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Marcelo Campanal: "Usain Bolt nunca podría jugar en el Sevilla"

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
10/11/2018

Todo Nervión, todo Campanal y todo el Sevilla: ahí está todo, en las secuencias -'frames'- que se mueven entre 12:15 y 15:00 del CD/DVD titulado 'Marcelo Campanal, leyendas de La Roja'. En esos tres minutos cortos del CD protagonizado por Marcelo, el 'Capitán Maravillas' (la españolización del 'Capitán Marvel' de los años 50), firmado y dedicado a quien suscribe en la Estación de Chamartín, Marcelo Campanal, Marcelino Vaquero González del Río, aparece como un héroe -un héroe a solas con sus recuerdos- en el centro del Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, el corazón de Nervión... Allí, en el centro del Pizjuán, Marcelo Campanal, con trinchera beige deja perderse la mirada en el mismo cielo de Nervión que le vio debutar el 10-12-1950 -contra el Atlético de Bilbao, 1-0 y marcando a Iriondo-... allí, el héroe de tanta epopeya se deja atrapar por el aire y los recuerdos, suenan los compases de El Arrebato: ...'Un corazón que late gritando 'Sevilla'... llevándolo en volandas por siempre a ganar... y es por eso que hoy vengo a verte... sevillista seré hasta la muerte"... y al fin, Marcelo Campanal, desde el palco presidencial, se despide del campo que ya pisó en la inauguración formal de 1958 ante el Real Jaén. Hay otra 'frame' en la que Marcelo, sobrino de Guillermo Campanal, aquel gran capitán de los 'Stukas' sevillistas... se asoma a la barandilla del Puente de San Telmo, a la Torre del Oro y el Muelle de las Delicias: justo por donde él propio Marcelino Vaquero González del Río (Gijón, 13-2-1932, calle del Buen Suceso) desembarcó en Sevilla el 16-9-1948, tras navegar cuatro días desde San Juan de Nieva, Asturias, en el barco carbonero 'San Juan Elita'. 

"El subcapitán se llamaba Abel. El telegrafista, Luis. El trayecto desde Asturias duró cuatro días, en los que compartí camarote de literas con los marineros. Tuvimos que esperar a que subiera la marea en Sanlúcar de Barrameda. Desde allí me llevó una lancha a Sevilla. Creo que soy el único jugador de la historia del club que llegó por mar. Era el 16 de septiembre y delante de la Torre del Oro me esperaba mi tío Guillermo, con un sombrero blanco y un traje, lo recuerdo como si fuera hoy: no he visto en esta vida una persona más buena que mi tío Guillermo". Así es cómo este pasado jueves 8-11-2018, Marcelino, Marcelo, el 'Capitán Maravillas', vuelve a entornar los ojos en un colmado de la Estacion de Chamartín. Así pasea la añoranza por esos ojos bien abiertos que llevan dentro el verdor de Asturias y de la yerba de los estadios del mundo: del mismo modo que esa añoranza paseaba en las 'frames' del CD de su vida... el que Marcelo justo extrae en esos momentos de una pesada bolsa de deportes, color azul eléctrico. Aún lleva otro gran bolsón: rojo.

LOS RÉCORDS.- Este jueves, Marcelo Campanal regresaba a Asturias tras pasar unos días en Madrid con su hijo Dani. Pese a que se mueve con una prótesis en la rodilla derecha, Campanal II, una fuerza de la Naturaleza, sigue compitiendo en atletismo de veteranos, donde domina el panorama español en veteranos de +80 años... con más de un centenar de entorchados nacionales totales: sólo en 2017 ya sumaba un total de 107 títulos de todas las categorías en Campeonatos de España. No hay quien le tosa entre los veteranos españoles de +85 años... en cuatro categorías: salto de longitud, triple salto, peso y altura. Relata Marcelo : "Si a mediados de los 50, con poco más de 20 años, en esas pistas de ceniza, ¡de tierra! y sin haberme preparado específicamente como atleta, yo hacía 10,8 en 100 metros, 7,50 metros en longitud, 14,80 en triple, 1,85 en altura... y lanzaba (todo, controlado por la Federación)... 12,50 metros en peso ó 36 metros en disco... imagínate qué habría podido hacer hoy, con esa preparación de atleta que nunca tuve. Yo lo hacía todo de modo autónomo. Si con 1,78 de altura y en rodillo ventral llegué a saltar 1,85, a ver qué hubiera sido con 1,90 o dos metros de talla y con las pistas, materiales, técnicas de entrenamiento de hoy y el estilo de Dick Fosbury".

