sensacionales figuras del atletismo como el mismísimo Carl Lewis o una jauría de grandes fondistas de Kenya), las piscinas también se quedaron reducidas al brillo de fenómenos del Pacto de Varsovia como el fondista soviético Vladimir Sálnikov o Bárbara Krause, Ute Geweniger, Andrea Pollack... las espléndidas 'walkirias', la división naval germana del Este. Pero en atletismo, dos carreras llamaron la atención sobre todas: y fueron los sendos fantásticos duelos entre los dos 'sires' del mediofondo británico, dos auténticos 'carros de fuego': Lord Sebastian Coe y Sir Steve Ovett. Mientras que Lord Coe (Chiswick, 29-9-1956, 1,75 de altura) fue Consejero Delegado de los Juegos de Londres en 2012 y hoy reina como presidente de la Federación Internacional de Atletismo, 'World Athletics'... Steve Ovett, Stephen Michael James Ovett, quizá menos conocido por el gran público y seguramente más lejos del foco... es quien aparece fotografiado con el aquí firmante (fotografiados por toda una leyenda, como es Giuliano Bevilacqua), cuando Ovett comentaba el Mundial de Atletismo de Helsinki (2005) para la televisión canadiense CBC, 'Canadian Broadcasting Corporation'. 

En esos turbulentos días de Moscú y del Osito 'Misha' -la mascota, cuyo programa fue vetado en TVE...-, Stephen Michael James Ovett (Brighton, Sussex, 9-10-55, 1,83 de altura) ya había batido varias veces la plusmarca mundial de 1.500 metros; era el 'favoritísimo' para colgarse el oro en la final del gran Estadio Lenin (Luzhniki). En un extraño giro del Destino -que en su momento ha sido glosado por firmas históricas del atletismo y la literatura mundiales-... Ovett cedió ante Coe el oro del 'milqui' y se hubo de contentar con el bronce (plata para Jürgen Straub, alemán del Este): en realidad, Ovett había tenido un inesperado 'desquite'... previo, al arrebatar a Coe su prueba o evento 'baby': los 800 metros, donde 'Lord Sebastian' bastante tuvo con la plata ante los latigazos del furioso ataque que lanzó un Ovett desencadenado: que quizá gastó ahí -en un 800 donde compitió casi 'para hacer pista'- las energías que le iban a ser de lo más preciso en las posteriores series y final del kilómetro y medio sobre el lento 'rekortan' del Estadio Lenin. En 1976, en los Juegos de Montreal, Ovett ya había firmado el quinto puesto en un '800' dominado por la imponente zancada del 'Caballo' y gran símbolo de Cuba: Alberto Juantorena Danger. Así recordó Ovett con el aquí firmante aquellas épicas, líricas carreras de Moscú entre los dos grandes 'carros de fuego' (y rivales mortales) del atletismo inglés:

"Siempre se trata de viejas historias... lo que pasó es que quizá en 1.500 no manejé bien la competición. Ahí cometí el error de dejar que impusiera el ritmo un alemán del Este, Straub. No lo conocíamos. Impuso un ritmo demasiado rápido. Me sentí confuso. Cuando quise reaccionar, era tarde. Coe luchó muy bien por reivindicarse tras el 800, pasó a Straub en el 'sprint' final, y yo acabé tercero. Lo que yo hacía era no tomarme las cosas demasiado en serio. Sebastian era más serio. Yo corría para disfrutar. En 800 metros llegué allí, vi que estaba bien y que podía ganar aquella carrera. Quería ganarla... y así lo hice. Disfruté haciéndolo. Era muy competitivo. El deporte sigue siendo básicamente el mismo: es terreno de los grandes competidores..."

