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350 partidos de presidente y un 52,8% de victorias

Javier Santos
Javier Santos
03/12/2019

El Sevilla-Leganés del domingo significó el partido número 350 del Sevilla bajo la presidencia de José Castro. El utrerano accedió al cargo en 2013, tras la renuncia de José María del Nido, y ha dado continuidad a la época de bonanza del club. Baste un dato: de esos 350 partidos el Sevilla ganó más de la mitad (185), habiendo empatado 69 y perdido menos de cien (96). Esos datos generales se aderezan con lo más importante, los hitos deportivos alcanzados por el equipo: tres Ligas Europa, diez finales disputadas y pleno de clasificaciones para competiciones europeas (tres seguidas para la Champions, donde alcanzó los cuartos de final por segunda vez en su historia).

El exitoso rédito deportivo ha ido acompañado de un buen legado en infraestructuras, de la mano de un sensible lavado de cara del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, en donde el club ha conseguido que se celebre la final de la Liga Europa en 2021, la construcción de otro estadio en la ciudad deportiva, el Jesús Navas, y un proyecto en ciernes para el recinto de la Carretera de Utrera muy ambicioso. Todo ello está siendo posible por el buen rendimiento económico, enlazado por necesidad con la exitosa gestión deportiva de la mano de Monchi, pese a sus dos temporadas fuera. Todos los ejercicios económicos bajo su mandato han acabado con superávit.

Como no puede ser de otra forma, no pocos episodios pusieron a Castro en esta época en el disparadero: los rumores de venta del club a un inversor extranjero, la crisis desatada tras la espantada de Vitolo, el pulso con la familia Del Nido, las discusiones con Tebas, presidente de LaLiga, a cuenta de las sanciones a los aficionados sevillistas o con Rubiales, presidente de la RFEF, por la celebración de la Supercopa de España 2018 en Tánger (Marruecos) o la salida de Monchi en 2017 y la gestión posterior en busca de su reemplazo. Ha podido traer de vuelta al de San Fernando como ejemplo perfecto de supervivencia dentro de un cargo en el que el carisma es clave y el no tocar lo que funciona, aunque sea un legado ajeno y precisamente por eso, una virtud silenciosa pero vital.

Precisamente así ha conseguido Castro llegar a los 350 partidos presidiendo un Sevilla que justo ahora, que marcha tercero y con un ambicioso proyecto a cinco años, se dispone a degustar la ansiada paz accionarial con el pacto anunciado por el propio Castro estos días. El tiempo valorará en su justa medida este apretón de manos y la siguiente etapa de Castro en la presidencia, al igual que ha valorado positivamente su mandato durante estos seis años, más allá de gustos personales, carisma y crisis puntuales.