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El (casi) éxito del otro fútbol

Lucas Haurie
Lucas Haurie
19/09/2021

Desde el minuto 74, cuando Pezzella cometió falta sobre Aleix Vidal, hasta el 98, final decretado del encuentro, el balón estuvo en juego algo menos de ocho minutos. Las pérdidas de tiempo en el fútbol español siguen constituyendo en septiembre el mismo problema que en agosto, cuando Manuel Pellegrini realizó su atinada denuncia al término del Betis-Cádiz. Para tratar de impedir el empate agónico del Espanyol, fueron activadas todas las triquiñuelas conocidas, incluida la desaparición del cuerpo de recogepelotas al completo. Al entrenador chileno y al autor de estas líneas nos encanta esta parte del juego, por más que nos fastidie cuando concurren contra nuestros intereses. A otros que orinan Chanel nº5 en lugar de meados… también les encantan, pero son tan hipócritas que se lo callan.

¿Tiene sentido el dicho de los hijos de los gitanos? Se decía antes, cuando se podía hablar sin temer rayos admonitorios de la furia identitaria, que los gitanos no querían buenos principios para sus hijos. A saber por qué. El jueves contra el Celtic, Pellegrini admitió y todo el mundo vio un comienzo horrendo del Betis, corregido por cuatro goles. Aguijoneado por la bronca de su entrenador, el equipo salió como un tornado contra el Espanyol, con tres llegadas peligrosas en otros tantos minutos, pero enseguida se lesionó Víctor Ruiz y marcó Aleix Vidal. ¡Otro pésimo inicio! Esta vez tampoco definió el partido para mal, pero convendría no ponerse cada vez –también pasó contra el Cádiz– en situación de tener que remontar.

Refuerzos (de verdad) de última hora. Antonio Cordón, con dos jornadas consumidas, perpetraba una planificación espantosa. En los últimos días, sin embargo, fichó a Willian José y a Héctor Bellerín –más bien obtuvo sus cesiones–, dos de esos futbolistas cuyos nombres tranquiliza al hincha porque suenan a refuerzos de verdad. Antes del descanso, la remontada se había consumado gracias al brasileño, que definió con frialdad la asistencia de Canales, y del catalán, que peleó con fe indesmayable un balón para ofrendárselo a Fekir. Del mismo modo que el trabajo de un entrenador SÍ puede juzgarse por un rebote que va dentro o fuera en el último minuto, TAMBIÉN podemos alabar o criticar al director deportivo por lo que fichan el 31 de agosto por la noche.