"...Los españoles tenían en los años 80 los mejores corredores de 1.500 que nunca hayan tenido: José Luis González, José Manuel Abascal...pero las comparaciones no tienen mucho sentido. Es como si hubiéramos puesto a Sir Roger Bannister a competir contra Coe o Elliot. En nuestra juventud, el mejor era Jim Ryun, aquel elegante millero estadounidense al que daba gusto ver correr. El que fue casi mi hermano mayor fue John Walker, de Nueva Zelanda; él tiraba de mí. Coe contra Ovett, los dos, marcamos nuestra época, era 'nuestra', la época en la que vivíamos y estábamos. Después vinieron otras, con otra gente. No soy un animal político. Ni siquiera me interesa el fútbol. Me interesa vivir bien una buena vida y que mis hijos puedan proyectar lo mejor de sí mismos... el mundo y el deporte tienen estos cambios constantes. Si me hubieran controlado a mí me habrían encontrado demasiada cerveza, jejeje..."

En el triste edificio de estilo soviético que Gran Bretaña ocupaba en los Juegos de Moscú,Sebastian Coe y Steve Ovett ocupaban las dos habitaciones entre las que había más distancia. Se odiaban a muerte y se rehuían hasta en los grandes 'meetings' y en los aviones: esto, aunque siempre había organizadores con la cartera generosamente abierta para ellos. Ovett era el chico malo de la pareja; venció en Moscú en 800. Pero, a la inversa y con el favor de los medios, Coe se tomó la revancha en 1.500. Ovett siempre tuvo a la Prensa británica en contra. Un día, harto de atender a los informadores tendenciosos, Steve puso una silla encima de la mesa y dijo. "Pregúntenle a ella; de todas formas, se van a ustedes a inventar todo...". Y ya no volvió a hablar para los informadores británicos. Ya con la familia Ovett instalada en Queensland, Australia, Freddy y Alexandra Ovett, hijos de Steve y de Rachel Waller (el matrimonio se divorciaría posteriormente) practicaron atletismo con cierto éxito... hasta que Fred -que estuvo becado en la Universidad de Oregón- lo tuvo que dejar por una lesión de rodilla. se pasó al ciclismo profesional... y en 2016 llegó a fichar por el equipo ciclista vasconavarro del Caja Rural. Nick Ovett, hermano de Steve, fue olímpico en 'luge' con Gran Bretaña en los Juegos de Invierno de 1988 y 1992.

ESPAÑA (Y II): BALONCESTO Y BOICOT.- El boicot estadounidense también dejó a los Juegos de Moscú sin el gran morbo de otra de sus competiciones estelares: el baloncesto. Con Dave Gavitt y Larry Brown al frente, Estados Unidos había escogido una espléndida Selección -aunque no de la NBA-, en la que tenía que haber brillado con todo su esplendor... Isiah Thomas, el base, entonces en Indiana University (con Bob Knight) que en 1989 y 1990 iba a liderar a los Detroit Pistons a sendos títulos de la NBA. Thomas hubiera estado escoltado en Moscú por grandes figuras en ciernes y que iban rumbo al estrellato en la NBA: Mark Aguirre, Sam Bowie, Buck Williams, Rodney McCray... pero ese equipo no llegó a poner el pie en la Unión Soviética. Todo lo que pudo hacer fue ganar cinco de seis partidos amistosos que le montaron ante una serie de combinados de la NBA.

En el torneo 'de verdad', disputado de grupo en grupo, la España emergente de Antonio Díaz-Miguel logró la mejor plaza olímpica del baloncesto español hasta entonces: cuarto puesto, con derrota por 117-94 ante la Unión Soviética -donde concluía el ciclo de Sérgei Belov- en el partido por la medalla de bronce. La semifinal se perdió ante Italia: 89-95. En el primer Grupo de 'round robin' sólo se cedió por 91-95 ante la fenomenal Yugoslavia campeona de Dalipagic, Kicanovic, Delibasic, Slavnic, Jerkov, Cosic... el alero 'ametrallador' australiano Ian Davies apareció en la cima de los anotadores (29,6 puntos), con el hoy fallecido 'Chicho' Sibilio como séptimo anotador, a 21,6 tantos de medio, justo detrás de un prodigio como Dragan Kicanovic. Juan Antonio San Epifanio, 'Epi', cuya participación se vio comprometida hasta el fin por el servicio militar, fue el decimotercer anotador (17,5 de media), tras el checo Brabenec.

