muchodeporte.com Polideportivo

Hace 57 años que asesinaron a un gran deportista: John Fitzgerald Kennedy

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
29/11/2020

A John Fitzgerald Kennedy (1917-1963; Brookline, Massachusetts-Dallas, Texas), JFK, el Presidente número 35 de los Estados Unidos de América, elegido en 1960 en representación del Partido Demócrata... no le pudo salvar ningún maletín 'antibalas' como los que hoy portan Pedro Sánchez y Nicolás Maduro: maletines que despliegan instantáneamente un escudo de kevlar antiproyectiles y que, por otra parte... tampoco se habían desarrollado en 1963, hace 57 años. Probablemente, un escudo como ese que Maduro y Sánchez 'se han mercado' (por orden cronológico) hubiese servido de bastante poco en las mismas circunstancias del tiroteo que cayó sobre John Kennedy.

El 22 de noviembre de 1963, a las 12:30 horas de la mañana (CST, Central Standard Time, Hora Central en los Estados Unidos) sonaron varios disparos de fusil en Dallas, Texas: en Dealey Place, en plena travesía de la intersección entre Elm Street y Houston. Dos de esos disparos (¿fueron tres, cuatro tiros?... Lee Harvey Oswald al menos envió dos) se estamparon en el cuello y cabeza de John F. Kennedy, JFK. El Presidente Kennedy, 'Mr. President', emperador de aquel 'Camelot, atravesaba totalmente al descubierto las calles de Dallas junto a su esposa, Jacqueline: Jacqueline Lee Bouvier; más adelante, esposa del armador griego Aristóteles Onassis.

Los Kennedy iban a bordo de una limusina 'Lincoln Continental'... descapotable y descapotada: en cuyos asientos delanteros se encontraba John Connally, Gobernador de Texas, junto a su esposa, Nellie. Muy poco más adelante, en siniestra coincidencia, el mismo Gobernador Connally daría nombre a la calle de la Villa Olímpica de Múnich en la que en los célebres Juegos de 1972, comandos palestinos de 'Septiembre Negro' secuestraron y masacraron hasta a 11 deportistas olímpicos de la delegacion de Israel...

Catapultada muy seguramente por el gatillo que el ex'marine' Lee H. Oswald oprimió, la primera bala que surcó el aire de Dallas aquel mediodía del 22-XI-1963 traspasó -desde atrás, claramente- el cuello de Kennedy, que cayó reclinado en el regazo de Jacqueline, sólo un minuto después de que la señora Nellie Connally dijera a JFK: “Mr. President', no puede decir que Dallas no le ama”. Tres segundos y medio después, y con toda la perspectiva o impresión de llegar desde el lado derecho de la comitiva -y no desde atrás-, una segunda bala, mortal de necesidad, explota en pleno cráneo del presidente, en la zona del lóbulo parietal derecho: cuya masa encefálica salta por los aires: como se ve en el célebre 'frame'/fotograma 313 de la película de Abraham Zapruder, el 'film' urbano con más descargas en toda la historia y cuyo original se conserva como un auténtico tesoro en los Archivos Nacionales estadounidenses.

Zapruder grabó la acción casi justo enfrente de él, sobre un pequeño bloque de cemento, con pelicula 'Kodachrome' y con una cámara '414 PD Bell&Howell Zoomatic Director Series Camera'. La película de Zapruder -que, por saturación de trafico horizontal, no capta un disparo inicial de Oswald, que impacta en un semáforo, entre las 'frames' o fotogramas 130 y 150- saltó rodada al fin a 18.3 'frames' por segundo, como un virtual antecedente directo del sistema 'Super-8' que se impuso mundialmente a partir de 1966. 

Tras el cerebro tiroteado de John F. Kennedy y en ese mismo momento, se esfumaron los sueños de toda una generación de estadounidenses: lo que se conoció como 'Camelot' o 'La Nueva Frontera', 'The New Deal'. Casi seis décadas después, quienes visiten -el firmante lo ha hecho- la colina del Cementerio de Arlington (en Washington D. C.) donde reposan los restos del 35º Presidente y de su hermano, Robert, también asesinado en 1968... aún pueden contemplar a decenas de americanos emocionados, que lloran por Camelot y su legado. 57 años después parecen quedar pocas dudas de que el oscuro Lee Harvey Oswald fue, como mínimo, el autor de algunos de esos disparos, desde una ventana del Depósito de Libros Escolares de Texas, en Dealey. 

No se pudo identificar a cualquier otro eventual tirador... aunque muchos de los 26 testigos presentes al paso de la comitiva presidencial, en Dealey Place, declararon haber sentido el eco de armas de fuego proveniente, exactamente del montículo de hierba conocido como 'John Neely Bryan' (fundador de Dallas): justo a espaldas de Zapruder, que era simpatizante del Partido Demócrata y se hacía acompañar por su secretaria, Marilyn Sitzman: Zapruder sufría de vértigo. Uno de los testigos, Gordon Arnold, que también había estado filmando, aseguró bajo juramento que su cámara le había sido confiscada 'por un hombre con insignia policial, que se marchó corriendo en otra dirección, junto al menos, otros dos hombres más'.

