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Adiós a Lee Evans (1947-2021), el gran campeón de 400 lisos y del 'Black Power': "EE UU es un país corrupto hasta el fondo"

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
22/05/2021

Hacia las 15:00 horas del 18 de octubre de 1968, en los 2.250 metros de altitud de México D. F. se produjeron unas circunstancias brujas, absolutamente irrepetibles, que estallaron en dos grandiosos récords del mundo. Había anuncio de tormenta sobre el ovoide del Estadio Olímpico Universitario de la Ciudad de México cuando se desarrollaba la final del concurso de longitud y se preparaba la final de 400 lisos de los XIX Juegos Olímpicos de la Era Moderna. Justo antes de la tormenta, con humedad relativa altísima, ráfagas ocasionales de viento y el aire extraordinariamente límpido, el estadounidense Bob Beamon dinamitó el concurso de longitud al saltar 8.90 metros. A Beamon le asaltó un 'shock' nervioso que le hizo colapsar y le impidió ver cómo, ya entre truenos, Lee Edward Evans corría -o devoraba- la vuelta a la pista, los 400 metros, en 43.86, otro fantástico récord del mundo... con Larry James, segundo, en 43.97. Cuando acabó el 400 de Evans -cuyo récord de 43.86 no se batió hasta agosto de 1988-... llegó el diluvio. En el histórico combate Muhammad Ali-George Foreman de 1974, en Kinshasa, Zaire, ocurrió algo muy parecido. 

Justo antes de concluir los Juegos, el día 20 de octubre, el relevo 4x400 de EE UU... y del 'Black Power', Vince Matthews, Ron Freeman, James... y un Evans de nuevo desencadenado... firmó una brutal -hace casi 53 años...- plusmarca mundial de 2:56.16, con 30 metros de ventaja sobre Kenya, plata (con Daniel Rudisha, el padre de David Rudisha, en el equipo africano). Este monstruoso récord del relevo 4x400 sólo se igualaría dos décadas después en los Juegos de 1988, en Seúl... pero no cayó hasta 1992, en Barcelona,  cuando Andrew Valmon, Quincy Watts, Michael Johnson y Steve Lewis lo superaron con 2:55.74. Tras la demostración inicial de Tommie Smith y John Carlos en el podio de 200 metros y la de los mismos Evans, James y Freeman en el de la final individual de 400, los cuatro 'poderes negros' del 4x400 México subieron al podio con las boinas negras y desfilaron puño en alto por el Estadio Universitario de Insurgentes, bien poco lejos de la Plaza Monumental de toros mexicana: 'El Toreo'. 

Hace dos días nos ha sacudido la muerte de Lee Evans, postrado en el Hospital Central de Lagos (Nigeria), donde un violento ataque -cerebral y cardíaco a la vez; mientras cenaba con unos amigos, a mediados de la semana pasada- había dejado postrado a Lee 'La Pantera' Evans, que se mantuvo con ventilación mecánica hasta su deceso, en las últimas horas del miércoles 19. Sus jóvenes hijos, Menjanahary y Solofo -hijos también de Prince, la mujer de Evans, refugiada llberiana- levantaron por redes sociales una campaña para recaudar fondos para el traslado de su padre a EE UU. Pero la muerte del gran campeón de San Jose State University, cuando San Jose, California, era la 'Speed City', la ''Ciudad de la Velocidad'... detuvo la recaudación de fondos en unos parcos 2.600 dólares estadounidenses. "Queremos que Lee tenga el mejor cuidado sanitario posible", había declarado el propio Ron Freeman: quien también entrena en África a jóvenes talentos del atletismo, lo mismo que Lee Evans venía haciendo en Camerún, Nigeria, incluso Tanzania desde finales del Siglo XX con fondos de las Becas Fulbright: y ya, 'full time' en promociones de la ONU desde que, en 2008, Lee abandonó su puesto de entrenador-jefe en la South Alabama University. 

