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Futuro

Antonio Félix
Antonio Félix
27/04/2022

Es obligado sumarse a las congratulaciones para el Betis. A sus futbolistas, a sus entrenadores, a sus empleados y a sus directivos, con los que hemos sido no poco críticos desde este refugio.. Efectivamente, ha habido y sigue habiendo varias cosas que no nos gustan, alguna incluso que nos repugna, del quehacer de los mandamases verdiblancos, pero igual que la pasada semana teorizábamos sobre cómo las intimidades de un club acababan teniendo reflejo en el aspecto del equipo, para lo malo, esta vez tenemos que reconocerlas para lo bueno. En este fiestón, el pico de los elogios se lo están repartiendo Pellegrini y sus chicos, y no sin razón. Pero justo es resaltar el enorme mérito de unos directivos que, antes ya de su logro crucial, con la contratación del genio chileno, habían acertado mucho en la composición de un plantel con Fekir, Canales, Guido, Borja o Álex Moreno y en la adopción de una estrategia, tan noble e inteligente como poco frecuente en el presuntuoso mundo del fútbol, como la de apartarse de la gestión deportiva para dejar todo el campo libre al que sabe, que finalmente ha resultado saber como nadie. Lo dicho, enhorabuena por todo ello.

Es tiempo de una gran celebración. Lejos de ser singular, la proeza del Betis ha terminado de cerrar un círculo maravilloso e ignoto, jamás conocido antes en la ciudad. Hasta el momento, nos habíamos mostrado precavidos al respecto, enfrentados a un extraño síndrome de Stendhal que nos susurraba que todo esto acabaría siendo fugaz, apenas irreal. La gloria del Betis ha terminado por completar también la del fútbol en Sevilla, con dos equipos en la cúspide, haciendo las cosas increíblemente bien, superando convencionalismos catetoides y ofreciendo una imagen de modernidad y categoría alabada de punta a punta del país. Dos equipos que generan un auténtico orgullo más allá de la raza, imitándose al fin en todo lo bueno tras largos tiempos en los que se empeñaban justamente en lo contrario. Hay muchas claves del éxito del Betis reconocibles en el Sevilla, de la misma manera que podría decirse por fin, hoy, al revés.

Hay que retrotraerse 17 años para encontrar una situación pareja, salvando mil y un matices. Pongamos, para empezar, que al Betis le falta asaltar la cuarta plaza para bordar un año fantástico. Ganar la Copa lo ha hecho memorable. Meterse en Champions lo convertiría en trascendente. La euforia del título debe propulsar al equipo verdiblanco para perseguir a Atlético, Sevilla y Barça con absoluto desenfreno, con una voracidad caníbal. Hasta ahora, la temporada ha dado prestigio al Betis, y desde ahora debería darle también dinero para mantener y reforzar el plantillón que hace este fútbol tan delicioso. De vuelta al 2005, hay que recordar lo que salió de allí, qué sucedió con el dinero y qué equipo se hizo. Más allá de su veracidad, noticias como la formidable apuesta que el club estaría dispuesto a realizar por Isco hacen pensar que, esta vez, las cosas van a ser muy distintas. Entre las muchas diferencias entre aquel y este Betis, la mayor ha de ser el futuro.