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El candidato

Antonio Félix
Antonio Félix
15/12/2021

Resulta que estábamos en lo cierto. La Liga ofrece la mejor oportunidad para ganarla de los últimos 20 años. El Barcelona está en derribo, el Atlético agotado. Entre las posibles alternativas, Valencia y Villarreal han caído en el pozo. La Real apenas si ha resistido un embate. Solamente el Real Madrid aguanta con firmeza, más de la presumida, ensamblado por el joven Modric y lanzado en ese demonio que es Vinicius. A estas alturas, para qué engañarnos, parece superior. Pero estas alturas aún no son nada y, quién sabe, lo mismo mañana Vinicius mete el pie en un hoyo, o a Modric le ataca la ciática, o Sergio Ramos les echa de la Champions y la princesa queda triste... Y entonces sí que la Liga quedará a tiro, y habrá que estar ahí, precisamente donde se está para intentarlo. Ya lo veníamos diciendo, que este año sí. Acertamos con la sintomatología en nuestro diagnóstico. Sólo tuvimos un pequeño error con el actor. Desde luego que la Liga ofrece una oportunidad histórica para ganarla. Pero para que la gane el Betis.

Hasta ahora, sólo la timidez que había mostrado en sus peleas con los grandes debilitaba su consideración de candidato. Pero su última gira lejos de Liliput, con el triunfo en el Camp Nou y el repaso a la Real, ha dinamitado también esas dudas. En estos momentos, no existe un pero que se le pueda poner al equipo verdiblanco, que ha ido madurando hasta convertirse en una tremenda apisonadora. Todo cuadra en esta maravillosa obra de autor. Los porteros paran a cual más. La defensa ya no concede y, en ataque, el equipo es un ciclón. Alex Moreno puede ser el mejor lateral izquierdo de la Liga, Guido el mejor pivote, Canales el mejor volante y Fekir, simplemente, el mejor. Futbolistas en ruina, como Juanmi o William José, reviven como imperiales aves fénix. Veteranos como Guardado recuperan el ímpetu de un juvenil. Una treintena de jugadores han tenido su oportunidad, y la mayoría entran y salen del equipo sin conseguir demasiada continuidad. Pero les da igual: cada vez que les llaman dan lo mejor de sí y aportan a la suma. Es como una inmensa familia donde los egos han quedado desterrados, y que se deja guiar ciegamente por un líder indiscutido y absolutamente genial, Manuel Pellegrini. Ahora mismo, el Betis es una obra de arte que roza la perfección. Es su gran momento. Su gran ocasión.

Ni los más optimistas habrían pensado en el Betis como un aspirante serio para luchar la Liga. Ni en verano ni hasta hace dos tardes. En el Camp Nou, sin ir más lejos, y a pesar del aspecto con el que llegaban al duelo unos y otros, el Barcelona le opuso con displicencia, con indisimulada soberbia. El guantazo verdiblanco fue el definitivo aviso de que había llegado a la gran batalla, y que esta vez lo hacía para quedarse. El reto, ahora, es ver el comportamiento del equipo frente al respeto que se ha ganado del resto. El partido contra el Betis ya no se preparará como uno más. Todo el mundo va a saber que llega un bisonte en estampida, que se atreve con todo y que no tiene pinta de frenar.

En la última época, y hasta la aparición del pontífice chileno, el Betis había tenido momentos espléndidos, algunos ciertamente prolongados, como con Serra y Setién. Pero al final siempre acababa desinflándose, en general dolorido por su propio puño de una manera masoquista y cruel. Pellegrini parece haber remediado ese mal endémico, al extremo de propagar un absoluto estado de felicidad. Más allá de lo frívolo, la cláusula de 1000 millones estrenada por Sergio Canales ofrece un bello mensaje. Pellegrini ha convertido al Betis en el lugar donde todos quieren estar porque todo puede suceder. Incluido luchar por la Liga, ese honor reservado al principio para algún otro.