muchodeporte.com Real Betis Balompié

Tirar Europa para ir a Europa

Antonio Félix
Antonio Félix
22/03/2023

Partamos de una convicción severa de don Manuel Pellegrini: este Betis no alcanza para la Champions. Tal vez con Fekir y Álex Moreno pudiera pensar otra cosa, pero en las circunstancias actuales el sumo Ingeniero no tiene ninguna duda. Sencillamente, el equipo no cuenta con suficiente potencial para lograr el gran premio que, por juego, ánimo y futbolistas, ya debiera haber conseguido la temporada pasada. Y de ahí sus decisiones.

La primera y, desde luego, más drástica ha sido la de tirar la Europa League. Una cuestión controvertida que, sin embargo, el maravilloso entrenador del Betis ha resuelto sin aspavientos. Porque el Betis ha tirado la Uefa, sí, pero con elegancia. Y entre las cuidadas formas y que el personal, quien más quien menos, ve que la cosa tampoco da, pues apenas si ha habido alboroto con una claudicación que, en otro escenario, habría abierto las carnes del más pintado.

Expuesta de esta manera tan agria, tan grosera, la cuestión todavía puede soliviantar a algún alma cándida. Pero el hecho admite poca interpretación: El Betis no compitió la eliminatoria contra el Manchester United. O, si quieren, compitió con armas con las que sabía que no iba a ganar. Nadie podrá discutir que, ante semejante reto y poderoso rival, el Betis no fue con todo. En la ida se guardó a Canales y Borja Iglesias. Su futbolista entonces más en forma, Rodri, no jugó un solo minuto. En la vuelta, Pellegrini reincidió. Joaquín, que no ha sumado tiempo ni para tres partidos esta Liga (cero goles, una asistencia), en la que ha sido una sola vez titular, lo fue en los dos con el United.

Aun así, el Betis guerreó y cayó de pie. Misión, pues, más que cumplida para el sabio entrenador chileno, que claramente priorizó la Liga. Y se puede decir que menos mal que lo hizo. Porque, entre los sobreesfuerzos con los ingleses, el Betis resolvió como buenamente pudo los partidos contra el soso Villarreal (0-0) y el minúsculo Mallorca (1-0), fundamentales para seguir metiéndole presión a la Real en la que se presume magnífica pelea por la cuarta plaza de la Champions.

En la mente de Pellegrini, recuerden, ingeniero, el cartesianismo ganó esta vez a la pasión, ese deslizadero de la cordura que decía Baltasar Gracián. Suficiente hubo con la temporada pasada, en la que el Betis desechó una ventaja formidable y naufragó en el último cuarto de la Liga, visiblemente agotado por el esfuerzo, físico y mental, que le condujo a ganar la Copa del Rey. Si eso le sucedió entrometiendo en su camino al Valladolid, el Sevilla, el Rayo y el Valencia, qué pudiera haberle ocurrido esta vez con el Manchester, la Juventus, la Roma o el Leverkusen. Cierto es que el empirismo vale lo que vale en el fútbol, ciencia en la que dos y dos unas veces son cuatro y otras, no. Pellegrini, y nadie creo que le pueda culpar por ello, claramente vio que esta vez lo iba a ser.

Y nadie se acordará, e incluso se celebrará esta modosita pero aberrante afrenta si el Betis, al fin, alcanza la Champions, premio que indudablemente merece su trayectoria y paraíso que haría su vida, deportiva pero sobre todo económica, mucho más feliz. Claro que, ¿y si no lo consigue? Pues entonces nos encontraríamos ante una temporada vulgar, en la que se despreció la Copa, se tiró Europa y se quedó en la Liga en la posición sencillamente acorde al  presupuesto. Lo peor, sin embargo, vendría al mirar la caja, con una economía destrozada, sostenida artificiosamente por una deuda sobre otra deuda que conduce a todas luces a la ruina, como bien saben en sus negocios privados varios de los actuales dirigentes del Betis.

Pero no seamos agoreros y volvamos al vibrante optimismo que inflama los corazones del beticismo y rige los designios de don Ángel Haro. Coronado, además, por una cuestión nada menor. Pues meterse en Champions no sería sólo eso, sino hacerlo en el año en que descendiera el Sevilla. ¿Creen que no trabaja el Betis con esa emoción en perspectiva? Todo ayuda.