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Antihéroes

Antonio Félix
Antonio Félix
20/01/2021

Hace ya una pira de años, Ramón Rodríguez Monchi contaba, divertido, esta anécdota. Cierto día, envió al entrañable Manuel Ruiz Sosa a ver un partido de un equipo francés contra la Juventus. El ilustre ex futbolista y entonces ojeador llegó entusiasmado. "He visto a un chico excepcional: se llama Zinedine Zidane". Monchi se tiraba de risa. Si alguien interesaba al Sevilla era cualquiera menos él. "Hasta el último que calentaba en el banquillo merecía más nuestra atención".

Por entonces se afianzaba el método de Monchi para detectar talentos, y que consistía esencialmente en mirar donde nadie más lo hacía. No se trataba ya tanto de buscar en mercados inexplorados, algo que acabó con la eclosión de internet y las nuevas tecnologías, sino de encontrar en lugares donde, aparentemente, todos estaban mirando. Sólo que, sin saberlo, lo hacían al punto equivocado.

Desde entonces, el Sevilla se ha convertido en una especie de paraíso para los antihéroes, una inesperada guarida para The Boys del fútbol. Jugadores que parecen de vuelta, como Fernando, o que sugerían haber alcanzado un techo de cierta mediocridad, como Ocampos, explotan hasta alcanzar un nivel sideral. Chicos inanimados como Suso, aparentemente incapaz de superar la depresión tras caerse del tren del Milan, sueltan misiles tierra-aire que destruyen al adversario. Bono, un portero fútil por quien no se iban a pagar ni dos millones antes de la final de Colonia, detiene penaltis como quien compra el pan. A En-Nesyri, cuyo fútbol hace sangrar los ojos, de repente se le caen los goles de los bolsillos, aunque primero patee al aire o le tire la pared al rival.

Un equipo de fútbol son muchas cosas, sí, pero fundamentalmente se trata de un portero que pare y un delantero que las meta. Si hace cuatro tardes al sevillista se le hubiera dicho que, en una temporada de Champions, éstos iban a ser Bono y En-Nesyri lo mismo habrían llovido carnés rotos en Nervión. Pero he ahí, símbolos de este Sevilla único, irreductible, indescifrable, diabólico, realmente fabuloso.