La excepcional condición física, que procuraba cultivar en el desaparecido Estadio de la Macarena (justo donde hoy se alza el Hospital Universitario sevillano) impulsó a Marcelo hacia hazañas extraordinarias. En longitud y triple, las marcas de Campanal en esos años 50 mejoraban los récords de España de los catalanes Altafulla y Parellada, el campeón vuelve a entornar los ojos: "Yo me iba para la Macarena después de haberme entrenado ya con el equipo del Sevilla y aparecía allí un poco como de 'furtivo', para entrenarme con (Francisco) Ruiz Soler. Recordará: hermano de Antonio, el bailarín. Por ejemplo, en aquellos tiempos, los otros jugadores del Sevilla, incluso los internacionales, no tiraban más de tres o cuatro metros en peso. ¿Qué habría sido yo de haberme entrenado específicamente...?" Esos datos los confirmaba así en 2010 el propio Chus Pereda, fallecido en 2011: "Marcelo nos asombraba a todos en Oromana, con la bola del peso, esa que pesaba tanto, la tiraba a 13 o 14 metros y después nos decía... 'hazlo tú". Y, si ponen en el buscador de YouTube... "Campanal monedas", aún se ve el rastro de aquel juego de cuando Marcelo se ponía cinco monedas en el dorso de la mano, en los dedos, para lanzarlas hacia arriba... y cogerlas después con la palma. Ahí, Marcelo hace una demostración con tres monedas -"antes era con las cinco"-.. y lo consigue a la tercera.

En marzo de este mismo 2018, Marcelo Campanal se colgó la plata en triple salto en el Campeonato de Europa de veteranos de su categoría, con un registro de 5.29 metros. Ya ha donado esa medalla continental de plata al Museo del Sevilla, que exhibía desde antes otras muchas medallas del 'Capitán Maravillas'... y la camiseta bien roja con la que el joven Campanal II debutó -con 20 años- en la Selección española: ante Alemania Federal, el 28-12-1952. Esencialmente como defensa central -aunque podía firmar como lateral-, Marcelo firmaría once internacionalidades absolutas y con sólo 23 años fue capitán de la Selección. Pero el más explosivo Marcelo Campanal no pudo acudir al Mundial de Suiza de 1954 que iba a vivir la consagración de esa misma Alemania Federal (Fritz y Ottmar Walter, Rahn, Morlock...): porque un potente equipo nacional de España quedó eliminado por Turquía en el desempate de Roma (cerrado con 2-2)... por la papeleta del llamado 'Bambino'. "En toda mi vida ni en la historia, vi un partido tan duro como el que nos dieron los turcos en Estambul (1-0 para Turquía). Fue una batalla campal. Cabezazos, puñetazos... todo valía. Cayeron lesionados seis o siete de los nuestros. En la selección de aquella época solían estar Kubala, Puchades, Basora, Gaínza... pero yo, en aquel partido, hice lucha libre, al igual que hacían los jugadores turcos. No me arrugué, ellos dieron y yo también". Más adelante, en 1960, llegaría 'lo' de Oporto...

En 1948-49, Marcelo se alineó en el Coria -donde ya tuvo que aclimatarse a los entrenamientos 'terribles, con 40 grados'- que dirigía su tío Guillermo. Iba y venía en tranvía: 'aquel tren eléctrico, casi una hora'. De ese Coria, 'salieron más jugadores que nunca para el Sevilla'. Y en 1949-50 pasó al lliturgi de Andújar, donde hubo que falsificarle la ficha inicial porque no había cumplido los 18 años precisos para jugar en categorías nacionales. La competitividad ya era nuclear: "Ahí ya tenía la satisfacción de ver que ya podía con todos, que ya los dejaba atrás, los barría"... y el 10-12-1950, debutó con el Sevilla en Primera División, en el viejo Nervión ante el entonces Atlético de Bilbao. "Venía Zarra. Mi tío Guillermo, que era el entrenador, me puso marcando a Iriondo... y ganamos 1-0, gol de Oñoro. Del equipo de aquel día... sólo yo quedo vivo". Y te recita de memoria la alineación, en la sobremesa de Chamartín: 'Busto, Guillamón, Antúnez, Campanal II; Alconero, Enrique; Oñoro, Arza, Araújo, Herrera y Doménech'.

