muchodeporte.com Sevilla FC

Trash talking

Antonio Félix
Antonio Félix
27/05/2020

Dado que habrán visto, o habrán leído o habrán sufrido a alguien que les ha contado con pelos y señales The Last Dance, entiendo que están familiarizados con el concepto del trash talking. Mejor, porque es una de esas cosas sencillas de entender pero difíciles de explicar. La traducción europea como 'lenguaje basura' no ayuda. El trash talking, digamos, supone sacar de sus casillas al adversario vacilándole, pero jamás insultando. Es decir, si le dices a un rival que su hermana es una prostituta mereces que te revienten la cara con un cabezazo y pasar a la historia como un majadero idiota pese a haber ganado (y haber ganando principalmente por eso) un Mundial. El trash talking es otra cosa. Cuando aún gateaba en la NBA, Michael Jordan escuchó cómo un técnico de Utah le afeaba un mate sobre el base. "¿Con ése te atreves?". En la siguiente jugada, Jordan la estampó volando sobre Mark Eaton... que medía 2,30. "¿Te vale con éste?", respondió. Otra: en las finales de conferencia, un joven pero ya deslenguado Reggie Miller se dirigió a Larry Bird. "Si metes los tiros libres, ganáis... pero, claro, tienes que meterlos". "Eres un novato y yo el mejor tirador de la historia, ¡y me vienes con esto!", respondió Bird, que no dejó de mirar a Miller mientras clavaba los dos tiros y fulminaba a Indiana. Una más: en respuesta a Loren, delantero del Betis que dijo ver a su equipo por encima del Sevilla, José María del Nido respondió: "Tiene que ser una broma, de verdad, algo por el covid o así. Porque la distancia con el Betis sigue siendo sideral".

Eso es puro trash talking, y muestra la distancia real que existe actualmente entre el Betis y el Sevilla, la distancia del detalle, que no es nada sideral pero sí del todo determinante. Si algo nos cuenta The Last Dance es lo jodidamente difícil que resulta ganar, y cómo son los detalles más aparentemente nimios los que al final determinan que alces la plata o te quedes boqueando en la orilla. De ahí la obsesión de los mejores por controlar absolutamente todo, por no dejar un solo cabo suelto en el mecanismo mental que te hace sentir que eres el mejor. Ni siquiera que seas el mejor, sino que creas, definitiva e indiscutiblemente, que lo eres.

Salvo en contados periodos, la distancia entre el Sevilla y el Betis jamás ha resultado insalvable. Realmente es difícil que lo sea. Se trata de clubes económica y socialmente parejos, incluso con más potencial por parte del Betis, como reconocía (y maldecía) privadamente Del Nido cuando era presidente. Hoy día, una mirada neutral incluso podría coincidir con la versión de Loren. Demonios, hablamos del club cuyo fichaje estrella fue Fekir contra el club cuyo fichaje estrella fue Rony Lopes. Pero el fútbol es cualquier cosa menos neutral, y en todo ello pierde el Betis, donde operan unos analfabetos en la profesión. No debe ser casual que la única temporada en los últimos 15 años en que el Betis ganó al Sevilla anduviera por ahí Lorenzo Serra Ferrer, un fanático del detalle y un tipo que no habría tardado ni medio minuto en lanzarse a la yugular tras las palabras de Del Nido. No por ver quién la tiene más larga. Sí porque los muchachos sientan que sus jefes creen en ellos, les protegen y no van a consentir que ningún ex presidiario venga a vacilarles con que, hasta con Rony y pese a Fekir, les van a volver a zurrar.