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La 'Maldición del Ejército Rojo': sólo sobreviven 4 de los 12 campeones de la URSS que batieron a EE UU en la final de Múnich-1972

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
18/09/2021

Hace 49 años y una semana, en la 'Basket Ball Halle' olímpica de Múnich, la Selección de baloncesto de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas ('CCCP', 'Soyuz Soviétskikh Sotsialistícheskikh Respúblik', URSS) venció por 51-50 a la Selección de EE UU ('USA Basketball', sólo con jugadores universitarios) e inscribió la primera y única derrota de los estadounidenses en una final olímpica de baloncesto. Desde 1936 en Berlín, cuando el Comité Internacional Olímpico (CIO) dio oficialidad a la competición de baloncesto en los Juegos Olímpicos, Estados Unidos no había perdido un solo encuentro de baloncesto en los Juegos, a través de 62 partidos en ocho Olimpiadas (se dice pronto), que incluían esa de Múnich, los XX Juegos de Verano de la Era Moderna. La increíble racha se prolongó exactamente hasta el partido 63, en las horas de medianoche entre el domingo 9 de septiembre y el lunes 10 de septiembre de 1972, cuando quedó consumada, entre un gran escándalo, la victoria de la Selección soviética que dirigía el técnico Vladimir Kondrashin. Todo, en esa muniquesa 'Basket Ball Halle' (hoy Rudi-Sedimayer-Halle), incrustada dentro del Estadio 'indoor' inaugurado con el nombre del administrador deportivo alemán: Carl Diem. Se trataba del Secretario General del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, los del III Reich, y rector fundador de la Escuela Superior de Deportes de Alemania.

La Selección de Estados Unidos no volvería a perder una sola final olímpica. Ni con jugadores universitarios ni con profesionales de la NBA (que se incorporaron a los Juegos en 1992, en Barcelona. Sin embargo y desde Múnich, el gigante 'yankee' sí se ha visto apartado del oro en sendas ocasiones: en las semifinales de Seúl/1988 -última vez con universitarios- por la última URSS como tal, con el colosal pívot lituano Arvydas Sabonis al frente (76-82 para la URSS, luego campeona olímpica en final frente a la Yugoslavia de Drazen Petrovic)... y también en las semifinales de Atenas/2004 por la gran Argentina de Manu Ginóbili, Oberto, etc, que abatió a un bastante indisciplinado equipo (?) de profesionales: 81-89 para Argentina, que también ganaría ese oro olímpico en final ante Italia: 84-69. En estos dos últimos casos, Seúl y Atenas, Estados Unidos acabaría firmando bronce. En los Juegos de Tokio '2020', finiquitados hace apenas un mes, la Selección de 'USA Basketball' y en realidad de de la NBA también perdió un partido, aunque al final careció de importancia. Fue ante Francia en la fase de grupos: 76-83. Materialmente, bien poco contó. Pero íbamos a la Selección soviética de 1972, en Múnich...

EL 'EJÉRCITO ROJO', LA MALDICIÓN... Y UNA DUREZA INCREÍBLE.- Las medallas de plata de los 12 jugadores de EE UU que perdieron la final olímpica de Múnich ante la URSS, en la medianoche del 10 de septiembre de 1972, quedaron inicialmente guardadas en un banco muniqués, una sucursal del 'Dresdner Bank'. Pero fueron trasladadas y ya parece que no se moverán de donde están ahora: el Museo Olímpico de Lausana. En esa medianoche del 10 de septiembre de 1972, esa selección de EE UU perdió de modo increíble esa final. En la cláusula IX de su testamento, su capitán, Kenny Davis, establece que, a su muerte, ni su mujer, Rita, ni sus hijos Jill y Bryan, ni sus descendientes pidan ni acepten 'jamás' ese medalla de plata de los Juegos Olímpicos de 1972.

La Selección de la Unión Soviética se apuntò esa memorable final de Múnich después de que se repitieran ¡¡por tres veces!! los tres segundos finales de tiempo de juego que quedaban en la Basket Ball Halle muniquesa, 'Carl Diem Stadium', luego de que anotara dos tiros libres el ala/escolta Doug Collins, entonces en Illinois State y luego jugador y entrenador de cierto éxito en la NBA; Collins dirigió incluso a los Chicago Bulls de Michael Jordan entre 1986 y 89, a los Pistons, a los Wizards del ultimísimo Jordan en 2001-02 y, como remate a 'sus' Sixers de Filadelfia, donde firmó una notable carrera profesional.

