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El odioso parón

Javier González-Cotta
Javier González-Cotta
11/10/2020

Hemos hablado aquí alguna que otra vez del escaso fervor que nos provoca la selección española. La verdad es que a uno le importa un bledo la liga de naciones o como quiera llamarse el tinglado de partidos internacionales que se puso en marcha hace un tiempo. Llega octubre, el puente patrio del Pilar, y de pronto el frenazo, el gatillazo, el dichoso parón. No hay Liga. ¿Por qué este sufrimiento hacia el forofo? Un fin de semana sin partidos del SFC nos resulta incomprensible. ¿Por qué este maltrato? No lo comprendemos. Apuramos la cerveza con los parroquianos de siempre en los bares. Arriba, sobre nuestras cabezas, el plasma no emite partido alguno. Tan sólo concursos televisivos, algún que otro videoclip y poco más. No es justo.

De un tiempo a esta parte casi hemos perdido el apetito por el fútbol de selecciones. Ni siquiera la Eurocopa ni el Mundial nos rescatan del tedio. Quizá sea cosa de la edad o quizá sea cosa del nostálgico mejunje del tiempo. Pero uno se va volviendo conservador o su parecido. El SFC nos llena de vida y alimentamos nuestro fin de semana de cara al horario del partido. Unas veces lo vemos en casa y otras tantas en las sacristías de las barras. Más de uno o de una nos dirá que somos unos infelices si el fin de semana lo medimos con el horario del partido del SFC. Pero así es y así somos, seamos felices o infelices. Cosa que poco nos importa.

En el día de ayer, a.d.C (antes del Covid-19), recordábamos siempre el dichoso parón que acontecía normalmente a primeros de septiembre. En agosto comenzaba la Liga con un par de partidos. Pero de pronto, al primer o segundo fin de semana de septiembre, llegaba el frenazo por el compromiso de las selecciones. Nos resultaba incomprensible y nos enojábamos por tamaña jugarreta. Ahora es incluso peor. La rutina, pese a la pandemia, nos va moldeando conforme el otoño avanza. El fútbol, entrado ya octubre, forma parte de nuestra aliviadora rutina. ¿Por qué este paréntesis? No podemos entenderlo. Evidentemente nos guardamos esta tristeza para nosotros y no comentamos con nadie lo que nos ocurre. El puente se nos va a hacer largo, como el repetido día sin pan. La Liga es nuestro alimento y el partido del SFC marca nuestra dieta.

Ojalá pase pronto el parón. Ni sabemos ni nos preocupa saber cuándo juega España. ¿Hoy, mañana? Sólo queremos que el paréntesis discurra pronto y que el erial lo crucemos lo antes posible. Nos consolamos con los amigos mientras tanto. Y pedimos otra cerveza en el bar para aliviar la pena. Nos llamarán exagerados o bobos. Pero así somos. Si alguien habla o pregunta en voz alta por la selección española lo miraremos con extrañeza, incluso con callada antipatía. Apuraremos la cerveza y nos marcharemos ofendidos. La amargura irá por dentro y buscaremos el siguiente bar más próximo. Y así, ojalá que sin darnos cuenta, estaremos cruzando el fatigoso erial: un fin de semana sin Liga.