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El mañana

Antonio Félix
Antonio Félix
08/06/2022

Digamos que, esencialmente, se escribe (y se piensa y se actúa) de dos maneras: o bien basándose en hechos o bien basándose en dogmas. La facultad de permanencia de éstos convierte a la segunda alternativa claramente en más cómoda. Uno no va cambiando de fe cada cuatro tardes. Para un periodista, e incluso para un columnista, era sin embargo una posición complicada de asumir hasta que el fenómeno ultra se filtró por completo en la profesión. Hoy es natural escuchar a colegas defendiendo hasta la extenuación al club de sus amores a pesar de cualquiera de los pesares. Algunos nostálgicos, sin embargo, permanecemos en el otro bando: el de no fiarnos de cualquier otra cosa que no sea el puro acontecimiento. Esto te lleva a posiciones embarazosas, como puede ser elogiar entusiastamente una semana a un personaje y lapidarlo de manera inclemente a la siguiente, que es lo que exactamente va a ocurrir ahora. Hace unos días, en base a unos hechos, elevábamos a los cielos a los dirigentes del Betis y a su director deportivo, don Antonio Cordón, por el fantástico trabajo realizado la pasada temporada. Hoy, en base a nuevos hechos, los volvemos a poner en la picota por el problemón que han generado con ese trabajo para la próxima campaña. Hay quien considera esto oportunismo pero, en realidad, se trata de sencilla coherencia. Nada, en cualquier caso, que puedan entender las atrofiadas mentes de los ultras de la fe.

Uno de los lugares comunes más empleados en el fútbol es que siempre se trabaja mirando el hoy y el mañana. Eso es mentira. Hasta los más aparentes abnegados trabajadores del club trabajan pensando única y exclusivamente en el momento. Entre otras razones, porque el mañana es un futuro muy remoto en el fútbol, un circo en el que pasas de héroe a villano, del altar al paro, en un abrir y cerrar de ojos. Nadie planifica pensando hacer un buen equipo hoy y un inmenso equipo dentro de dos años. Un estupendo ejemplo de ello es el Betis.

El señor Cordón y los señores presidentes han sido mucho de ese lugar común, de generar un marco de crecimiento continuado e incesante para el Betis. Eso sólo se consigue de una manera, que en esta ciudad se conoce bien por la forma en que, durante mucho tiempo, la bordó el Sevilla: comprando bien y barato y vendiendo caro, muy caro. Si el primer bien lo sustituyen por joven vale perfectamente. Si algo se ha exagerado recientemente en el fútbol es su carácter mercantilista, que ha obligado a los directores deportivos a reciclarse igualmente como ejecutivos en dirección de empresas. No son pocos los másters que se están forrando con esta ralea. Pero la cosa funciona así. Los jugadores han pasado a ser meras anotaciones contables, un valor activo o pasivo determinado no tanto ya por su calidad, como sucedía en el pasado, como por su vejez.

Y el Betis es un equipo viejo. Muy viejo. El segundo mayor de la Liga. Quién lo diría viendo cómo se emplean sus futbolistas. Hay que mirar dos veces el dni para comprobar la edad que tienen Guido, Canales, Fekir, Alex Moreno, Borja Iglesias o Marc Bartra. Pero la tienen, y eso los devalúa inmensamente en un mercado por lo general tiesuno, tirando a crítico, a juzgar por las apresuradas y desesperadas maniobras (el regalo de Diego Carlos) de algunos señores que algo saben de esto, como Ramón Rodríguez Monchi.

Cordón, en suma, es responsable de configurar una plantilla avejentada que apenas tiene valor en el zoco. Un pecado capital en un club que, durante los últimos años, apenas si ha escondido una economía en quiebra que ha disculpado, y a la que han disculpado las autoridades, con la excusa de la pandemia. Pero eso ya no vale, y la deuda sigue ahí. El mismo vicepresidente, Catalán, alertó majaderamente al mercado hace unas semanas de que el Betis necesitaba a 30 de junio 25 millones de euros para cuadrar cuentas. Poco después, la inminente oferta del Atlético de 45 millones por Guido Rodríguez se esfumó. El valor que la biblia de Transfermarkt otorga al maravilloso pivote argentino es de 25 millones. Los diarios informan ahora de que el Atlético va a por Carlos Soler, el fenómeno de 25 años del Valencia.

El riesgo para unos, la negligencia para otros, de ejecutivos y técnicos ha puesto al Betis en una posición inquietante, arriesgando una inmensa caída como la que aconteció, por circunstancias tan distintas, tras el muy recordado 2005. Fichajes como el de Luiz Henrique sugieren que el club busca soluciones, siempre dificultosas de conjugar con la máxima competitividad que exige la élite. Los jóvenes del plantel, Rodri, Paul, Ruibal, Edgar, Lainez, apenas si fueron recursos circunstanciales para un entrenador, Manuel Pellegrini, que fue intensificando su apuesta por la experiencia conforme avanzó la temporada y, con ella, los retos que encarar. Ahora toca salvar como sea la situación, aguantar el pulso, vender a destajo y cuadrar las cuentas para pagar a un estupendo plantel. Pero más allá probablemente todos, entrenador, director deportivo y dirigentes, deban reflexionar al respecto. Al menos, si es verdad que quieren construir un Betis no sólo para hoy, sino también para mañana.