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Reforzados con 41 puntos

Miguel Ángel Chazarri
Miguel Ángel Chazarri
03/08/2020

Aunque la verdad es que no se esperaba movimiento alguno, la decisión de Joaquín Caro Ledesma, uno de los accionistas principales de la entidad, no deja de tener bastante importancia. Si existía alguna mínima opción de discutirle el poder a Haro y López Catalán, la misma queda ya completamente descartada después de la petición 'interruptus' de Caro, que no ha tenido respaldo en el resto de accionistas.

Un caso digno de estudio. Pocas veces en la historia del fútbol sevillano una pareja de mando tan poco ganadora como la que forman Haro y López Catalán ha encontrado tanto apoyo de los accionistas. Cuatro directores deportivos y ocho cambios de entrenador en los últimos cinco años dejan a las claras que el funcionamiento del Betis no es el deseable. Más allá de la raya en el agua que supuso la clasificación europea hace dos temporadas, con Serra y Setién a los mandos, el Betis sigue sin dar el salto esperado. Al 'diablo' Manuel Ruiz de Lopera le surgió una durísima y merecida oposición cuando comenzó a perder y perder, y el club entró en quiebra. Por ahora, los resultados negativos no afectan a Haro y López Catalán.

Caro Ledesma. Sus peticiones son bastante infantiles, todo sea dicho. Una mejora en lo deportivo... pues claro. Que desaparezca la figura del consejero delegado... ¿Y qué? Si Haro y López Catalán dominan la junta manu militari, imagínense un consejo. Caro Ledesma sabe mejor que nadie lo que significa pertener al consejo del Betis en este momento. Ha dado rodeos, todos lícitos, para solicitar una Junta. Cuando ha visto que el paso es imposible, ¿para qué reunirse en un hotel una calurosa noche de septiembre?

¿Y el resto de accionistas principales? Preocupan cero a Haro y López Catalán. Castaño sigue muy denostado y su capital sería importante con el movimiento desatado. Rafael Salas siempre ha sido contestatario a la gestión actual, sin más. Y además ya perdió ante los jóvenes empresarios, mientras que a Francisco Galera tampoco le convence la actual forma de proceder, aunque ni mucho menos es un azote. No habría que descartar que incluso termine con un puesto en el consejo.

Serra Ferrer, la bandera que nadie coge. Lorenzo Serra Ferrer, nuevamente atacado por López Catalán, debería ser un elemento importantísimo. Tiene un 1% del capital, porcentaje que en muchas juntas decide, y sobre todo el inmenso crédito de una figura ganadora. Pero al retirarse Caro Ledesma, su bandera se cae y nadie la va a coger. El hecho de que ya estén contratados Pellegrini y Cordón adormece en parte las ganas de cambio. El verano ha comenzado y ya se habla abiertamente de proyecto nuevo y por supuesto ilusionante. Serra seguirá ojo avizor con todo lo que ocurra, pero desde la distancia. Precisamente por ser quien es, tampoco debe ir a una junta para perderla y por goleada.

La afición. Siempre es motor del cambio, lo que ocurre es que ahora mismo no hay afición. No hay gente en los campos. Más allá de pataletas en las redes sociales, el estadio, ese perfecto lugar para manifestarse, es ahora un remanso de paz. Además, normalmente en el Betis nunca es el momento ideal para nada. Cuando se ha terminado la temporada, porque no conviene alterar la planificación. Y cuando la temporada está en marcha, porque no conviene desconcentrar al equipo. El accionista está tan desunido como el aficionado. O puede que sea al contrario.

Y en adelante, ¿qué? En adelante, lo de siempre. Acertar con Pellegrini, acertar con Cordón. No hay más cera en el Betis, incapaz de sostener a entrenadores, de generar una mínima estructura fiable, un clima en el que se respire competitividad. El entrenador del Betis debe ser mucho más que un entrenador. De lo contrario, terminará devorado por agradaores y conspiranoicos. He ahí el reto de Pellegrini.