CÁDIZ Y OPORTO.- En 1955, Marcelo perdió un riñón tras un choque con Gento: "que me puso la rodilla en el costado, en el Bernabéu". "Marcelo iba siempre de frente, aunque el mismo Helenio Herrera me contaba que en los entrenamientos se llevaba por delante hasta a sus compañeros. Sospecho que si estuviera en el Barça o fuese Mourinho, yo ahora ficharía a Campanal. Era como un tren", relata el director Gonzalo Suárez. Circulan fotos de aquellos tiempos de un Marcelo Campanal hecho un coloso, embarrado hasta las cejas, como una de los primeros años 60 en la que abandona el pasto de un Pizjuán hecho una marisma: por delante de su entonces compañero, el defensa gallego Juan Manuel Tartilán. O las imágenes de saltos inverosímiles, asombrosos, sobre Kubala, sobre Zarra... o con la Selección, en escorzos casi inhumanos. En 1958, Santiago Bernabéu amenazó con la retirada del Real Madrid de la final del Carranza si, en el descanso del partido, no se consumaba oficialmente la expulsión del huracán asturiano del Sevilla. Esa trifulca de Cádiz enfrió tanto las relaciones con la organización y el club cadistas... que el Cádiz CF quedó apartado de la negociación para inaugurar formalmente el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, invitación que al fin se cursó al Real Jaén. 

En 1961, Marcelo Campanal pasó dos noches en los calabozos de la Policía de Oporto, tras empuñar un banderín de córner y entablar combate con más de medio equipo  del Oporto, tras agresión del 'portista' Teixeira a Manolo Romero, 'El de las Vacas', el lateral de Coria que era como hermano pequeño para Marcelo. Rompieron la nariz a Romero y... "vinieron todos a por mí, me cargué a cinco o seis del Oporto. En aquella época, yo también entrenaba lucha libre, boxeo.... la policía vino, me pegó y me sacó a palos, pero si no es por ellos, me hubiesen matado allí en el campo. No salí de la cárcel, donde pasé dos noches, hasta que ya se pudo acordar el pago de la indemnización, creo que doscientas y pico mil pesetas de aquella época. Al juicio vinieron todos ellos vendados. Pasé dos noches en la cárcel, lo que nunca se ha visto en el mundo con ningún otro jugador" (al fin, el Sevilla se hizo cargo de aquella indemnización). 

Tras la batalla, la cárcel y de regreso a Sevilla, lleno de cortes y heridas, Marcelo Campanal fue recibido en triunfo, le dieron incluso un homenaje multitudinario... y en 1965, Marcelo representó a la ciudad -junto a intelectuales como Julio García Casas, Julia Uceda, De la Banda, Camilo Murillo...- en aquel añejo concurso de TVE y Mario Beut: 'La Unión hace la Fuerza'. Curiosamente, algunos de sus mejores amigos habían sido jugadores del Betis: Esteban Areta... y Luis del Sol. También algunos toreros: Curro Romero, Pepe Luis Vázquez... Marcelo Campanal incluso llegó a echarse apuestas de 'sprints' con banderilleros. Ganaba él, claro.

LA DESPEDIDA... Y  BOLT.- A Marcelo Campanal se le contabilizan 403 partidos oficiales con el Sevilla, que abandonó al final de 1965-66, para enrolarse en el Deportivo coruñés. Un heredero clarísimo, Paco Gallego, tuvo que ser traspasado al Barcelona en 1965 para enjugar la deuda derivada de la construcción del Pizjuán. Marcelo ya se había casado en Sevilla con la sevillana Mari Cruz Guitarte (de la que enviudó hace un año exacto)... y en Sevilla está enterrado el primero de sus seis hijos, su primogénito: Francisco José -Paquito-, que murió con cinco años. Los otros cinco, Marga, Mari Cruz, Marcelino, Covadonga y Daniel -Dani- también fueron deportistas (tenis, squash, pádel, fútbol, fútbol-playa)... como sus padres. 

