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Pólvora

Antonio Félix
Antonio Félix
04/08/2021

El mercado no hace sino confirmar nuestros augurios. Es la gran oportunidad del Sevilla. Pero el mercado se acaba, sin que Monchi diga ni mu, sin que Julen Lopetegui, alias el exigente, diga ni mu y sin que el Sevilla comience a dar ese golpe en la mesa que todos aguardaban. Nos creímos la versión oficial. Nos creímos que el club estaba saneado, con la economía en regla, la deuda controlada y la chequera dispuesta. Nos engañamos. La fenomenal venta de Bryan Gil, que tantas expectativas levantó para que Monchi al fin lanzara su traca, al cabo sólo nos ha venido a revelar la tiesura, la timidez, la falta de audacia del Sevilla en el año más propicio para enseñarle el colmillo a los grandes.

A nada de que comience la Liga, la ocasión sigue ahí. El Barça apenas puede fichar a coste cero. El Madrid, ni eso. El Atlético se ha animado con De Paul, probablemente para cubrirse las espaldas ante la salida de Saúl y, de inmediato, ha echado el freno. Apenas si el Villarreal de Emery ha alegrado algo el mercado más patético de Europa, que ya es decir. Salvando a la Premier, esa bendita NBA del fútbol, la pandemia ha arrasado con la capacidad inversora de los clubes, un escenario en el que suponíamos que el Sevilla se iba a relamer. Época de crisis, época de oportunidades, dicen. Y el Sevilla parecía en la mejor disposición en medio del páramo general. Desahogado, vibrante, con grandes ventas en capilla y enormes ingresos asegurados por la Champions, todo el mundo miraba a Monchi, cuyo discurso, sin embargo, no ha distado mucho del que gasta, por ejemplo, Antonio Cordón. El bajonazo ha sido intenso. Y si no estuviéramos ante el semidiós de San Fernando, un hombre con un crédito inagotable en Nervión, en estos momentos andaríamos con un follón considerable.

La decepción se ha extendido de tal manera, que entre el personal ni siquiera se espera ya un fichajón que les ponga en pie. Probablemente se acabe vendiendo a Koundé y se añadan un par de centrales. Ha de llegar un lateral zurdo sí o sí. Pero el duro está en el delantero, y ahí la cosa está para echarse a llorar. Mientras la legión de trescuartistas, de fantasiosos, se desborda con Lamela (ya estaban ahí el Papu, Suso, Rakitic, Oliver y Óscar), la cosa con el delantero sigue estando canina. En-Nesyri se ha ganado la oportunidad tras su sorprendente temporadón. Pero se trata de un futbolista que no llena al entrenador, que provoca el recelo de la hinchada y al que la Copa de África complicará la campaña. Amortizado De Jong, como debe ser, la apuesta es Joselu, del Alavés, por el que se anda regateando. No parece mucha pólvora para afrontar una temporada tan bonita y tan dura, con la Champions en campana y Madrid, Barça y Atleti invitando al convite de la Liga. Por ahora, la impresión es que el Sevilla ha declinado ese ofrecimiento. Qué pena.