Ron Freeman, su compañero de 400 lisos en los Juegos de México, también aseguró que sólo la amistad de Evans con el futbolista nigeriano Patrick Segun Odegbami, campeón de África en 1980 con las 'Aguilas' de Nigeria, había podido hacer posible que Lee fuese admitido al mejor Hospital en Lagos. A sus 74 años casi recién cumplidos, Evans también trabajaba como entrenador de atletismo para la International College and Sports Academy que dirige en Lagos el propio Odegbami. "En estas circunstancias, Segun (Odegbami) ha sido una bendición para toda la familia de Lee", apunto Freeman, coincidiendo de lleno con Ron Davis, campeón de 'cross country' y antiguo entrenador-jefe en los 'Spartans' de San Jose State, de la 'Speed City'. Davis trabaja hoy en Tanzania. Odegbami pagó todos los tratamientos de Evans y su cuota de admisión en el Hospital Central, el mejor de Lagos, durante la agonía final de casi diez días del gran campeón de México. En 2011, y en EE UU, Oakland, Evans ya había necesitado de una operación de gran calibre para que le fuera removido un importante tumor cerebral, concentrado en la glándula pituitaria.

LUCHADOR Y 'BLACK PANTHER': 'PANTERA NEGRA'. En sus días finales en Lagos, Lee Evans luchó hasta el final, como luchan los más grandes; cómo no iba a hacerlo: él, Evans, el 'Black Panther', 'Pantera Negra' que dio vida a unas carreras imborrables en los años 60 en los 600 metros 'indoor', luchando hasta la mismísima cinta con Jim Kemp... y con Martin McGrady (portada no menos imborrable de 'Track&Field News', 1968); McGrady, el mito estadounidense de la distancia -hoy, no tanto-, autor de una fantástica plusmarca mundial en ese 600 'bajo techo': 1:07.6.

Entre la misma exhalación de los fantásticos duelos con McGrady, a Evans le tocó jugar un papel esencial en la preparación del eventual boicot del 'Black Power', el 'Poder Negro', a los Juegos mexicanos de 1968, por parte de los mejores atletas estadounidenses afroamericanos. En los años 60, el 'Black Power', el 'Poder Negro', había crecido como un movimiento concentrado en torno a la ya citada San Jose State University (SJS, 'Spartans') por el sociólogo Harry Edwards, de Illinois (buen amigo de Luther King y otros líderes afroamericanos) y su 'Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos', 'Olympic Project for Human Rights', 'OPHR'. Esto, entre movimientos con más raíces y cargas violentas como los 'Black Panthers' ('Panteras Negras') de Angela Davis, bajo la inspiración de Malcolm X (otro asesinado o 'ejecutado')... y los fanatizados Musulmanes Negros de Elijah Muhammad, el 'padre espiritual' de Muhammad Ali: el turbulento Elijah -de quien siempre se sospechó de planes activos contra el asesinado Malcolm X, su gran rival- fue el inspirador del cambio de nombre de Ali, nacido Cassius Marcellus Clay. "El mío era un nombre de esclavos", diría el después Muhammad Ali. 

Con 2,05 metros de altura, Edwards era el pívot del equipo de baloncesto de SJS, antes de licenciarse en Sociología y marchar a la neoyorquina y progresista Cornell (Ithaca, NY) para obtener el grado 'avanzado'. Hoy, Harry Edwards es profesor emérito en la famosísima Universidad de California/Berkeley, la cuna de la 'contracultura'. Y, bajo una vieja fotografía suya con Lee Evans, Edwards dio así, este pasado 19 de mayo de 2021, la última despedida pública a su amigo y compañero Lee Evans. Lo hizo desde su cuenta de Twitter, @drharry edwards: "Es con mi más profunda tristeza que he sabido del fallecimiento de Lee Evans, dos veces campeón olímpico y miembro/defensor fundador del 'OPHR', 'Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos'. Su legado de contribuciones al deporte y la lucha por la justicia social es indeleble y duradero". 

