

De vuelta
![]() Antonio Félix 01/08/2024 |
Felizmente alienados con los Juegos, apenas reparamos en el regreso de la Liga. Pero faltan sólo un par de semanas para que comience el drama. O para que nazca un rayito de ilusión, antes de sumergirnos de manera inevitable en el drama, ya veremos si de ésta o de aquella intensidad. Tal parece el destino irremediable de este Sevilla FC depresivo, depauperado y frenético, este Sevilla FC sometido a una paradoja fatal y, a la vez, esperanzadora: que el hombre que tanto se equivocó para empujarlo a tan desastrosa situación sea ahora el líder que le consiga sacar de las brumas.
José María del Nido (dejémonos ya de etiquetar para diferenciar, pues papá parece haberse cansado de bombardear entre el rumor del mar y el estruendo de los varapalos judiciales a lo ancho del mundo a sus amiguetes americanos) sigue empeñado en una tarea titánica y agria, por momentos casi barriobajera, con despidos por aquí y por allá, metiendo la tijera hasta en el papel higiénico pero guardando el bolsillo de los consejeros que, al fin y al cabo, le mantienen en la presidencia. Del Nido es el nuevo malo de una película que pinta fatal, pero que al menos no pinta a Girondins.
Uno está harto de ver a estos nuevos gurús empresariales abrazados a la bondad de la deuda, bajo el adagio de que cuanto mayor consiga ser ésta, menos podrán dejarles caer. Pero luego pasa el Girondins, el antiguo coloso, la vieja morada de Zidane, y nos echamos a llorar. Hay que felicitarse de que, en el Sevilla, mande un señor que opina otra cosa e intenta contener la sangría. Ahora sólo falta que pare la majaretada ésa del estadio. ¿Quién se mete en obras en casa cuando está en la ruina?
Otro tema es que tenga éxito en el empeño. Pues la reconstrucción, o lo que sea esto del Sevilla, ofrece la certeza de una moneda lanzada al aire. Por el momento, a la gente se le ve contenta con la labor de Orta, el director deportivo, probablemente porque los precedentes hacían pensar en un desastre de proporciones estratosféricas. También ayuda que el listón, este año, se vaya a poner bajito: ¿firmamos todos una permanencia tranquila? A Orta, en cualquier caso, se le agradece haber borrado a tipos tan desagradables como Mariano o Mir. De sus fichajes, hasta ahora, no se puede decir ni fu ni fa. Alguno, como Saúl, pinta de lujo si recupera el nivel que dio hasta hace un par de años. Pero, en general, sí es de reseñar una cualidad global: no es una plantilla del supuesto perfil, jugón, mandón, resultón, del entrenador que han traído. Otra paradoja más.
A Pimienta le toca adaptarse, que es la condición esencial y en todos los órdenes de este Sevilla. Adaptarse para amarrar la subsistencia y, después, cuando toda la obra de destrucción en que tan obstinadamente se han empeñado durante los últimos años concluya, volver a soñar con emular los largos, tremendos y felicísimos tiempos que ha vivido este gran club.