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Salvadores

Antonio Félix
Antonio Félix
17/08/2022

Volvamos al punto de partida: El Betis ha hecho trampas. Esto era algo feo pero no necesariamente malo. De hecho, al club le había ido de rechupete con una jugada que se presumía maestra hasta que se le ha visto el farol. Y el chuzo no es cualquier cosa. El Betis acaba de vender, o regalar, o prácticamente echar, a su defensa titular con el que ganó la Copa y se volvió a meter en Europa, el internacional Marc Bartra, y eso ni le ha dado para inscribir a uno solo de los siete futbolistas fichados y renovados para esta temporada. Su descontrol financiero resulta descomunal y, si en un par de semanas no es capaz de corregirlo, el ridículo será terrible. Justo en este momento paradisíaco, cuando el club parecía haber roto definitivamente con atávicos complejos, el Betis vuelve a revelarse como su peor enemigo.

A la vista quedan tres soluciones para evitar el desastre. La primera la tiene Antonio Cordón, cuya alabada pericia para fichar buenos futbolistas ha resultado ser inversamente proporcional a la de venderlos. Una fatal ecuación con la que, evidentemente, no contaba la directiva, dada la sapiencia de don Antonio, maestro de Monchis, y el plantillón con el que no han dejado de rechupetearse los dedos estos dos años. Porque lo bien que juegan estos tíos. Pero, a la hora de la verdad... un millón por Bartra y lacito. Ahora, descubierto todo el ardid, no queda otra que llevar el farol hasta las últimas consecuencias, al último minuto del mercado, hasta encontrar a alguien al menos tan desesperado como tú para no desprenderte de genios como Guido o Fekir como si fueran ridículas baratijas

La segunda alternativa es que el club consiga el dinero por otras vías. Que active, o sea, las famosas palancas de las que hablaba. Una opción que da pánico. Negociar con un fondo buitre siempre es complicado. Hacerlo in extremis y con la soga al cuello es suicida. Crear ellos mismos el fondo es de chiste. Poner el dinero, loperiano. Cabría preguntarse cómo se ha llegado a esta situación, pero no es difícil adivinarlo. El gran líder de este Betis, don Ángel Haro, ha logrado una última oportunidad para salvar de la quiebra a su empresa renegociando con los bancos su apabullante deuda. El superdirectivo del márketing ni siquiera logró eso: a la vez que entraba en el club quebró su sociedad y mandó a los trabajadores a que les pagara el Estado. En ambos casos, el problema fue el mismo: vivir por encima de tus posibilidades acumulando una deuda que no puedes pagar. Un buen resumen de lo que le sucede hoy al Betis. Y es que el hombre, al fin y al cabo, no deja de ser un animal de costumbres...

La tercera vía para evitar el escándalo es Manuel Pellegrini. No sé qué hará, ni cómo ni con quiénes. Pero aun totalmente a ciegas, la suya parece la mejor opción. Ésa y rezar, claro