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Indulgencia, feísmo y luto

Javier González-Cotta
Javier González-Cotta
24/12/2021

'Je suis Koundé'. Han pasado ya suficientes horas desde el partido contra el FC Indepe. En frío todo se mira con más templanza. Pero aún así, servidor sigue pensando igual que el pasado martes. 'Je suis Koundé' ('Yo soy Koundé'). Uno habría hecho lo mismo con el barriobajero, perro viejo y avisado Jordi Alba (desde Cervantes y el Siglo de Oro sabemos que las personas bajitas suelen acumular rencor y mal vinagre). Koundé hizo mal al propinarle un balonazo al bajito pérfido y sucio de L'Hospitalet de Llobregat. El francés dejó al equipo con diez guerreros ya maltrechos y mostró lo que jamás deben hacer los niños que empiezan a jugar al fútbol. Pero hasta aquí llega la mácula. Koundé, glorioso lateral derecho por las circunstancias, merece nuestra indulgencia. Lo pensamos el martes en caliente y lo pensamos hoy en frío, bajo la lluvia inclemente que no para. Sí, ya sabemos que un profesional de altísimo nivel y estratosféricamente pagado respecto al común de los mortales, debe meter en el hielo los nervios y no caer en provocaciones. Aún así, el gesto de Koundé merece el perdón del corazón. El francés, como el resto de la heroica y mermadísima tropa de Lopetegui, venía de ganar partidos en Liga por la vía del esoterismo sufrido (Athletic) y de la braveza (Atlético). Cuando Koundé le da el pelotazo al bajito pérfido, lo que le está arrojando es también el cúmulo viril y corajudo de un equipo escocido por las lesiones y por las batallas a las que ha sido sometido en este final de año. Al final, el Comité de Competición lo ha sancionado con solo un partido. Pudo ser peor, pero es Navidad y es tiempo de indulgencia y amor.

El encanto del feísmo. El SFC ha acabado este año sexto en el llamado 'top ten' de las grandes ligas de Europa. A veces conviene admirar el lienzo con perspectiva. 'La rendición de Breda' no puede contemplarse en plenitud si no es a distancia. Por eso muchas veces no sabemos valorar el equipo que tenemos. La cercanía nos ciega y caemos en el comentario rápido y amargo cuando llega el momento Lille o el momento Andraxt. No hay ningún otro equipo europeo que produzca mayor rendimiento en proporción a su limitado potencial económico y mediático. Ya sabemos que nuestro SFC practica el feísmo en muchos partidos. Pero la deformidad picassiana de Rosy de Palma demostró hace ya muchos años que la fealdad también tiene su punto sublime.

Ismael Yebra, DEP. Ha fallecido esta semana el doctor Ismael Yebra Sotillo, hermano de Pepe Yebra, quien fuera tantos años patrón y guardián de impecable mandil de la taberna de la calle Boteros. Quienes lo conocimos sólo podemos decir de carrerilla que en verdad fue Ismael un gran médico humanista, un buen hombre y una maravillosa persona. Como excelente dermatólogo que fue, siempre bromeamos con él diciéndole que debía mirarse esa mancha verde que no se le quitaba nunca de la piel. Menos mal que Pepe, sevillista acérrimo como nosotros, tamizaba aquella mácula. Su querida Alfalfa ha quedado como huérfana sin el que fuera el mejor evangelista de su historia y sus costumbres. Regalamos más de una vez a amigos y allegados su libro dedicado a los conventos de clausura de Sevilla que tan bien conocía de puertas adentro. No sé si a Ismael le habría gustado que dijéramos de él eso tan manido de que por fin descansa en el tercer anillo del campo del Betis. Probablemente no. Su hermano Pepe nos lo dirá. Ambas aceras estamos de luto. Descanse en paz y un fuerte abrazo a toda su familia.