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No me gusta Lopetegui

Antonio Félix
Antonio Félix
04/03/2020

No me gusta Lopetegui. Me gustaba en el Logroñés. Creía que iba a ser un fantástico portero. Me equivoqué. Nunca pudo con la presión de jugar en un grande. Su carrera fue  perfectamente mediocre. Nada hacía pensar que quisiera ser entrenador y, menos aún, que tuviera éxito en tal empeño. Una breve incursión en la televisión, desmayo incluido, nos reveló su escaso virtuosismo también como comunicador. Sus cualidades le condujeron a la mamandurria de la Federación. Por el camino encontró su gran oportunidad en el Oporto, que, por supuesto, desaprovechó. Sólo las más misteriosas cábalas podrían explicar el hecho de que llegara a ser seleccionador. No, no me gustaba Lopetegui desde mucho antes de que se convirtiera en el tío más odiado del fútbol español.

Su traición a la selección, su postración ante Florentino y su inmediata decapitación en el mismo Bernabéu fue una secuencia que no pocos celebramos como un hermoso acto de justicia poética. En aquel momento me pregunté quién sería el pardillo que volviera a reclutar a Lopetegui. Quién nos iba a decir que sería el Sevilla, a la orden de don Ramón Rodríguez Monchi.

No me gusta el fútbol del Sevilla de Lopetegui. De su vibración inicial cabía la sospecha del pasado: similares arranques tuvieron equipos renovados con el brío de Sampaoli o el cuajo de Machín. Una vez pasado el fulgor, se vio que allí no había nada. El Sevilla de Lopetegui ha ido derivando en una nada cotidiana, acabada con ciertos tintes cómicos muy vívidos ante el Cluj y el Osasuna. Ahora mismo es un equipo desmayado, apenas sostenido por individualidades (Ocampos, algo de Navas, Diego Carlos) y esa indestructibilidad que, a veces como fuerza, a veces como flor, se ha incrustado de lleno en la naturaleza sevillista.

Dicho esto... creo firmemente que Julen Lopetegui lo está bordando en el Sevilla. Considero que es difícil hacerlo mejor con las piezas que han puesto en sus manos. Entiendo que se le está sometiendo a un escarnio absolutamente injusto, señalándole como chivo expiatorio de los pecados de otros. No me cabe ninguna duda, pues es público en el hacer del club, que Lopetegui no es el responsable (al menos, no el principal) de que Rony Lopes esté aquí, ni de Bono o Gudelj. Ni de que siga Nolito o que lo hiciera Carriço. Ni de que se haya dejado marchar al portugués a mitad de curso, quedando apenas tres centrales. Ni de que se  permitiera a Banega proclamar su adiós y desconectarse en febrero. No me cabe ninguna duda de que Lopetegui no puso los nombres de De Jong ni del resto de calamidades en la delantera para competir por la Champions. Pero ahí está, compitiendo por la Champions. Con el equipo arrastrándose, sí. Pero arrastrándose tercero.

No, no me gusta nada Julen Lopetegui. Pero menos me gusta aun que el sevillismo le aporree como el culpable de todos los males, que le crucifique por la cobardía de no atreverse a señalar a otros.