Las claves de las tres repeticiones de esos tres segundos finales de agonía fueron la concesión de un tiempo muerto a la Unión Soviética que estaba pedido por Sérgei Bashkin,  entrenador asistente de Vladimir Kondrashin, antes de los dos tiros libres de Doug Collins. De hecho, la bocina de la mesa de anotadores (donde cierto relojero suizo, Joseph Blatter, hacía de cronometrador, gracias a su cargo en 'Longines', cronometrador oficial de esos Juegos, junto a 'Junghans')...  sonó durante el segundo tiro libre de Collins. 

A instancia directa del propio Secretario General de la FIBA de aquellos días, el británico Renato William Jones (nacido en Roma), la mesa de Blatter anuló el final del partido, inicialmente decretado por la sirena del marcador electrónico, sin marcadores digitales de 30 segundos; sólo había unas extrañas bombilas verdes y rojas con periodos de cinco segundos, debajo del soporte de cada canasta. Renato William Jones marcaba 'tres' con los dedos de la mano. 'Tres segundos'. El árbitro principal, el brasileño Renato Righetto, no quería dar el 'tiempo muerto' a los soviéticos. Ahí estalló la polémica que ya recorre casi cinco décadas: tras el tiempo de Kondrashin, decretado por William Jones, la URSS cambió -fuera del Reglamento- al ala/pívot kazajo Alshan Zarmukhamedov (en kazajo, 'Aljan Jarmuhamedov'; algo más: es musulmán) por el base/escolta bielorruso Iván Ivánovich Edeshko, buen pasador. Curiosamente, y vamos entrando en materia, Edeshko y Zarmukhamedov, ambos compañeros en el entonces TSKA de Moscú/Ejército Rojo'... siguen vivos. Nada fácil, tratándose de todo lo que ha ido pasando a 'su' Selección. Pero sigamos...

La rocosa, durísima 'Selección roja' de Kondrashin volvió a sacar... y volvió a perder el balón con un pase a la nada... pero todo fue con un teórico, solitario segundo en el reloj como tiempo de juego. Entonces, la mesa 'de Blatter', ya con R. William Jones instalado allí e interviniendo en el equipo de jueces para que se jugaran los tres segundos a toda costa, avisó que el marcador no se había 'reseteado': tocaba jugar los tres segundos que de verdad quedaban; no sólo 'uno'. En pleno caos, los americanos accedieron por las malas, cuando algunos de ellos (como el técnico ayudante John Bach (después, también asistente de Phil Jackson en los Bulls más triunfales de Jordan) aconsejaban irse a vestuarios. Pero el entrenador-jefe, Henry 'Hank' Iba dijo: "No quería haber ganado el partido y que después, en el vestuario, alguien me dijera entre el champán que en realidad habíamos perdido la final". En efecto, Jones amenazó con la descalificación sumaria a los estadounidenses, si éstos se iban. Pero en realidad (y así lo admitiría años después el propio R. William Jones), el Secretario General de la FIBA nunca pudo prevenir el 'shock' final que iba a estallar sobre la Basket Ball Halle.

Edeshko, que había entrado a pista por ser un gran pasador, ejecutó una jugada bastante ensayada por Kondrashin para las presiones rivales y los segundos finales. Después de que el árbitro brasileño Renato Righetto (ayudado por el célebre búlgaro Artenik Arabadjan) apartara de las cercanías del saque de Edeshko a Tom McMillen (211 cms. de altura, entonces en Maryland) y a sus larguísimos brazos, como aspas... vino el milimétrico pase de Edeshko, en 'lob' o globo largo, casi como de béisbol, hacia el pívot Alexander Alexándrovich Belov, de 201 centímetros de altura: Belov se hizo sitio y anotó un tirito corto a tablero entre Jim Forbes (2,03) y Kevin Joyce (1,91), que,  despatarrados y casi por propio impulso­,  habían chocado y caído ante 'Sasha' Belov. El tirito de 'Sasha' Belov anotó el 51-50 para la URSS y desató el júbilo explosivo de los soviéticos y las lágrimas de los universitarios americanos. "Nunca aceptaremos esa medalla", repite Doug Collins... a quien el 'Redeem Team' de 2008 sí dedicó su propio oro ante España, en los Juegos Olímpicos de Pekín, en 2008.