Siempre se relacionó el magnicidio de Dallas con caciques mafiosos a los que la revolución castrista había expulsado de Cuba: Santo Trafficante Jr., Sam Giancana, Carlos Marcello o el desaparecido 'Supersindicalista' Jimmy Hoffa: cuyo cadáver aún no ha sido hallado. Los cuatro costados de Dealey Place exhalaban perfume a pólvora... y a Mafia: Trafficante había sido expulsado radicalmente por Fidel Castro de la ya ex Cuba del dictador Fulgencio Batista, donde el propio Trafficante, todo un zar' en Florida, mantenía intereses con Giancana y Marcello, que 'controlaban' Chicago/Illinois y Nueva Orleáns.

En 1960, la elección presidencial de John Kennedy por encima del candidato republicano, Richard M. Nixon -vicepresidente con Dwight 'Ike' Eisenhower- se había apuntalado con 100.000 votos bastante dudosos en Cook County: Illinois, justo el Estado 'de' Giancana, que tenía grabadas y controladas todas las correrías de los seductores hermanos Kennedy -John, esencialmente, y Robert- con Marilyn Monroe. Trafficante Jr. y Giancana exigieron repetidamente el 'pago de favores' a Joseph Kennedy, el padre de 'Mr. President', Embajador estadounidense en Londres antes de la II Guerra Mundial y 'alma mater' del Clan Kennedy. 

Aunque procuró resguardarse del escenario a toda costa (se implicó incluso su hermano Robert)... lo cierto es que John Kennedy dio vía libre al desembarco anticastrista de abril de 1961 en Bahía de los Cochinos/Playa Girón, Cuba. 'Ejecutado' a su vez, antes de hablar y a quemarropa, por el mafioso Jack Ruby -que murió rápidamente de cáncer-... Lee Harvey Oswald había tenido contactos probados con la Mafia. En 2007, papeles desclasificados de la CIA probaron oscuras conexiones de la propia CIA e incluso del FBI... con Giancana y Marcello de cara a oscuras operaciones en los años sesenta: incluso en Vietnam. Pero, en relación a la muerte de John Kennedy, poco más pudo probarse... y la Comisión Warren dictaminó finalmente sobre una insólita 'bala mágica', la que atravesó inicialmente el cuello del Presidente y -en teoría 'warreniana'- también hirió al Gobernador John Connally. 

"Yo sólo puedo decir que, sin poder hablar de ninguna dirección en especial, era como si los disparos 'reverberaran' o 'hacían eco' por toda la superficie de Dealey Place, quizá por la especial configuración de la misma plaza; no puedo saberlo", declaró el propio Zapruder al 'Dallas Morning News'. Zapruder -empresario y diseñador de ropa femenina, de origen judío-ucraniano...- manifestó hallarse 'enfermo' por lo que había visto. Así describió el empresario judío nacido en Kovel, Ucrania (1905, falllecido en 1970), lo que vio el 22-XI-1963 en el mediodía de Dealey Place por el visor de la 'novísima' cámara '414 PD Bell&Howell Zoomatic': "Vi la cabeza del Presidente explotar literalmente como un petardo ('firecracker') de color rojo; me sentí enfermo... pero me propuse mantenerme grabando a toda costa". 

Antes de ser detenido, y según las conclusiones de la 'Comisión Warren', Lee Harvey Oswald también mató a un policía de Dallas, el agente J. D. Tippit. A su vez, Oswald, el presunto tirador del Depósito de Libros (con un fusil de Infantería Mannlicher-Carcano 91/38) fue liquidado a quemarropa sólo dos días después, el 24-XI-63, por Jack Ruby, aquel oscuro y ya citado pistolero de los bajos fondos. 

EL LEGADO Y EL DEPORTE.- 57 años después, no cesan las conjeturas sobre quiénes conspiraron y dieron órdenes para el magnicidio de Dallas. De JFK nos queda el legado de un apasionante mandato de mil días donde se rodeó de algunas de las mentes más brillantes de EE UU: ‘The Best and The Brightest’, 'Los Mejores y Más Brillantes' de una generación de posguerra liderada por ‘The Whiz Kids’, los Chicos Mágicos (o 'Brujos') de 'Camelot': Bob McNamara, McGeorge Bundy, Dean Rusk, Arthur Schlesinger Jr., Teddy Sorensen... todos intentaron ajustar EE UU a una nueva era o Frontera. 'The New Frontier', la modernización del Demócrata 'New Deal' de Franklin Delano Roosevelt. Se abrieron cauces inéditos en los derechos civiles en los Estados Unidos, se cometieron errores (el alocado y fracasado desembarco en Cuba), se frenó la posibilidad naciente de una III Guerra Mundial y se planteó la intervención en Vietnam, con el primer envío de asesores militares. “Yo no voy a ser el Presidente que ceda Vietnam al comunismo”, dijo John Kennedy. ¿Y el deporte...?

