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Vuelve el circo

Antonio Félix
Antonio Félix
22/04/2020

Pensamiento uno: Poco a poco, el cotarro se anima. La Liga regará de dinero a la Federación a cambio de que la Federación y, se entiende, el Gobierno no fastidien con la reanudación de las competiciones. Alemania anuncia que volverán a jugar a principios de mayo y aquí se piensa que por qué no, a pesar de que, como todo el mundo sabe, no somos precisamente Alemania. El Gobierno impide a críos de 14 años jugar en un parque pero le parece correcto que muchachos de 20 lo hagan en un campo. Su comité de expertos garantiza la seguridad, supongo. Leo una entrevista con otro experto, el señor Andrea Crisanti, héroe de Italia tras contener el virus en el Véneto gracias, entre otras cosas, a anteponer el sentido común al sentido de la OMS. Dice que es estúpido relajar la alerta porque seguimos sin conocer apenas nada del virus. Sí se sabe que precisamente los jóvenes asintomáticos resultan una temible fuente de infección. Sostiene que no habrá vacuna hasta, como pronto, el otoño. Demasiado tarde, el negocio se derrumba y hay que mover la rueda del dinero ya. Se consulta al comité de expertos: todo ok. Resta un pequeño problema: convencer a los monitos de este circo. Fali, jugador del Cádiz, iza la bandera revolucionaria y dice que prefiere retirarse a jugar ya. Le ordenan callar. Incluyo de inmediato a Fali en mi extravagante gobierno imaginario junto a don Amancio Ortega. Hace días, gente como Suso o Canales rechazaban también de plano volver mientras hubiera riesgo. Tengo amigos que durante todo este tiempo han seguido trabajando, obligados por su jefe, para no irse al fango. Entiendo que habrá futbolistas en esa situación. Entiendo que, para muchos otros, la cuestión presenta otro cariz: proteger su vida o proteger sus privilegios. No necesito oír más a Fali, pero estoy deseando volver a escuchar a gente como Suso o Canales.

Pensamiento dos: Dicen que de todo se aprende. Intento observar con atención, y me congratula presenciar cómo la gente, en este estado de idiocia en el que nos mecen, aún se levanta frente a sustracciones intolerables. En ocasiones basta apenas el síntoma para que se nos revele con absoluta claridad el riesgo. El episodio de los críos en el supermercado nos alumbra sobre el nivel de la clase que nos dirige en esta crisis. Esa misma clase debió pensar que, dado el volumen del drama, pasaría inadvertida como cuestión menor su censura en la comunicación, la intrusión en nuestra intimidad, el rastreo público de los críticos. No ha sido así. Al parecer, a la gente le sigue chiflando esa cosita llamada libertad de expresión. Y hasta advierte en su censura un claro riesgo de la estupidez, la autocracia, la debilidad de un gobierno. Como dicen que de todo se aprende, espero que esto lo aprenda pronto el Betis.

Pensamiento tres: Otra golfada común: época de crisis, época de oportunidades. Pero es cierto. Cada día vemos a gente que saca partido de esta situación. El Betis lo ha hecho. En condiciones normales, sus dirigentes tendrían hoy un fuerte dolor de cabeza: otra temporada a la basura, estrellas que se quieren ir, los críticos apretando, etc, etc. Sin embargo, ahora se respira una sensación distinta: fue una pena que suspendieran la temporada, porque el Betis andaba como un tiro, iba a destrozar al Sevilla en el derbi y remontar hacia Europa. En esta crisis, además, demostraron su sensibilidad negociando una pequeña rebaja de sueldo a los jugadores y protegiendo al resto de empleados, no como otros. Para finalizar, veremos quién puede pagar ahora el pastizal para llevarse a sus estrellas. Sí, señor. De este drama ha brotado justo lo que más necesitaban los dirigentes del Betis: una inmensa excusa. Y casi mejor quedarse así. No sea que vuelva el circo y lo estropee todo.