Entre polémica, maldiciones y controversia universales, los estadounidenses siempre se han negado a recoger a sus medallas de plata -hoy, en un depósito de seguridad del Museo Olímpico de Lausana, tras haber pasado casi 30 años en el Dresdner Bank de Múnich-... y la delegación estadounidense reclamó oficialmente la anulación del resultado y el final del partido con el tanteo que instalaron los tiros libres de Collins. La apelación americana -que entre otras cosas, reclamaba como lances 'antirreglamentarios' el cambio de Edeshko y la intervención de Jones 'sobre' la mesa- se perdió por una votación de 3-2 en el Jurado de Apelación FIBA, votación decidida por tres votos de tres países entonces en la órbita soviética, Cuba, Hungría, Polonia, contra los dos de Italia y Puerto Rico. 

Los agraviados, burlados estadounidenses dejaron establecida una especie de maldición generacional. Está el veto testamentario del capitán Kenny Davis,que se extiende de por vida a todos sus herederos. Otro de los jugadores estadounidenses, Mike Bantom, insultó y agredió cierta vez al propio Edeshko, llamándole entre otras cosas, 'ladrón' y 'motherfucker', durante un partido amistoso en Italia que jugaron el entonces equipo de Bantom, Auxilium Torino, y la Selección de la URSS 1985-86 en la que Edeshko era técnico ayudante. Se fueron al traste todos los esfuerzos de Tom McMillen, luego sólido jugador en NBA (Knicks, Hawks...) y también Congresista Demócrata, en pro de que el equipo estadounidense recogiera las medallas de plata e incluso 'se reuniera`' con sus rivales de aquel día 'maldito'. El propio Collins, Bantom, Davis, Ratleff, el ya fallecido Dwight Jones (...) se han ido negando siempre a todo gesto 'de reconciliación' en todas las votaciones que en ese equipo de 1972 se han hecho (incluso a peticiones de la FIBA y del Comité Olímpico Internacional), votaciones que los 'pacifistas' de McMillen pierden una tras otra. 

Por zanjar esta parte del relato, daremos una opinión muy especial, la del fenomenal base español y madridista Juan Antonio Corbalán, medalla olímpica de plata en 1984, en Los Angeles (y 'Mejor Jugador de Europa', 'Mr. Europa', en 1983), que asistió 'en directo' a aquella final histórica. 177 veces internacional 'A' con España, Corbalán formó parte de la Selección española 'de' Antonio Díaz-Miguel que finalizó en 11º puesto en aquellos Juegos y que 'sólo' cayó ante los estadounidenses por 56-72 en partido de la fase de grupos.

Corbalán vivió la final a pie de pista, la misma pista de la Basket Ball Halle donde 'su' Real Madrid ganó la Copa de Europa de 1978 al Girgi de Varese, antigua 'Ignis': con Meneghin, Morse y compañía. Estos son los recuerdos del doctor Corbalán, aquel maravilloso base, hoy especialista en Cardiología en Madrid.: "Yo estaba debajo de la canasta, porque entonces tenías un pase y pillabas lo que pillabas y a veces no pillabas nada porque estaba todo vendido, lo que sea, y yo me quedé con un grupo de fotógrafos debajo de la canasta donde Alexander Belov acabaría metiendo la última canasta... Las tres repeticiones fueron justas y se tuvieron que hacer, y fueron la razón por la que ganaron los rusos, cuando a los americanos nunca les había ganado nadie... La primera vez, los americanos se tiraron a celebrarlo, pero, claro, había que repetir. Entonces se repitió. Y ahí fue uno de los árbitros, un brasileño que se llamaba Righetto, que estaba con Edeshko bajo la otra canasta, la de enfrente en la que estaba yo, con el balón esperando, y entonces ahí pasó al revés: en lugar de que la mesa diera el bocinazo antes de tiempo, ahora fue la mesa la que le hizo la seña al otro árbitro que estaba al lado de la mesa (Arabadjan), éste le dijo a Righetto 'dale', y Righetto, que estaba distraído se quedó con el balón en la mano..." 

