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El gol vuelve a ser un gran problema

Miguel Ángel Chazarri
Miguel Ángel Chazarri
17/09/2018

El Sevilla se encuentra de nuevo ante un viejo y nada recomendable amigo: su falta de gol. La llegada de André Silva y la nueva idea de Machín eran la esperanza esta temporada. En cuatro partidos, la realidad es bien distinta. El aluvión sólo duró un día. En Vallecas, André Silva se presentó a lo grande. El equipo castigó la espalda de un rival muy débil, todo hay que decirlo, pero capaz de meter en problemas, por ejemplo, al mismísimo Atlético de Madrid poco después. Defensa adelantada, presión a la salida del rival, Navas como un tiro, el portugués de matador... El Sevilla salió muy reforzado de Madrid. Todo se ha parado en seco.

Ya en el partido ante el Villarreal las sensaciones decrecieron, en gran parte porque enfrente había más rival. Fue el clásico partido entre dos conjuntos similares. Pudo pasar de todo. En la recta final, con Ben Yedder en el campo, se olió la victoria como antes se había mascado la derrota. El derbi ya sí fue un serio toque de atención. El Sevilla apenas se prodigó. Generó un par de ocasiones. André Silva se peleó solo con los tres centrales del Betis, con poca ayuda de los costados y el centro del campo.

Lo peor estaba por llegar. El partido ante el Getafe ha confirmado la carencia. No hay gol por ahora. Los tiros a puerta brillaron por su ausencia y si el equipo estuvo más vivo fue por la entrada de un motivado Ben Yedder en la segunda parte. Hacía diez años que el Sevilla se quedaba sin marcar en tres jornadas consecutivas. Fue el gran Sevilla de Juande Ramos, cuando de la jornada 28 a la 30 de la temporada 2006/07 no vio puerta. No marcó ante Osasuna (0-0), Racing de Santander (0-0) y Valencia (2-0). Posteriormente le ganó al Athletic (4-1) en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Machín está obligado a buscar soluciones, acompañando a André Silva con Ben Yedder, por ejemplo. Las bandas tampoco carburan, pues Aleix Vidal por la izquierda se siente incómodo y Navas, en el momento que ha tenido enfrente a dos laterales de nivel como Junior y Antunes, se ha parado. El centro del campo trata de apretar al rival, pero lo hace descolocado y mirando más que encimando ante la evidente falta de músculo en esa zona, así que tampoco ayuda demasiado ofensivamente. A Machín no le queda más que probar y probar hasta dar con la tecla sin mirar demasiado a lo ensayado semanas atrás, pues a la vista está que no se ha encontrado la solución para que el equipo domine el área rival. Tampoco la suya, aunque este aspecto ya sí compete más a la deficiente planificación por el nivel de los centrales que han llegado. Más los que estaban en la plantilla.