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Dos tipos de pegada

Javier Santos
Javier Santos
08/12/2019

Este Sevilla está hecho de acero. La costumbre de ganar y las ocasiones que nadie sabe cómo no entraron en El Sadar dejan un empate con sabor totalmente amargo tras el 1-1. Lógico. Es cierto que hay formas de fallar, pero el Sevilla las probó todas en Pamplona y eso alimenta, quieran o no en Nervión, el debate sobre la falta de pegada de sus delanteros. Más que el debate, la pregunta que todos lanzan al aire: ¿Dónde estaría este Sevilla con un delantero titular del nivel que acostumbra? Pues miren, probablemente en el mismo lugar. Seguramente hoy con dos puntos más, pero seguramente hoy en el mismo lugar en la tabla. No me imagino yo al Real Madrid y al Barcelona por debajo de un Sevilla con más pegada. Eso sí, si Monchi vuelve a hacer magia en enero, ojito... Lo uno no quita lo otro. Pegada, lo que se dice pegada, no tiene y eso sí que le hará falta en los duelos de tronío que aspira a tener más adelante.

Hablemos de otra pegada. El partido ante el Osasuna deja claro que a este Sevilla de acero hay que pegarle mucho para frenarlo. Resistir lo que resistió el Sevilla durante 60 minutos en El Sadar no es nada fácil. El equipo navarro presionó de forma excelente, por momentos mejor que los de Lopetegui, pero animados por un criterio arbitral que, afortunadamente, no llevó a la desesperación al Sevilla. Ni tampoco al hospital a Reguilón y a Óliver. En cuanto Estrada Fernández cortó la dureza del Osasuna, el Sevilla avasalló. Otro Sevilla se hubiera tirado al callejón de la impotencia.

Apareció un partido ya sin pegada. Ni la física del equipo local ni la goleadora de un Sevilla que rozaba el 1-2 casi en cada jugada durante los últimos 20 minutos. Y dentro de la la falta de pegada sevillista, tres nombres de los que hablar. No fue el día del Chicharito. Un mal día para tener un mal día. Inoportunísima falta de puntería del mexicano. Y los hasta ahora infrautilizados Munir y Dabbur, sí sumaron puntos. El madrileño marcó y terminó desfondado. Las dos cosas satisfacen a Lopetegui, ojo. El israelí probó el poste y se movió con inteligencia. El partido estaba para él y el entrenador del Sevilla supo verlo. No son pocas lecturas positivas dentro del amargor de un empate que irá decreciendo durante la semana. Para tumbar a este Sevilla hacen falta muchas más cosas.