Apareció el 'cañonero' brasileño Oscar Schmidt (24,1 puntos, quinto anotador, tras Dalipagic) y España se metió en la lucha por las medallas gracias a un dramático triunfo sobre Cuba en la 'pole' final: 96-95, después de un impactante 110-81 sobre Brasil. Cuba aún contaba con la base del equipo (Abreu, Urgellés, Tomás Herrera, Calderón...) que se había colgado el bronce en el podio de 1972, en Múnich. En la final, el 30 de julio de 1980, tras el URSS-España por la medalla de bronce... 22 puntos de Kicanovic, 20 de Mirza Delibasic y 18 de Dalipagic llevaron en volandas a Yugoslavia ante una Italia donde brilló el mejor Renato Villalta: 29 puntos y 12 rebotes, con Generali y Meneghin en 13 y 12 tantos, sin más: 86-77 fue el marcador final para los 'plavi', en el único oro olímpico de la antigua Yugoslavia, campeona del mundo en aquellos momentos.

A aquellos Juegos de Olímpicos 1980, España acudió oficialmente como una representación del 'Comité Olímpico Español', COE, sin autorización formal del Gobierno (de UCD), partidario del boicot estadounidense exigido por Estados Unidos ante la invasión soviética de Afganistán. En las seis medallas españolas (puesto número 20 del medallero final, gobernado lógicamente por la URSS) se izó la bandera del COE, no la nacional del Reino de España. El mismo Jordi Llopart hizo su entrada en el estadio Lenin, rumbo a la plata, a las 20:50 horas del 30 de julio de 1980... pero TVE no conectó, se dio el 'Telediario' de la primera cadena en su totalidad y a su fin... la conexión con Moscú llegó cuando todo había terminado. Ni siquiera se dio en directo la subida de Llopart a aquel podio del 'Lenin'... que Gauder dominaba. 

Tampoco se retransmitieron las ceremonias de apertura y clausura y la cobertura diaria se basaba en resúmenes en Primera y Segunda cadenas de TVE, más alguna retransmisión de acontecimientos vespertinos de máxima importancia (el baloncesto apenas se vio, excepto el URSS-España por el bronce)... acontecimientos como la final de hockey-hierba masculino: India-España, con plata española ante los potentísimos hindúes. Para la primera medalla de oro española en unos Juegos de Verano desde Amsterdam/1928, en vela, con el 'Flying Dutchman tripulado por Alejandro Abascal y Miguel Noguer (en el Centro de Regatas de Tallin, Estonia), bastó con... una telefoto en el último servicio informativo televisivo del día: el 29 de julio de 1980, exactamente. 

A todas las medallas ya citadas caben añadir las dos del piragüismo: plata para Herminio Menéndez y Del Riego en K-2/500 metros y bronce para el mismo Menéndez, con Ramos Misioné en K-2/1.000 metros... más la de David López-Zubero, 'el aragonés de Florida', en 100 metros mariposa. Cuarenta años después... se nos acaban de parar los corazones de Jordi Llopart y Hartwig Gauder. Pero Sir Stephen Michael Ovett sigue recorriendo en Australia la apasionante aventura de la vida: siempre sin dejar de mirar de reojo al estupendo diplomático Lord Sebastian Coe, el gran 'boss' del atletismo mundial: "Para los Juegos Olímpicos de Londres, Sebastian hizo una espléndida reconstrucción del proyecto. Desde el principio, desde aquel discurso de Singapur, todo lo que hizo Coe... lo hizo bien. Aunque allí, en Singapur, también fue muy importante el trabajo que hizo nuestro primer ministro, Tony Blair... Sebastian siempre se lo toma todo muy en serio". Palabra de Stephen Michael James Ovett. Todo dicho. The End.