Michael Johnson, quizá el heredero más señalado de Evans en los 400 metros lisos, con su imponente récord de 43.18 en el Mundial de 1999, en Sevilla, también se descubrió ante Lee por la vía de Twitter. Así: "Recién me entero de que el gran Lee Evans se nos ha ido... Campeón olímpico en 1968, su récord mundial de 43.86 se mantuvo desde 1968 a 1988... también fue influyente en la protesta por los derechos civiles durante los Juegos de 1968 en Ciudad de Mexico". Era que estos hombres, los del 'Black Power'... no tenían miedo a nada ni a nadie. Ni a las amenazas, ni a las pistolas de los blancos: ni siquiera a los récords más asombrosos en 200 metros o en la pura agonía del '400', la vuelta completa a la pista.

EL COMBATE DE 1968.- Antes de los Juegos de 1968, el llamamiento de Edwards a los atletas estadounidenses, lanzado desde el 'campus' de San Jose -donde también se encontraba con Tommie Smith, John Carlos, Lee Evans y Ronnie Ray Smith (San Jose State College), todos entrenados por el colosal Lloyd 'Bud' Winter en la 'Speed City', la 'Ciudad de la Velocidad'-... se resumía así en 'Sports Illustrated': "Durante años, los negros de América hemos partícipado en los Juegos Olímpicos, llevando a los Estados Unidos a nuestras espaldas (N. B... justo lo que Adolf Hitler sostenía); ahora, las relaciones interraciales son peores que nunca, incluso se está disparando a gente en las calles... no perseguimos que haya derrotas americanas en los Juegos Olímpicos ('Olympics')... es algo inmaterial: si los americanos terminan los primeros, será bonito; pero si van al puesto 14, pues también. Pero es tiempo de que el pueblo negro se alce y sus hombres y mujeres se nieguen a ser utilizados como simples animales que actúan por un poco más de comida para perros. Debéis de ver que esta puede ser nuestra última oportunidad para arreglar esta stuación de injusticia sin llegar a la violencia". 

Edwards y los suyos apuntaban a la dimisión -por 'racista'- del bien conocido filonazi Avery Brundage, el no menos célebre presidente del Comité Olímpico Internacional en los Juegos de 1968 y de 1972 -que Brundage ordenó continuar pese al secuestro y masacre de deportistas israelíes en Múnich-, y previamente, del 'USOC', el Comité Olímpico de EE UU en los Juegos de Berlín, en 1936. Edwards y su grupo del OPHR reclamaban la devolución del título de campeón del mundo de boxeo en los grandes pesos al fenomenal y singular Muhammad Ali, suspendido por negarse al reclutamiento para Vietnam. El 'racismo' consabido de Brundage se veía exacerbado por sus devaneos con los regímenes de 'apartheid' existentes en aquellos momentos en Sudáfrica y en Rhodesia: actualmente, Zimbabwe. Más allá de pistas, piscinas o albercas, pabellones y gimnasios, el duelo Edwards-Brundage era el verdadero 'Duelo en la Cumbre', el duelo en la Alta Sierra o altitud de 'México City': 2.250 metros. El 'thin air', el escenario ideal para penetrar en ese aire 'delgado' o incluso 'canijo', en las pruebas de alta velocidad... y los saltos de longitud.

Así, en noviembre de 1967, en plena erupción de la Guerra de Vietnam, de la 'contracultura' en Berkeley y de las correrías del macarra 'gang' motociclista de Los Ángeles del Infierno ('Hell's Angels') en las autopistas californianas (a golpe de 'Harley Davidsons' y cadenazos), Edwards reunió a los 200 'asociados' a su proyecto del 'Black Power' en la Second Baptist Church de Los Angeles, California: la Segunda Iglesia Baptista de Los Angeles. La idea era plantear el boicot de los atletas negros estadounidenses a los Juegos de México. Entre esos 200 se contaban unos 50 deportistas, tan destacados y tan señalados aspirantes a medallas en México como Tommie Smith, John Carlos, el propio Lee Evans, Ronnie Ray Smith (activista extremista, fallecido en 2013 en un hospicio de Los Angeles, con funeral memorable de su ataúd sobre 100 yardas)... Otis Burrell, Ron Copeland: y el baloncestista (de UCLA) Lew Alcindor, el pívot de 218 centímetros de altura muy poco después conocido por su nombre islámico: Kareem Abdul-Jabbar, en fin, el máximo anotador histórico de la NBA. 