El 20-11-1966, Marcelo Campanal regresó al Sánchez-Pizjuán con la camiseta blanquiazul deportivista. "No toqué un balón en todo el partido, porque de la ovación que me dieron... quedé paralizado", recuerda hoy. El Deportivo descendería aquella temporada 66-67... y en la 67-68, con el club coruñés en Segunda, se iba a producir el primer descenso conjunto de Sevilla y Betis en toda la historia. Marcelo se retiraría del fútbol tras disputar una última campaña, la 1968-69, en las filas del Real Avilés, en Tercera División y con Manolo Trilles como máximo goleador de todas las categorías: esa fue una temporada como de despedida simbólica. 

En la Estación de Chamartín, este pasado jueves, Dani Vaquero despedía a Marcelo, que, al borde de los 87 años, tomaba el Alvia de las 14:50 para Oviedo/Gijón. Antes de levantarse, con sus pantalones vaqueros y su chaquetón claro, toda la pinta de un futbolista que se va de viaje, Marcelo Campanal lo deja claro: "Yo fui primero futbolista... y después, atleta. Siendo sólo atleta, no se puede jugar bien al fútbol si no has jugado antes de pequeño. Usain Bolt puede ser el mejor atleta de todos los tiempos, pero no puede jugar bien al fútbol, nunca podría jugar en un equipo como el Sevilla. Si eres sólo un atleta, puede que seas el futbolista más negado de todos y hacer el ridículo, porque el fútbol es un deporte concreto que hay que jugarlo con las piernas, y para eso hay que irse coordinando de pequeño. Lo que pasa es que ¿quién no ha jugado al fútbol...? Yo tenía unas condiciones físicas innatas. Nací así. Quizá mi tío Guillermo era el deportista más destacado de la familia, pero lo mío fue, insisto, algo... 'autónomo'. El tenis, ya ves... no es igual. Tienes que aprender a manejar bien una raqueta. Yo fui campeón de veteranos, después de haber empezado a jugar con 40 años. Ahora, uno siempre quiere y espera que gane Nadal... pero a Federer da gusto verlo jugar y Djokovic es buenísimo. Más o menos, los tres son similares en potencial".

Ahí está plantado el Alvia para Asturias. Llegan Marcelo... y su idea del fútbol: "Sí, hombre sí, el fútbol, con todos los cambios que haya tenido, sigue siendo un espectáculo bellísimo, que da gusto verlo y disfrutar. Mira si no cambia, que jugadores como Di Stéfano, Puskas o el mismo Messi podrían intercambiar épocas. Todos serían buenos en cualquier época. A mí, en lo innovador y lo polémico que es, Mourinho me recuerda a... Helenio Herrera, que me quiso llevar con él al Inter: pero se negó nuestro presidente,  Sánchez-Pizjuán. Con el físico que yo tenía, trasplantado a hoy, lo más seguro es que hubiera durado en el Sevilla un 'Telediario'. O menos.  Para mí, el mejor de todos siempre será Alfredo di Stéfano. Porque era el más completo. Número dos, Pelé, por su velocidad y olfato de gol. Y número tres, pero mi preferido, por su regate... Garrincha. Era desequilibrante, era mi ídolo. Todo eran historias sobre él, que si alcohólico, que si no se cuidaba... pero era el jugador que yo siempre habría pagado dinero por ver. ¿Sevilla? Sevilla siempre será mi ciudad, la de mi mujer y mis hijos: y yo, sevillista, sevillista hasta la muerte". No hay duda. Es... 'un corazón que late gritando  'Sevilla'... llevándolo en volandas por siempre a ganar…'.

Cuando sólo quedan diez minutos para reemprender camino a Asturias, Marcelo Campanal agarra dos tremendas bolsas, la roja y la azul, que impondrían a cualquier jovencito sano... y las planta en el Alvia a base de fuerza: eso, cuando 86 años y medio contemplan al 'Capitán Maravillas'. 70 años después, el mundo y la vida han dado muchas vueltas entre aquel 'San Juan Elita' de 1948 y este Alvia de Chamartín, en 2018. Salta aquella balada que el General Douglas MacArthur recordaba de su juramento en West Point: 'Los viejos soldados nunca mueren, simplemente se desvanecen entre las sombras'. Y en esa figura heroica que regresa a Asturias viajan décadas de esperanzas, sueños y pasión del sevillismo: que nunca se desvanecerán mientras Marcelo Campanal, el 'Capitán Maravillas', esté entre nosotros.