Poco más de un cuarto de hora duró la ilusión que sin duda trae Gabriel Humberto Calderón. Pero la realidad es muy tozuda. En el fútbol de élite no puedes competir sin el ánimo adecuado, por supuesto, pero tampoco sin calidad física, táctica y técnica. Y al Betis le falta en estos momentos, desgraciadamente, todo, con mejores o peores entrenadores. En este caso, el nuevo, apostó por arropar su enclenque centro del campo, renunciando a los jugadores de banda para con cantidad suplir la calidad. Juntó a Lolo Reyes, Salva Sevilla, Nono y Verdú, con Leo Baptistao abierto a la derecha, Rubén de punta en solitario, y en ese dibujo del centro del campo, Salva Sevilla escorado a la izquierda. Un desastre, creánme.
Y eso que parecía que se podía ver otra cosa. Sin tirar cohetes, el Betis metía un gol, de Rubén Castro, como no puede ser de otro modo, le anulaban otro y posiblemente le escamoteaban un penalti. No son pocas cosas, pero pese a todo eso, cuando de verdad se puso el Celta, se cenó al Betis sin despeinarse, porque este Betis, el de Mel, el de Garrido y el de Calderón, es tremendamente frágil, en lo anímico y en lo físico. El equipo vigués vio rápidamente que las bandas estaban despobladas, y sobre todo por el lado de Nacho, que está muy mal pero que tampoco tiene ayuda alguna, se plantó varias veces hasta la línea de fondo para asistir a Orellana y Charles, que tampoco encontraron resistencia por el medio porque los centrales estaban dormidos y uno de ellos, Paulao, hasta lesionado, como se pudo comprobar en el descanso, que fue sustituido. Todavía hubo más castigo en la primera mitad. De nuevo Orellana aprovechó un balón suelto en el área que el Betis no acertó a despejar donde se debe.
Calderón, en el descanso, entendió que sólo estaba obligado a cambiar al lesionado, Paulao, por el señalado, Jordi Figueras. Con el paso de los minutos, también tuvo que sentar al fundido Leo Baptistao, que no se rompió muscularmente de milagro. El Betis, porque el Celta se dejaba, controlaba algo más de balón, pero ni Salva ni por supuesto Verdú, qué pena de millón de euros, eran capaces de organizar ni con esa facilidad que ofrecía el rival. El equipo gallego, casi sin querer, se plantó de gol en otro mal despeje y parecía comenzar lo que sería una nueva goleada. Pero se vio tan superior que quizá no se planteara en serio hacer más daño. Eso, sumado a un arreón final de casta y olfato de Rubén, la mejor noticia de la noche, maquillaron mínimamente un resultado que no puede esconder que este Betis es muy malo, posiblemente el peor de la historia. Y eso es muy duro.
RC CELTA DE VIGO (4): Yoel, Mallo, Costas, Fontàs, Jonny, Borja Oubiña, Álex López (Nolito, m. 67), Rafinha, Krohn-Dehli (Madinda, m. 76), Orellana y Charles (Mario Bermejo, m. 92).
REAL BETIS (2): Guille Sara, Juanfran, Paulao (Jordi Figueras, m. 46), Amaya, Nacho, Nono (Cedrick, m. 68), Lolo Reyes, Verdú, Salva Sevilla, Leo Baptistao (Jorge Molina, m. 64) y Rubén Castro.
Goles: 0-1, minuto 16: Rubén Castro. 1-1, minuto 22: Orellana. 2-1, minuto 30: Charles. 3-1, minuto 39: Orellana. 4-1, minuto 72: Nolito. 4-2, minuto 78: Rubén Castro.
Árbitro: Hernández Hernández, canario. Roja directa para Cedrick. Amarillas para Salva Sevilla, Krohn-Dehli, Nono, Rubén Castro y Orellana.
La mejor noticia de la noche, sin duda, que Rubén Castro hizo dos goles y que le pueden servir para volver a ser el punta que necesita el Betis.
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