Bajo su nombre de pila cristiano/católico de Lewis Ferdinand, 'Lew' Alcindor, Kareem había asistido a la mítica Universidad de California en Los Angeles, UCLA, en el 'campus' de Westwood, a las órdenes de un maravilloso entrenador: 'Coach' John Wooden, el 'Mago' que creó en el Pauley Pavillion de Westwood el arma definitiva del baloncesto mundial de siempre: 'El Gancho del Cielo', el 'Sky Hook' de Kareem Abdul-Jabbar. 

El entonces Lew Alcindor defendió así sus criterios en la Asamblea del 'Black Power' de la Second Baptist Church de L. A. "Cuando vives en una sociedad racista, tienes que reaccionar, y este es mi modo de reaccionar. Nosotros no vivimos un infierno porque seamos cristianos o algo así. Vivimos un infierno porque somos negros". Lee Evans estaba prácticamente de acuerdo con Alcindor (quien luego escribió: "Vietnam, y no sólo las luchas raciales, había terminado de trocear al país"). Tommie Smith -hasta septiembre de 1968 (...44.19 de Larry James en Echo Summit), plusmarquista mundial de 400 lisos con 44,5, fascinante y esbelto en sus 191 centímetros de altura- apuntó a que si había una decisión asamblearia en favor del boicot, él boicotearía: pero que se necesitaba una mayoría 'suficiente'.  

En fin, esta mayoría 'suficiente' no apareció porque importantes atletas en activo, como los saltadores Ralph Boston, Art Walker o Bob Beamon, más algunas grandes glorias del pasado, tan esenciales como Jesse Owens, el antílope de ébano en el Berlín de Hitler, Bob Hayes o Rafer Johnson desaconsejaron el boicot. Alcindor sí acabó renunciando al equipo olímpico estadounidense de baloncesto (como también harían Wes Unseld, Calvin Murphy y Elvin Hayes, el sensacional pívot de Houston: pero es que Hayes ya tenía firmado un contrato en la NBA, en San Diego Rockets)... lo que en absoluto impidió el oro de Estados Unidos, que -bajo el liderazgo de Spencer Haywood y Jo Jo White- barrió en cada partido: para empezar, un 81-46 sobre España. Y 65-50 a Yugoslavia en la final. 

Y era un equipo de atletismo impresionante, aquel de Estados Unidos en México-68, los Estados Unidos de América, quizá el mejor 'equipo', 'US Track&Field Team', de todos los tiempos. Con los saltadores de longitud Bob Beamon y Ralph Boston, más Tommie Smith, John Carlos, el saltador de altura Dick Fosbury (revelador del estilo 'Fosbury Flop'), el discóbolo eterno Al Oerter, el vallista Willie Davenport, el lanzador de peso Randy Matson, el pertiguista Bob 'The Saint' Seagren, el decatleta Bill 'Toomy' Toomey, el 'millero' Jim Ryun, los ultravelocistas Jim Hines y Wyomia Tyus, la extraordinaria mediofondista Madeline Manning-Mims... y entre todos ellos se sumergía y braceaba el corazón salvaje de Lee Evans: que siempre luchó hasta el fin. Como iba a luchar sobre el tartán del Estadio Olímpico Universitario de Ciudad de México, en Insurgentes. Y de qué manera: feroz, indomable.

RÉCORDS DE FANTASÍA EN 400 y 4x400.- Tras la tempestad desatada por Tommie Smith y John Carlos con guantes negros en sus puños cerrados, en el podio de 200 metros (junto al 'soldado solitario australiano', Peter Norman), el 16 de octubre de 1968- con récord sideral de Smith, oro en 19.83-... les tocó el turno a Evans, James y Freeman. El 18 de octubre explotaba la gran final de 400. Ese 18 de octubre, el mismo día del planeo sin motor de Bob Beamon, casi todo lo demás había saltado por los aires. 

