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1-2: El rey de la agonía ya está en octavos

Lucas Haurie
Lucas Haurie
24/11/2020

Por sexta vez en más de seis decenios de competiciones europeas, los sevillistas jugarán los octavos de final de la competición más importante. El logro es lo suficientemente infrecuente como para elevarlo a la categoría de noticia antes de comentar nada sobre la capacidad competitiva de un equipo que volvió a ganar en los minutos finales, lo que es fantástico, al término de otro partido en el que mostró carencias incompatibles con la gloria que se empeña en buscar, lo que ya gusta menos. Ahora bien, ¿es justo señalar con inflexibilidad inquisitorial los defectos de un equipo que supera la fase de grupos de la Champions con dos jornadas de antelación? Uf, permitan que dude.

Le rentó a Lopetegui el cambio de sistema (un 5-3-2 digno de la RFA del Mundial 90) en la primera jugada de ataque. Lucas Ocampos, que de carrilero parece esta temporada sentirse más cómodo que en collera con Navas, centró en busca de De Jong y el despeje corto del defensa lo enganchó Rakitic con precisión de reloj suizo, en homenaje a su país natal, para clavar una volea en la raíz del palo. Tres goles marcó Banega en los 43 partidos oficiales que jugó la temporada pasada y tres lleva ya el croata, en demostración de que la balanza puede llegar a equilibrarse entre dos ‘dieces’ tan distintos, pues lo que uno daba en creación puede darlo el otro en llegada.  

Al contrario que otras veces, la ventaja tempranera no acochinó al Sevilla, que encontró la portería rusa en otras dos llegadas claras, un contragolpe de Koundé y un cabezazo de Diego Carlos tras falta la lateral magníficamente botada por Óscar, sin que los locales asustasen más que con un par de acciones deslavazadas. Con Gudelj anclado entre los centrales como un líbero a la antigua usanza, transcurría plácida la noche para el sistema defensivo sevillista y confiaba Lopetegui en liquidar la tarea con un segundo gol que caería por inercia (ese casi penalti que ni árbitro ni VAR decretaron…) más que el empeño ofensivo de sus futbolistas. Avergüenza un poco decirlo, pero daba la impresión de que era fácil ganar un partido de Champions a domicilio.

Naturalmente, era un espejismo, sobre todo cuando se presenta la oportunidad del 0-2 y De Jong la manda a las nubes con toda la portería para él. Esa ocasión sevillista estuvo enmarcadas por dos del Krasnodar, la primera de las cuales salvó Koundé de milagro al alimón con el palo, tras culposa pérdida de Gudelj al borde del área, pero la segunda de ellas constituyó el empate de Wanderson, un goleador competente al que su entrenador había sacada en el intermedio. El fantasma de San Mamés, la remontada a manos de un rival inferior al que no se había sabido/querido rematar, sobrevolaba otra vez a este Sevilla tan de altibajos.

Como en ese partido de Bilbao, los movimientos del banquillo dictarían si Lopetegui quería ir a por el triunfo o anhelaba que el duelo acabase empatado y la lesión de Escudero lo desnudó: fuera de combate el carrilero, puso a un cuarto central en la banda y sacó a Óliver por Rakitic, dejando al tembloroso Gudelj en el punto de penalti, donde el serbio se entierra a menudo para constituirse en una permanente invitación para que el rival ataque. Viendo los espacios que dejaba el Krasnodar, corrigió el vasco en la siguiente ventaba de cambios, cuando quitó al ofuscado Ocampos para darle el carril derecho a Koundé, eficaz allí donde lo pongan, y poner a Idrissi en la izquierda.

Así, los últimos acercamientos fueron sevillistas, a pesar de que desde Rennes llegaba la noticia de que el empate bastaba para estar matemáticamente en octavos. Ocurría que a los rusos no les daban las piernas para más, y también que aire portado por los suplentes Joan Jordán y Óliver Torres empujaba a sus compañeros hacia el arco de Gorodov. Salvó con mérito y fortuna el portero local un disparo a quemarropa de Idrissi pero no pudo hacer nada ante el tiro de Munir que, en su segunda intentona, sentenciaba el partido en el minuto 94. Diego Carlos le puso el pecho a un tiro postrero con el que Ari buscaba el empate y ahí acabó el partido, para dicha del Sevilla. Estado que no parece tener fin.

FICHA TÉCNICA

FC Krasnodar (1): Gorodov, Smolnikov, Martynovich, Kaio, Ramírez, Olsson (Vilhena, minuto 66), Gazinskiy, Claesson (Chernov, minuto 83), Suleymanov (Wanderson, minuto 46), Cabella (Utkin, minuto 84) y Berg (Ari, minuto 66).

Sevilla FC (2): Vaclík, Koundé, Diego Carlos, Gudelj, Escudero (Rekik, minuto 59), Fernando, Rakitic (Óliver Torres, minuto 59, Óscar (Jordán, minuto 52), Ocampos (Idrissi, minuto 71), Munir y De Jong (En-Nesyri, minuto 71).

Goles: 0-1 Rakitic, minuto 4. 1-1 Wanderson, minuto 56. 1-2 Munir, minuto 90+4.

Árbitro: Marco Guida, italiano. Amarillas para Suleymanov y Jordán.