Piedra

Lucas Haurie
Lucas Haurie
22/03/2023

De José Luis Mendilibar Etxebarria seduce para empezar esa dicotomía con aroma carlista en sus nombres y apellidos, castellanísimos los primeros con vascuence ausencia de tilde los segundos. Natural de la anteiglesia de Zaldívar (o Zaldibar), en la muy tradicionalista comarca del Duranguesado, es fácil imaginarse a uno de sus ancestros, boina roja calada, proclamando “Jaungoikoa eta lege zaharra”, ese grito que invoca a Dios y a la ley vieja más que como una teoría política, como una filosofía de vida. Traducido al lenguaje futbolístico, se puede pensar con deleite que este señor, delantero del Sestao en sus años mozos, abominará del “bloque bajo” o de la “activación tras pérdida”. (…) La final de un Mundial más emocionante que se recuerda la dirigieron Scaloni y Deschamps, dos técnicos que sólo necesitarían de un cuarto elemento para jugar una partida de dominó con Mendi.

El optimismo que ha desatado entre los sevillistas la llegada de Mendilibar, sin embargo, encierra una importante dosis de miseria. De paladar fino, con irritante tic de nuevo rico, un sector importante de la afición del Sánchez-Pizjuán desdeñaba anteayer las cuartas plazas que su paisano Julen Lopetegui coleccionaba sin despeinarse su cabellera de Fofito (“le falta grandeza para ir a por la Liga”, decían. ¡Con este Rakitic, Joan Jordán, Papu Gómez y Tecatito como puntales! Hay que ser miope…) y ahora aplaude con las orejas la llegada de un entrenador pedernal que impida el descenso. Estos baños de realidad, curas de humildad para expertos de Transfermarkt y Play Station, son salutíferos si se extraen las pertinentes enseñanzas. A ver si el personal afila las uñas la próxima vez que un charlatán de La Pampa venga a prometer el éxtasis estético, en lugar de rendirse transido a su verborrea de sacamuelas.

Se va Jorge Sampaoli, o sea, la misma semana en la que abandona la política Juan Manuel Sánchez Gordillo, el sempiterno alcalde de Marinaleda, y uno no puede sustraerse de despedirlo con la misma frase. “Tanta paz lleve como descanso deja, camarada”. Al cabo, ambos son personajes construidos sobre la misma base de insolvencia intelectual mal disimulada con un barniz de retórica revolucionaria y apta sólo para burgueses con (mala) conciencia de clase. El denominado Sabio de Casilda (¿?) ha desquiciado en las últimas semanas a una plantilla que no necesitaba excusas para perder, aunque ni el más firme de sus detractores (yo mismo) puede restarle el mérito de esas cinco victorias caseras sobre las que el Sevilla construirá, ojalá, su permanencia. ¿Se habrían conseguido igual con otro entrenador? Nunca lo sabremos, pero ahí están esos quince puntos que hoy distinguen la angustia del sevillista con el óbito consumado del Elche.