..."Entonces Edeshko le trincó el balón y también sacó medio tarde, con lo cual se repitió otra vez. Fue un cúmulo de errores entre la mesa y los árbitros. Y a la tercera repetición es cuando sucede la famosa canasta de los rusos. Y es verdad que en el único momento en que el balón salió de la mano de Edeshko con el tiempo ya correcto, ahí fue cuando atravesó todo el campo, y es curioso, porque en el salto, si os fijáis, salta Alexander Belov, que era como un armario, y saltan dos americanos brincadores acojonantes,  los tres a por el balón, pero él, Belov, que lo trinca, lo coge.... y los otros, los americanos, es como si hicieran 'Pum' y se cayeron, y Belov se quedó tan solo que le dio tiempo a botar... creo que botó el balón una vez, y metió la canasta. Que creo que no la metió para abajo, no machacó, la dejó suavemente. O sea que aquello para mí deportivamente fue justo porque las tres repeticiones fueron inapelables. Fue justo, aunque los americanos siempre piensan que fue un robo, y de hecho no fueron a recoger la medalla de plata".  El afamado periodista Víctor de la Serna, especializado en baloncesto y entonces en el 'staff' de Pedro Ferrándiz, en la sección del Real Madrid, coincide con Corbalán y afirma: "Los soviéticos tenían la razón'. 

DOS TERCIOS DE MUERTES; 'SASHA' BELOV.- A 49 años de septiembre de 1972, los acontecimientos en torno a esa 'maléfica' final de Múnich han dado una suerte de giros extraordinarios. De entrada, ya no viven las dos terceras partes exactas de los jugadores soviéticos que regresaron a Moscú con el oro de Múnich. También falleció (en 1999) el seleccionador Vladimir Kondrashin, al que los jugadores regalaron el dinero de su parco premio económico -500 dólares USA de la época por cabeza; una fortuna en aquella URSS-, a fin de contribuir a una operación tumoral 'a vida o muerte' del hijo de Kondrashin. Estas precisiones se relatan en la película rusa 'Tres segundos' (2017), sobre aquella final de Múnich. Dirigida por Anton Megerdichev, 'Tres segundos' (en inglés, 'Going Vertical'; título original ruso, 'Dvizhenie vverkh': 'Moverse hacia arriba') significó en 2017-18 un absoluto éxito de taquillas en los cines de todas las Rusias. Aunque, en realidad, el 'Director Técnico' o comisario de aquella Selección campeona en Múnich era el célebre 'Zorro Plateado' Aleksándr 'Papa' Gomelski, campeón con la URSS de Sabonis en 1988... y fallecido en 2005. 

Pero el hecho es que en este mundo ya faltan ocho (8) de los 12 jugadores soviéticos que se colgaron el oro olímpico de 1972 en Múnich. Para empezar, el propio 'Sasha' Belov, muerto en Leningrado/San Petersburgo (donde siempre jugó en 'su' Spartak de toda la vida), el 3 de octubre de 1978, a un mes de cumplir 27 años, y siempre en el eje de habladurías sobre disputas con las autoridades soviéticas, rumores (relacionados con contrabando y con sus opciones NBA, etc.) que le situaban incluso deportado a Siberia. 

Lo oficial es que Alexander Alexándrovich Belov falleció de una rara tumoración de vasos linfáticos (sólo se detecta el 2% de este tipo de sarcomas), una cosa maligna que se llama 'angiosarcoma'. En el estreno de 'Going Vertical' (Moscú, 2017), Alexandra Ovchinnikova, exbaloncestista internacional con la URSS y viuda de Belov (con el que formó pareja en las concentraciones previas a los Juegos de Múnich), consideró 'un fraude' la película, en relación al relato de cómo se generó la enfermedad de 'su Sasha'... y a otros asuntos: "No hay ni una onza de verdad... insertan incluso canastas de arriba hacia abajo, que en aquella época no se veían... los actores lo hacen muy bien, no es su culpa, pero yo no veía allí a Sasha, 'mi' Sasha. Él nunca estuvo enfermo durante los Juegos de Múnich. Ganó el oro para nuestro país, eso fue todo: y ahora sólo le quieren envuelto en polémicas. No quiero que los productores de esa película nos usen más... ni a él... ni a nuestra familia". Para colmo de males, la tumba de Sasha en San Petersburgo fue asaltada en 2010 y los ladrones se llevaron una reproducción en metal de su colosal mano con una pelota de baloncesto.