'Down with Brundage', 'Abajo (con) Brundage', rezaba una pancarta que colgaba de las habitaciones del equipo estadounidense, en la Villa Olímpica. Smith y Carlos ya habían sido descalificados y expulsados de los Juegos. Pero, sólo una hora después del vuelo de Beamon... el bochorno de una tormenta otoñal se cernía sobre el altiplano de la capital azteca, a los referidos 2.250 metros de altura sobre el nivel del Golfo de México. A las 15:00 horas iba a comenzar la final de 400 metros lisos... con el californiano Lee Edward Evans en acción. Evans, el insigne alumno y cabecilla del OPHR de Edwards... había mantenido una fiera obsesión inicial por batir la plusmarca de Smith en la vuelta a la pista: 44,5. 

Como si fuera Jack Nicholson en 'El Resplandor', pero durante las reuniones del OPHR y las clases de Sociología con Edwards, Evans sólo sabia garabatear en su cuaderno de notas... '44,3, 44,3, 44,3'. Era la marca en la que -pensaba- podía dejar establecido en México el récord mundial de 400 lisos: sólo que en septiembre, Larry James había dejado el récord en 44.19. Al fin, en unas circunstancias brujas, absolutamente irrepetibles, justo antes de la tormenta, con altísima humedad relativa, ráfagas ocasionales de viento y el aire extrañamente límpido, Beamon ya había volado a 8.90 metros. Pero sólo una hora después, Evans iba a correr los 400 metros en 43.86, otro fantástico récord del mundo... con Larry James, segundo, en 43.97. Cuando acabó esa final de 400... llegó el diluvio meteorológico. 

Con el dorsal 270 sobre la camiseta de tirantas (de algodón) azul 'navy' de los Estados Unidos de América, desatado desde la salida -cuya explosiva imagen ofrecemos en la fotografía de apertura- y lanzado como un poseso, 'madman', por la calle '5', al aire fresco de Insurgentes, Evans pasó en 21,4 manuales los 200 metros, media carrera: el llamado 'furlong'. Lo había hecho como en asombrosa velocidad de crucero. Cabía esperar el derrumbe. En la curva, 'in the turn', Lee galopaba sin la referencia de sus temibles compañeros de equipo del 'USA Team', James y Freeman, que SÍ venían lanzados a tope, más atrás: por las dos calles interiores. 

A los 350 metros, Evans (de Madera, California, 1,80 metros de altura), terminó de resistir la última, rugiente carga de James, atacó como un felino rabioso con el rostro demudado en máscara de ferocidad: y destrozó la carrera: una pantera negra, 'Black Panther', llena de cólera. Desenfrenado e irrepetible, Evans cruzó la meta en 43.86. Terrorífico: 22,4 manuales en el último 200. Todo se redondeó en 43.86, en el cronometraje eléctrico. Era la primera vez que un hombre bajaba de 44.0 en la vuelta completa a la pista. Lee Evans había sublimado y firmado la quintaesencia del 400, de los 'quarter milers', ('los del cuarto de milla, los cuartomilleros'). Lee había conseguido resistir la dolorosa agonía velocidad-resistencia-velocidad que hace del '400' la prueba reina de la agonía anaeróbica de los cristalitos de lactato: y lo hizo sin descomponerse, sin perder el furioso estllo de una zancada desbocada ni el compás del rítmico braceo; en apariencia, sí... desesperado. Un desesperado. 'In agony'.

Le siguió James (fallecido en 2008), con sus tremendos 43.97. Tercero fue ese otro 'Black Power', Ron Freeman: 44.41. Cada uno de los tres tiempos del podio mexicano habría sido récord mundial sólo un mes antes, antes de los 44.19 de James en septiembre, en Echo Summit. "Este es un oro de tres hombres del 'Black Power', es un oro del 'Black Power", proclamó Evans, que subió al podio tocado con la boina negra del movimiento de los 'Black Panthers'... al igual que James y Freeman. 

Los tres saludaron, sonrientes, con las boinas (en una de las imágenes del 'collage' fotográfico de apertura). Pero esta vez, Brundage ya no se atrevió a tomar represalias: aún estaban calientes los 'cadáveres' deportivos de los expulsados Smith y Carlos, con el epitafio de aquella insultante portada de 'Time Magazine': la misma revista que en 1938 había declarado 'Hombre del Año' a Adolf Hitler hizo su portada de ese mes de octubre 1968 con los cinco aros olímpicos y las palabras "Angrier, Nastier, Uglier" ('Más rabioso, más molesto, más feo'), en lugar del clásico lema olímpico "Faster, Higher, Stronger" ('Citius, Atius Fortius', 'Más rápido, más alto, más fuerte'). Era la larga mano de Brundage: con el Vietnam hecho un rugiente avispero. 

