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En-Nesyri recupera la cabeza

Javier González-Cotta
Javier González-Cotta
02/10/2020

El fútbol se parece a la Santísima Trinidad en que es un críptico misterio. Hay que tener fe para recitar el credo de este deporte llamado balompié. Normalmente, la billetera y la calidad de quienes lo practican sobre el verde tapiz de la hierba suelen decantar la suerte del juego. Pero a menudo el fútbol parece obedecer o a la misteriosa cábala o a un invento disparatado de nuestro queridísimo Doctor Bacterio. Tuvo que ser Youssef En-Nesyri el que marcara el gol para el SFC ante el Levante cuando el tiempo del partido tenía la respiración asistida del descuento. Jesús Navas, alado arcángel anunciador, dispuso un balón celestial y En-Nesyri, en alianza de religiones, se elevó como si subiera por los siete pisos de Mahoma, giró el cuello en hermoso escorzo y remató de cabeza hacia el palo más lejano. El portero del Levante se estiró en agónico esfuerzo hacia la nada. En-Nesyri festejó su gol y entró en el paraíso de las huríes entre suras y aleyas. Como el SFC es hoy, pese a Del Nido, una gran familia, también lo es como encuentro ecuménico entre religiones.

El fútbol es bello por incongruente y porque siempre nos seduce su tentadora rareza. Todos o casi todos habíamos señalado al magrebí como el culpable de no haber dado al SFC la victoria en la Supercopa en aquel fallido remate ante Neuer en las postrimerías del envite. En Cádiz, en el estadio Carranza, En-Nesyri aún tenía la cabeza en el Danubio. Fue ayer cuando le enviaron la testa por paquetería exprés desde Budapest. Porque fue su recuperada cabeza, anatómica y mental, la que propició el golazo final. Antes, en el antiguo régimen, se decía de un gran gol que había sido "de bella estampa". Y es que así fue, como una estampa o, más bien, como una estampación en el aire de la tarde otoñal. Las cosas, por tanto.

Por otra parte, en la misma tarde de ayer conocimos el grupo que nos ha tocado para disputar la Champions. Dejamos la pesada ceremonia del sorteo que veíamos por la tele y decidimos enterarnos vía WhatsApp o consultando este portal pasado ya un tiempo. Chelsea, el ruso Krasnodar y el Rennes francés no nos dicen ni mucho ni poco. El fútbol es también pasión por la geografía. Sólo el ya conocido Krasnodar, próximo al Mar Negro y a la histórica Crimea, nos seduce como viaje alternativo más allá del propio fútbol. Nos habría gustado enfrentarnos a un histórico de nuestras nostalgias, el Ferencvaros. O, ya puestos, a uno le habría gustado que otra vez nos tocara el turco Basaksehir de Estambul, el llamado equipo gubernamental de Erdogan, al que odian los clásicos Fenerbahçe, Galatasaray y Besiktas por su aire a equipo nuevo hecho con pvc.

La fase de grupos comenzará el 20 y 21 de octubre, con la otoñada ya bien avanzada. La pandemia seguirá en expansión mortuoria. A medida que vayamos caminando hacia Navidad, nos parecerá que saber de fútbol, como lo ocurrido ayer con En-Nesyri, es como intentar distinguir con claridad entre resfriado, gripe y coronavirus.