Lo que está claro es que las autoridades de la URSS no permitieron a Alexander Belov ir a la NBA ni de pruebas cuando New Orleans Jazz le eligió en el 'draft' de 1975, décima ronda. ¿Vinieron de ahí las habladuría? Digamos que eso era lo normal entonces. Con la Selección soviética, Alexander logró, entre 1970 y 1976, un oro y un bronce olímpicos, un oro y un bronce mundial y dos oros y una plata europeos. Pero con el paso de los años... ya han muerto otros siete (7) de los 12 compañeros de 'Sasha' de aquella noche inolvidable en la Basket Ball Halle.

SIETE TRAS 'SASHA'.- A partir de la muerte de 'Sasha' Belov, el propio Kondrashin (1999) fue el primero del grupo campeón en Múnich que emprendió viaje al otro mundo. Otros siete empezaron a desfilar a partir de 2004: los georgianos Zurab Sakandelidze (1,86 de altura), Mikheil Korkia (1,98) y Serguéi Kovalenko (2,16), con 58, 55 y 57 años, respectivamente. Sakandelidze tiene una calle con su nombre en Tiflis, Tbilissi, de cuyo Dynamo no salió: al igual que Korkia (S. Kovalenko sí jugó en Kiev y en el TSKA de Moscú). A todos se les achacan enfermedades 'virales' o 'tumorales'. Veremos que es el patrón común en la maléfica lista. Indudablemente, no ayudan las dosis de tabaco y alcohol ('vodka') tan comunes en los hábitos vitales de los rusos o la mayoría de ex soviéticos.

El 15.07.2008 se volvió a teñir de negro la 'Lista Roja' de Múnich. De este día no pasó la vida del ala/pívot moscovita Gennadi Georgievich Vólnov (2,01, 84 kilos en forma), cuando aún no había cumplido 69 años. Hasta muy poco antes había fotografías del delgado, filiforme Vólnov bastante en forma, jugando partidillos con los veteranos del TSKA/CSKA de Moscú. Vólnov, gran capitán del gran campeón TSKA (o TSSKA) de los años 60 y 70, se trata de uno de los tres jugadores, con Serguéi Belov y Carmelo Anthony, que han ganado cuatro medallas olímpicas, en su caso coronadas con el oro de 1972. Anthony tiene tres 'oros' más el bronce de Atenas. Vólnov también fue seis veces campeón de Europa con la URSS (1959, 1961, 1963, 1965, 1967, 1969) y campeón mundial en 1967 (Uruguay) con la Selección soviética. Pues se lo llevó en pocos meses... 'un cáncer fulminante'. El 16.07.2010, en Volgogrado, siguió en el viaje definitivo Aleksándr Boloshev, pívot reserva soviético en Múnich: 2,05 de altura, jugador del Dínamo moscovita. Otro 'tumor'. A la hora de la muerte, Boloshev había cumplido 63 años: 1947-2010.

