"No se vayan todavía, aún hay más"
Javier González-Cotta 13/05/2021 |
Recuerdo que entre amigos discutíamos acaloradamente acerca de si Súper Ratón, en aquellos dibujos animados de los ochenta, decía "No se vayan todavía, aún hay más" o si más bien decía "No se vayan todavía, una y más". Los estudios de animación Terrytoons nos mostraban sus historietas en horario de tarde, mientras niños y aspirantes a púberes deglutíamos la selecta bollería industrial frente a la tele (en mi caso una Telefunken, con su carcasa marrón casi de ataúd). Gracias al asistente Google, tan santo como satánico a la vez, se ha impuesto finalmente el "No se vayan todavía, aún hay más". Pero hubo un tiempo analógico en el que las discusiones se volvieron acaloradísimas y muchos eran partidarios acérrimos del "No se vayan todavía, una y más". Por entonces la polarización tomaba otros derroteros muy distintos a los de hoy. La verdad es que no se entendía con pulcritud qué decía Súper Ratón justo antes de dar paso a un par de historietas más. No era una duda baladí ni se discutía por capricho o aburrimiento. Uno diría que incluso se trataba de una cuestión existencial. Nos jugábamos, ya algo talluditos, la veracidad del recuerdo y, con ella, el prestigio de la infancia y su nostalgia. Ahora nos importa un bledo la duda cartesiana sobre Súper Ratón. Sobre todo, a quienes vamos a vacunarnos ya pronto porque según la autoridad sanitaria somos ancianos de entre 50 y 59 años (es lo que nos confirman los memes que recibimos a diario).
Venía a cuento esta aburrida disertación a propósito del epílogo de la Liga. Quedan sólo dos jornadas. Por eso, de entre la neblina del tiempo, ha aparecido el muy envejecido Super Ratón para decirnos a todos con voz queda y apagada aquello del "No se vayan todavía, aún hay más". Parte del sevillismo está tentado. ¿Y si nos levantamos y nos vamos y no vemos las dos jornadas que quedan ante Villarreal y Alavés? Desde que el muy vascongado Iñaki Williams metió su gol, más el irritante empate del Real de Madrid a deshoras, las posibilidades de que el SFC ganara la Liga se volvieron casi nulas. Ayer, tras el triunfo del Atlético de Madrid, matemáticamente es imposible. A diferencia de semanas atrás, las matemáticas vuelven a desagradarnos terriblemente y por eso mandamos a Arquímedes, Pitágoras y Euclides a tomar viento allá por aguas del Egeo. En el partido ante el Valencia se notó cierto olorín a temporada ya hecha. Quedar terceros, ingresar un dinero extra o sumar el mayor número de puntos en la historia de la Liga parecen retos apetecibles. Pero el ritmo cansino ante el ya de por sí exánime Valencia nos da motivos para pensar que tal vez el equipo anda con la mente laxa y el cuerpo algo vago o aperreado. Las vacaciones se otean ya y, con ellas, el merecidísimo descanso. Se deja atrás una temporada tan difícil y pesada como la mismísima piedra de Sísifo.
El ahora viejo Super Ratón nos dice de nuevo "No se vayan todavía, aún hay más". Por fidelidad al SFC no dejaremos huérfano a nuestro equipo. Sea como sea seguiremos viendo los dos partidos que quedan en el sofá o en el bar junto a la querida peña. No es educado levantarse y marcharse antes de tiempo cuando la función no ha acabado. Dice con razón el amigo Chazarri que él nunca comprendió a los aficionados que se iban del partido cinco minutos antes del final para evitar el tráfico a la salida del estadio. Servidor los miraba sentado en el asiento y los llamaba felones y traidores en silencio. No obstante, sí es verdad que prestaremos más atención al desenlace final de esta Liga. Quien sea finalmente el campeón nos interesa muchísimo menos que asistir al duelo a cara de perro allá en el subsuelo de la clasificación. La batalla del descenso tiene su erótica. Si el SFC no nos excita lo suficiente, la pelea en los bajos fondos sí lo hará. Dale entonces, Súper Ratón.