Como todos los cuatro hijos varones del embajador Joe Kennedy, el Presidente asesinado en Dallas jugó a fútbol americano, 'american football', en la Universidad de Harvard, los 'Harvard Crimson', uno de los programas más antiguos del mundo. En su caso, y antes de la II Guerra Mundial, John (nacido en Brookline, Boston, en 1917) consiguió un puesto en el equipo júnior de Harvard: el Varsity Junior Team. Pero el Presidente acarreaba en su machacado cuerpo demasiados problemas de salud para un deporte como el 'american football', de tan masivo contacto físico: esencialmente, y desde la adolescencia, John, 'Jack' Kennedy padeció molestias crónicas en la zona lumbar, que le impulsaron a integrar el equipo de natación de high school en Choate Rosemary Hall. Después también lo intentó en Harvard. Allí, Jack también integró el equipo de golf. Él mismo describió su intensidad en la práctica deportiva como ‘frenética’.

Cuando John Fitzgerald Kennedy concluyó la II Guerra Mundial como héroe condecorado por su heroica intervención en el hundimiento del patrullero militar PT-109 ante la quilla del destructor japonés 'Amagiri' (en 1943, Islas Salomon; su habilidad con la natación le resultó vital...), el joven 'patricio' de los 'Dems' de Massachusetts olvidó sus intentonas en el deporte de alta competición. Tenía la espalda cada vez peor. Necesitaba calmantes: con frecuencia. A Jack Kennedy, que en los años 50 había visitado la España de posguerra y del franquismo, le encantaba ver partidos de tenis. Y, casi como un recuerdo al asesinado hermano y Presidente, su hermano Robert Francis Kennedy, entonces Senador por Nueva York (y también asesinado, en 1968, cuando iba lanzado hacia la Presidencia)... entregó a Manuel Santana en 1965 el trofeo de campeón de tenis de los Campeonatos de Estados Unidos: hoy, US Open; esto último ocurrió, tal como muestra la imagen de nuestra 'Galería', en el recinto de Forest Hills, el añejo y clasista club del barrio de Queens, nada lejos de las actuales megainstalaciones de Flushing Meadows, el National Tennis Center. "Robert Kennedy me preguntó aquel día que por qué los españoles no nos levantábamos contra Franco, que no podía comprender por qué no sucedía; yo le dije que mi padre había estado en una cárcel de Franco, pero que no podía responderle mucho más sobre política y que estábamos allí en un evento deportivo", revelaría más adelante el propio Santana en sus Memorias: "Un tipo con suerte".

Jack Kennedy siguió con el golf: en Hyannis, Palm Beach y, ya como Senador y Presidente, en varios 'links' de Maryland: Burning Tree y Chevy Chase Club. JFK era gran aficionado al béisbol ('fan' declarado de los Boston Red Sox) y lanzó la primera bola de las grandes ligas en 1962, en un duelo Washington Senators-Detroit Tigers. En diciembre de 1961, el mismo año de su proclamación presidencial, y en la imagen que abre nuestro texto, John Fitzgerald Kennedy sorteó en Filadelfia el arranque de partido del 'Superclásico' militar del fútbol americano: Army-Navy, en un partido donde además, el 35º Presidente de los Estados Unidos homenajeó a los 'midshipmen', a los guardiamarinas recién licenciados en la Academia de la Marina, en Annapolis. 

A John Kennedy le deleitaban particularmente la navegación a vela y todos los deportes náuticos, aunque el esquí náutico se le hizo casi imposible tras los fallos en la espalda; en 1962, JFK recibió en la Casa Blanca a Floyd Patterson, entonces campeón mundial de los pesos pesados, en los umbrales de la gran coronación de Cassius Clay... que el gran Presidente de los derechos civiles ya no vería; Clay/Ali, oro olímpico en 1960, en Roma se ciñó por primera vez el cinturón mundial profesional de los pesos pesados en 1964, ante Sonny Liston. John Kennedy era duro y exigente con todo: en una intervención radiofónica, Jack tachó de ‘chicas’ (‘girls’) a los jugadores del equipo de EE UU de hockey sobre hielo que recibían una paliza tras otra en los Mundiales de 1963. "¿Es que hemos mandado allí unas chicas? ¿No había otros...?", se preguntó el Presidente: que, con toda su experiencia militar a cuestas, se preguntaba y planteaba: “Un buen 'marine' debe poder recorrer 50 millas (80 kilómetros) en 20 horas”.

Cuando fue elegido Presidente, en 1960, John Kennedy escribió un comentado artículo en 'Sports Illustrated' ('SI'): ‘The Soft American’ (El Americano Blando, 'soft', algo que algunas veces han llamado a Pau Gasol en sus momentos 'no buenos' en la NBA). Y así terminaba John Fitzgerald Kennedy aquel artículo en 'SI': “No queremos que nuestros hijos sean una generación de espectadores. Mejor queremos a cada uno de ellos como participante en una vida vigorosa”. Tres años después sonaron aquellos disparos por los cuatro costados de Dealey Place y Abraham Zapruder se sintió 'enfermo'... pero decidió seguir grabando a toda costa: al fin, un maletín 'antibalas' no hubiese servido de nada cuando la cabeza del 35ª Presidente de los Estados Unidos de América fue a estallar como un 'firecracker'.