...El 3.10.2013, en Perm, cerca de los Urales (donde había entrenado al club Ural Great), fallecía Serguéi Aleksándrovich Belov, autor de 20 vitales puntos para la URSS -sobre el total de 51- en la finalísima de Múnich. Una 'larga enfermedad vírica' (según informaciones de la época) acabó con la vida -a los 69 años- de uno de los mejores jugadores de Europa de todos los tiempos, a quien, en hecho poco frecuente en el periodismo deportivo español, el aquí firmante conoció y habló cuando se entrenaba en 2003, en Málaga, junto con Arvydas Sabonis y Valdemaras Homicius, otros dos campeones olímpicos. Aparte de todo lo dicho, Serguéi Belov (Naschókovo/Tomsk, 1944, 1,90 de altura, el 'Jerry West' soviético), posee el récord de medallas en Mundiales de baloncesto, junto con el también exsoviético, y ya fallecido de cáncer, Alexander Belostenny, más los brasileños Amaury, Ubiratán Pereira y Wlamir, y los yugoslavos Kresimir Cosic y Drazen Dalipagic: cuatro medallas cada uno. Serguéi Belov ('gran jugador, mala persona', solía decir 'Papa' Gomelski, que impidió la salida de Belov para jugar fuera de la URSS), también mantiene el récord de medallas en Eurobasket, con el propio Cosic y con Pau Gasol. Serguéi Belov ganó dos Copas de Europa y once (11) Ligas de la URSS con el TSKA/CSKA y ocupó el primer lugar en la votación del año 1991 de los 50 mejores jugadores en la historia de la FIBA efectuada en 1991. Entre 1993 y 1998, Serguéi Belov presidió la Federación Rusa. Y se le alzó al 'Hall of Fame' de Springfield, Massachusetts: el mítico 'Salón de la Fama'.

Al fin, en 2015, y con 63 años, también se iba el pívot Iván Vasílievich Dvorni (2,07 de altura, Spartak de Leningrado más Dínamo de Moscú; vivió entre 1952-2015). Y en el caso de Dvorni, fallecido en Omsk, el diagnóstico del deceso era claro, terminante: cáncer de pulmón. La muerte de Dvorni redujo a un tercio la presencia en este mundo de campeones olímpicos soviéticos de baloncesto en 1972: 4/12. Es menos aún si se cuenta también a Kondrashin. Quedan Edeshko, Zarmukhamedov, el alero ucraniano Anatoli Polivoda (2,00 de altura, Kiev) y el gran escolta lituano Modestas Paulauskas: que reside en EE UU y que tiene un hijo como jugador profesional, también llamado 'Modestas'. 

El promedio de edad en todos los 'soviéticos de oro' ya fallecidos sobrepasa escasamente los 62 años, y esto, considerando que Serguéi Belov y Vólnov murieron con 69 y 68 años. Basta reflejar que de las Selecciones de Estados Unidos y España en los Juegos de 1972, de las 24 unidades combinadas... sólo han muerto dos jugadores: Dwight Jones entre los estadounidenses; y de los españoles, el superclase que fue el ala-pívot catalán Enrique/Enric Margall (Joventut Badalona), fallecido en 1986, con 42 años, a causa de un brutal infarto. Ya murieron los dos seleccionadores, Hank Iba y Antonio Díaz-Miguel... pero nos quedan 22 de los 24 jugadores españoles y estadounidenses que fueron olímpicos en baloncesto en Múnich, en 1972, todos más o menos cerca de ser septuagenarios. ¿Qué clase de debacle ha pasado, pues, con la Selección soviética, la inolvidable campeona de la Basket Ball Halle y de los 'Tres Segundos'? Pues...

EL 'EJÉRCITO ROJO' Y EL 'CASO ANDRÉYEV'.- "Mi tiro, mi bote, mi suspensión... son habilidades naturales que vienen con uno. Pero, ¿usted sabe con qué disciplina había que entrenarse en el TSSKA, en Moscú?", revelaba Serguéi Belov al aquí firmante en 2003, en Málaga, con la traducción a cargo de 'Valdi' Homicius. Algo similar puede escucharse en el 'biopic' llamado 'Red Army', 'Ejército Rojo', que Gabe Polsky, el director estadounidense -de familia de Ucrania- dedicó al superequipo de hockey sobre hielo que armó, también en los años 70 y 80 el TSKA/CSKA; siempre... el 'Ejército Rojo', absoluta base de la Selección de la URSS. "Después de la derrota ante EE UU en la final de los Juegos Olímpicos de Invierno, en 1980 (el llamdo 'Miracle on the Ice', 'El Milagro sobre Hielo', 4-3 para los universitarios USA)... nuestro entrenador, Viktor Tikhonov, 'El General', que procedía de los cuadros del KGB, nos puso a entrenar de tal manera... que había gente que orinaba sangre", revela en 'Red Army' el fantástico portero de hockey que fue Vladislav Tretiak, hoy presidente de la Federación Rusa de Hockey. 

