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El Big data

Antonio Félix
Antonio Félix
19/06/2019

Tranquilo, José... Porque la cosa se ha puesto tan fea que Josemi ya es José. La defensa que de su vice hizo el presidente Haro habría resultado emocionante si no hubiera sido falsa. Desde hace tiempo se conocen las desavenencias y puñaladas que uno y otro, y especialmente uno hacia otro, se han dedicado. La última, que desveló el artero Serra, fue la desvinculación del presidente del informe Catalán que empujó a don Lorenzo a la calle. Hubiera estado bien dejar a Serra por mentiroso y aclarar que Haro también firmó ese informe. Pero lo cierto es que no lo hizo. Ese mochuelo lo cargó José, con el consecuente linchamiento público en la pocilga de twitter. La misma, por cierto, donde hasta ahora se regocijaban. La cosa debería provocarles ciertas reflexiones. Una marginal: mejor es batirse contra periodistas bajo ciertas reglas de decoro que hacerlo contra la masa infecta del ciberespacio, algo que deberían recordar la próxima vez que se les ocurra visitar una redacción pidiendo cabezas de plumillas. Y otra esencial, que es meditar sobre cómo, en apenas tres años, han dilapidado la mayor irradiación de energía que brotó del Betis en décadas para devolverlo a esta delirante zozobra.

De gratis... Se trata de una mentira tan antigua, recurrente y boba que ya ni se dice. Pero don Ángel la dijo: Qué injustas son las críticas cuando José, y por extensión él, trabajan sin ver un duro y de manera altruista por el Betis. Hay que tener un sentido de la realidad muy distorsionado o considerar a la gente profundamente estúpida para alegar esto sin que el sonrojo te delate. Bien, no nos detendremos en el detalle de las influencias, los contactos, los proyectos, las subvenciones, el poder, etc., con el que los gerifaltes del fútbol ven pagados sus denodados esfuerzos. Pero digamos algo: Altruistas fueron todos aquellos béticos que se dejaron la piel y un pastizal en la quijotesca batalla contra Lopera, en un terrible y extenso tiempo donde usted, señor Haro, y su colega Catalán fueron felices desaparecidos, dedicados probablemente a sus videojuegos y a sus paneles, importándoles el Betis por el que ahora tanto imploran un mismísimo carajo. Así que sí, señor Haro, probablemente el altruismo bético exista, pero créame si le digo que está lejos de usted. Y hasta del señor José.

El Big data... Al final cantó la gallina: La clave para que Lo Celso llegara al Betis fue un programita del vicepresidente José que alertó de que era el sustituto ideal de Fabián. "Así que pocas bromas con esto", zanjó Haro. En fin... Tan absurdo resulta ir contra la tecnología en el deporte como otorgarle un valor absoluto. De hecho, si algo diferencia al fútbol como empresa es cierta primacía irreductible del factor humano. No hay máquina capaz de descifrar por qué un jugador o un entrenador rinden como colosos en un lado y se convierten en paquetes al día siguiente en otro. Los ejemplos son tan abundantes y cercanos en Sevilla que no hace falta pararse en ellos. Por lo demás, contar con una buena base de datos interactiva que facilite la prospección del mercado es más viejo que el arado. ¿En serio la están inventando ahora en el Betis? No se engañen. Fiarlo todo al Big data es vender una gran burra. De hecho, si del Big data hubiera dependido, los ignotos béticos Haro y Catalán jamás habrían sido candidatos a reinar en el Betis. Y lo que nos hubiéramos perdido.