El 20 de octubre de 1968, junto a Vince Matthews, Freeman y James, y con Evans de nuevo a galope tendido, el relevo 4x400 de EE UU impuso una alucinante plusmarca mundial de 2:56.16, con 30 metros de ventaja sobre Kenya, plata. En la segunda posta, lanzado, Freeman marcó... 43.2: algo sideral en esos mexicanos días del trueno. Este bestial récord del relevo 4x400 (a media individual de 44.04) sólo se iba a igualar dos décadas después de 1968, en los Juegos de 1988, en Seúl. Pero no cayó hasta 1992, en Barcelona, cuando otro cuarteto de Estados Unidos, Andrew Valmon, Quincy Watts, Michael Johnson y Steve Lewis lo superaron con 2:55.74. Los cuatro de México subieron al podio con las boinas negras y desfilaron puño en alto por aquel Estadio Universitario de Insurgentes. 

Para los Juegos de 1972, en Múnich, bajo el durísimo sistema de 'trials', Evans ya sólo se pudo clasificar para el relevo estadounidense 4X400... que no pudo competir al fin por las descalificaciones de Matthews y Wayne Collett, tras otra protesta (bastante más desenfrenada y bastante grotesca) de 'Black Power' después de la final individual de 400 lisos. 

El récord individual de Lee Evans en México, aquellos 43.86, se estiró por 20 años casi exactos, hasta que el elegante superclase Harry 'Butch' Reynolds, de Ohio State, se plantó en 43.29 en la celebrada Weltklasse de Zúrich del 17 de agosto de 1988. Lo primero que hizo Reynolds, aquella noche de Zúrich (cuando 'Butch' pasó el 200 en 21,1, calle 4, tras los 20,6 del desatado nigeriano Innocent Egbunike, calle 6, ambos entre Steve Lewis y Danny Everett)... fue pedir que le buscaran el teléfono de Evans, que por entonces entrenaba a 'sprinters' en Camerún. De los 'Buckeyes' de Ohio State, el mismo 'college' que un tal Jesse Owens, en Toledo, Ohio... Reynolds quería hablar con Lee para regañarle con todo cariño. Asi: "¿Por qué me lo dejaste tan afilado, tan difícil...?"

PALABRA DE LEE EVANS.- Concluimos con un buen extracto de la entrevista que Lee Evans concedió al aquí firmante, para 'Diario AS', durante el Mundial de Atletismo 'indoor' de 2004, en una nevada Budapest. Entonces, Lee Evans, en deferencia especial de la USATF, Federación de Atletismo de EE UU, era el jefe de entrenadores en aquel equipo de EE UU. Ningún otro español ha tenido una sesión tan especial de entrevista y fotografías con Lee Evans como esta que aquí ofrecemos en 'Muchodeporte.com'. Empezábamos con las oleadas de dopaje que asediaban al atletismo. Y Evans reflexionaba así...

"Por mucho que lo intento, no consigo explicarme cómo la gente recurre a toda esa mierda. La única explicación es que el atletismo también se haya convertido en un casino donde se juegan millones y en una reunión de mentirosos. Si yo me hubiera metido drogas, y hubiese tenido esos musculitos de ahora, habría bajado de 42 segundos en 400 metros. No sé, quizá 41.6. O hubiera estado corriendo y haciendo marcas hasta los 38 años. ¿Por qué lo hacen? ¿Qué quieren? Esto era de otros deportes. Antes que poner en peligro tu salud, te vas a casa, y se acabó, 'It´s over'. Pero"...

