La cuesta de enero es la que era

Javier González-Cotta
Javier González-Cotta
21/01/2022

El derbi en Fitur. En Fitur, la Feria del Turismo que se da cita ahora en Madrid, la ciudad de Sevilla ha presentado sus bonitas galas como reclamo para turistas y visitantes en este 2022 (supuestamente post-pandémico). En el stand dedicado a las glorias de la ciudad del Mediodía, el alcalde Antonio Muñoz ha posado entre azafatos y azafatas vestidos con los colores de los dos equipos de fútbol de Sevilla. Una vez más se quiere presentar a la ciudad como la gran capital del deporte, lo que nos recuerda aquellos días estupefacientes en los que Alejandro Rojas-Marcos se inventó el hoy olvidadísimo Festival de Cine y Deporte (la memoria, ese vasto camposanto). Las finales de la UEFA Europa League y de la Copa del Rey se celebrarán en Sevilla, así como el congreso estelar del llamado World Football Summit Europe (los aficionados ahormados en las viejas formas no entendemos –ni queremos entender– la parafernalia que mueve la llamada industria del fútbol). Curiosamente, la presentación internacional de la Sevilla futbolera ha venido precedida de la halitosis provocada por los ya históricos sucesos acaecidos en el derbi de la Copa. A menudo el azar convierte las buenas intenciones en una ironía. Ya puestos, con el reclamo de haber sido noticia nacional durante unos días, se podría haber emitido en Fitur un vídeo promocional con todos los históricos incidentes acaecidos en Nervión y en Casa Benito en las últimas décadas. Si es por ironizar, pues hagámoslo a lo grande.

El empate heroico. Por lo general las crónicas del partido del SFC en Mestalla hablan de oportunidad perdida para habernos acercado a la inalcanzable liebre: Real de Madrid. El empate sabe a poco si se quiere seguir disfrutando del aroma de las alturas. No es por llevar la contraria al periodismo deportivo. Pero nos parece que empatar en la caldera de Mestalla no ha sido del todo decepcionante (por otra parte no hay público más airado, pirotécnico y aspaventoso que el valenciano: dos años sin quemar nada en Fallas hace mucho daño). ¿Poco rédito el empate a uno? Bájese el balón con docilidad y analicemos la situación con la templanza debida. No hay equipo en la Liga donde tanta calamidad en forma de bajas y alrededores haya repercutido menos en el brío competitivo que en este SFC de Julen Lopetegui. El episodio de los porteritos imberbes se une al largo listado de percances (sin olvido del probable desmantelamiento de la defensa si el Newcastle se acaba llevando finalmente al pretoriano Diego Carlos). Pese al seco frío de estos días, la verdad es que el invierno no es lo que antaño era, igual que las rebajas ya no son lo que eran con los nuevos usos del capitalismo de consumo. Pero este año, al menos para el SFC, la cuesta de enero vuelve a ser lo que siempre fue: dura y empinada. Que Lopetegui se quedara en el hotel de Valencia por enfermedad y sin haber podido dirigir al equipo desde el banquillo, es otra muestra más de lo ríspido que está resultando el trayecto de este mes de enero. Y mucho ojo, pues estamos aún a 20 de febrero, día de San Sebastián, festividad local en la capital donostiarra y onomástica de la homosexualidad creyente, que tiene al santo mártir asaeteado a uno de sus iconos. De aquí al sábado ante el Celta de Vigo puede ocurrir cualquier cosa. Eso sí, el SFC parece estar creando anticuerpos arrastrando lo que arrastra y yendo, pese a todo, segundos en la Liga. Sí, han oído bien: se-gun-dos.