Tretiak nunca jugó en la Liga profesional americana de hokcey, la NHL, aunque en 1997 y 98 los Chicago Blackhawks de la NHL le contrataron como entrenador de porteros, sólo para terminar ofreciéndole un contrato como portero titular 'blackhawk'. Pero el honesto Tretiak, ya con 36 años entonces, no aceptó. Con resolución terminante: 'Ahora ya le toca a los jóvenes, es su tiempo y ustedes tienen jóvenes muy buenos; por y para ellos me han llamado". Tres veces campeón olímpico con la URSS, y subcampeón en 1980, Tretiak encendió el pebetero olímpico en los Juegos de Invierno de 2014, en Sochi. Hoy preside la Federación Rusa de Hockey.

El soberbio defensa Viacheslav Alexandrovich, 'Slava' Fetisov', ilustre camarada de Tretiak en aquel 'Ejército Rojo' (un título olímpico menos que Tretiak... pero dos veces campeón de la 'Stanley Cup' en la NHL con los Detroit Red Wings, otra 'Gran Máquina Roja') es aún más expresivo que Tretiak, su 'tovarich' de tantos años. Son Camaradas de la Orden de Lenin: "Viktor Tikhonov pensaba que el éxito del equipo eran sus métodos, y en realidad, el éxito del equipo era... todo el cuadro del equipo. Entrenábamos hasta cuatro veces al día, ¡¡cuatro veces!!, ¿puede creerse, usted sabe lo que es eso...? y la gente subía hasta a 220 pulsaciones por minuto, porque eso y esas eran las órdenes directas de Tikhonov". El 'Ejército Rojo' de hockey sobre hielo permanecía concentrado... 11 meses al año. Sólo descansaba de semejante ritmo... un mes al año. En cada uno de los 11 meses de concentración, los jugadores el TSKA/CSKA de hockey sólo tenían derecho... a un fin de semana en casa. Uno de los mejores jugadores de la 'Era Tikhonov' en el 'Red Army', el ala de ataque moscovita Vladimir Krutov, 'El Tanque', la 'K' de la 'KLM', junto a Larionov y Makárov, falleció en 2012. Con 52 años y el hígado destruido por la cirrosis. No; alcohol y tabaco... no ayudan.

El caso es que Serguéi Belov defendía de firme la disciplina de la extinta Unión Soviética... y del Ejército Rojo. Proseguía Belov, entre emociones contradictorias: "El cambio de sistema, la 'perestroika' y la desaparición de la Unión Soviética hundieron no sólo al baloncesto, sino a todo el deporte de Rusia. El nuevo sistema no sólo no funcionó, sino que desactivó lo que iba bien. Todo funcionaba y toda esa estructura se vino abajo. No creo que se pueda regresar a mis tiempos". "En la Unión Soviética se trataba al deporte como un medio más para combatir y luchar contra la epidemia capitalista; y no precisamente un medio poco importante", subraya Gabe Polsky.

Hubo/hay, existe aún otro caso humano paradigmático de todas estas fatigas, el del gigante Vladímir Gueórguievich Andréyev: Astrakhan, 1945, 2,17 de altura o 2,15, según otros. Con 37 puntos más 11 rebotes y absolutamente imparable (12/21 en tiros de campos, 13/18 en tiros libres), Andréyev, el larguísimo número '15' en camiseta de tirantas, en blanco y negro, en nuestra imagen de apertura, junto a la Selección 'roja' campeona en Múnich, decidió la famosa final de la Copa de Europa de 1969, en Barcelona, en el Palacio de los Deportes en Montjüic, que el mejor TSSKA de todos los tiempos arrebató al Real Madrid de Pedro Ferrándiz, tras dos prórrogas, por tanteo de 99-103... y con el público de Barcelona absolutamente volcado en favor del 'Ejército Rojo' del técnico Armenak Alatchatchan. Con 19 puntos 'exteriores' y en entradas a canasta, Serguéi Belov mantuvo las hazañas interiores de Andréyev. Miles Aiken fue el máximo anotador madridista (21 puntos) pero acabó siendo señalado y responsabilizado por Ferrándiz al romper instrucciones para jugarse y fallar una entrada decisiva. Fallecido en junio pasado a los 81 años, el ala/escolta Vadim Kapránov (después, técnico de renombre en Rusia) es otro de los elementos del TSSKA que ya no responderán a la llamada.