"Me siento asombrado, por todo lo que está sacando la investigación de los laboratorios Balco. Pero si nosotros apenas comíamos... si había veces que almorzábamos una lata de sardinas para dos o tres, si no hacíamos pesas... cuando íbamos por ahí a Campeonatos Universitarios, tal vez nos daban 300 dólares bajo la mesa. Y se acabó. 'No money'. Todo esto es mierda. Sí me satisface el anuncio de nuestra Federación de Atletismo(USATF) de que puede suspender de por vida a todo ésos que se droguen con determinadas cosas como la 'THG'... Nosotros, jamás nos hubiéramos planteado tomar nada de eso: nos habría dado miedo. Pero Tommie fue el mejor velocista largo que yo jamás he visto. Habría ganado fácilmente cualquier carrera con Carl Lewis o con 'Michael Jackson'. 'Sorry', quise decir 'Michael Johnson'. Y se lo repito: 'fácilmente'. Ya sabe: Tommie corría como corría... con 1,91 de altura".

"Políticamente, deportivamente y civilmente... siempre luchas e intentas darlo todo por aquello en lo que crees. Es como Tommie (Smith) dice, pero yo le añado que en un país como el nuestro, EE UU, USA, cuando las alturas están corruptas, el fondo también está corrompido. Y eso es lo que pasa ahora: esencialmente y hasta el fondo, Estados Unidos es un país corrupto. Hasta lo más profundo. Los afroamericanos siguen sin acceder a los puestos en la Administración. Es que no puedo evitarlo, je, je. Teníamos un presidente aceptable, como Clinton, y una mayoría de blancos quiso sentenciarlo porque jugó con ciertas partes (Evans decía 'pussy'...) de una becaria en la Casa Blanca. George W. Bush tenía a mucha honra que fue a la Guardia Nacional, pero le hemos demostrado que no pegó ni un tiro. Ya puestos, John Kerry sí que estuvo en Vietnam. Al menos, no mentía (...)"

"(...) ¿Usted sabe que el 90% de los jóvenes entre 15 y 25 años encarcelados en las cárceles de Estados Unidos son de raza negra? ¿Qué le dice esto? Yo le respondo: si eres negro en América y llegas a 42 años, tienes más del 90% de posibilidades de haber estado en la cárcel. ¿Cómo te vas a plantear hacer deporte? Si eres negro y te pillan con un porro de 'crack', ya eres un traficante. Puede que te lleves un tiro. Si eres blanco, eres un consumidor, no te va a pasar nada. Mientras, los altos ejecutivos blancos, como los de WorldCom o Enron, roban millones y millones de dólares, y tampoco pasa nada. Esa es la peor herencia de la Administración Bush. A veces, un país necesita cambiar, al menos para tener las manos limpias. Y ésta es una de ellas. El pueblo, la gente se deja afectar por los comportamientos de sus líderes. Esto nos está pasando, y esto debe terminarse".

Y, sobre los Juegos Olímpicos de México, estos eran los recuerdos de Lee Edward Evans: "Fue exactamente así: después de los podios de 200 y 400 metros, cuando Tommie, John Carlos, Larry James y yo nos pusimos calcetines, guantes y boinas negras, recibimos amenazas del Ku-Klux-Klan y de los 'Ángeles Blancos'. Los Ángeles del Infierno, quiero decir. Y también de esa Asociación Americana del Rifle que presidió Charlton Heston. Decían que nos iban a disparar en el podio a los relevistas del 4x100 y del 4x400, si volvíamos a deshonrar al himno y la bandera de Estados Unidos.Ganamos y no sabíamos dónde meternos. Dicen que los atletas deben correr y callarse, 'run&shut'. Pero nosotros corríamos y hablábamos. Ahora, toman el dinero... y andan, je".

Fiel a sus ideas, Lee Evans se casó con Prince, aquella refugiada liberiana en Nigeria. Entre 2010 y 2012, ya en San Francisco y sin apenas recursos... contrajo aquel tumor cerebral en la pituitaria del que le rescató su fortaleza salvaje de... 'pantera negra'. Que le ha acompañado hasta el final de sus días en Lagos, Nigeria. Descanse en Paz 'The King', el Rey de los 400 metros lisos. El mejor 'RIP' del 'Black Panther' Lee Evans es una cifra de cuatro guarismos: 43.86.