El 'Ejército Rojo' -o 'Máquina Roja'- no jugaba las Copas de Europa en los años olímpicos, precisamente por las 'eternas' concentraciones preolímpicas de la Selección soviética. La época más dorada del imparable Andréyev se registró entre 1967 y 71, con el bronce olímpico de 1968, más el título mundial de 1967... más tres Campeonatos de Europa de selecciones. Andréyev, que sin duda hubiera sido una estrella en la NBA, un tipo de jugador bastante parecido a Arvydas Sabonis -pero incluso adelantado a 'Sabas', algo más fino- conquistó las seis Ligas soviéticas entre 1969 y 1974, todas en las filas del TSSKA... pero desde 1972 ya arrastraba una lesión importante en la espalda -hernia de disco-... que le apartó de la Selección soviética y de los mismos, triunfales Juegos de Múnich. Esa lesión se agravó y hoy hace a Andréyev andar absolutamente encorvado y con pérdida de unos 10/12 centímetros de altura, como el propio Andréyev reconoció hace muy pocos años al propio Juan Corbalán en un encuentro de veteranos del Real Madrid y del TSSKA/CSKA, en Moscú. Así y todo, Andréyev declaró en reciente grabación de los veteranos del equipo: "Mi mayor orgullo y mejor recuerdo en esta vida es haber pertenecido al Ejército Rojo".

"Hoy no hay que dar más explicaciones, pero jugar en el TSSKA/CSKA era lo máximo que había en Rusia y en la URSS. Y la única manera de recibir un sueldo por jugar y entrenarse era con un despacho de oficial del Ejército. Pero si me pregunta si creo en los valores de la camaradería, la colaboración y el trabajo en conjunto, respondo que sí", enfatizaba Serguéi Belov. Según el propio Fetisov, "el hockey ha sido mi vida y el Ejército Rojo me impartió todos los valores de disciplina y patriotismo; ese patriotismo es, aun hoy, el mayor de los sentimientos para mí, pero preguntarme por eso no es hoy una buena pregunta; antes era un deportista y hoy soy un político", esgrime el inteligente, sensato Fetisov, verdadero protagonista de la narración fílmica de Gabe Polsky. 

En busca de salir rumbo a la NHL y harto de los métodos tiránicos del 'General' Tikhonov, Slava Fetisov fue el primero que abrió camino y se enfrentó abiertamente a Tikhonov y a todo el 'apparatchik' aún soviético, incluso -personalmente- también se midió con el temible Mariscal Dmitry Yazov, último Ministro de Defensa de la URSS y luego golpista en busca de restaurar la Unión Soviética. Ello costó a Fetisov incluso detenciones (vía KGB, aprobadas por Tikhonov) y palizas. Yazov le amenazó con mandarle a Siberia. Pero... al cierre de su andadura y sus títulos en la NHL, que arrancó en 1989-90, Viacheslav Fetisov (Moscú, 1958) recibió en 2012 una llamada personal del mismísimo Presidente ruso, Vladimir Putin: "Slava, ya basta; puedes volver, tienes que volver a casa; te necesito como Ministro de Deportes para que me prepares los Juegos de Invierno, en Sochi-2014". 

Fetisov regresó con la Stanley Cup de los Red Wings, enterró a Krutov entre lágrimas, fue Ministro de Deportes con Putin... y aún admira, callada y sentimentamente, los tiempos del Ejército Rojo. Él puede contarlo. Ocho jugadores de la Selección soviética campeona olímpica de baloncesto en Múnich, en la imborrable, épica final 'de la cuenta larga'... ya no pueden decir lo mismo que 'Slava', no pueden contarlo. Incluido Serguéi Belov, el 'Jerry West' de la URSS, 'Mr. Europa'. Erat, est, fuit. ¿Maldición?