De la Copa al cáliz

Javier González-Cotta 07/01/2022

Copa o cáliz. Salvo para los rusos ortodoxos, la Navidad se despidió de nosotros con su último airecillo de Epifanía. El día de Reyes, a pleno mediodía, el azar nos hizo admirar el nostálgico transitar de las carrozas de la cabalgata por el puente de San Telmo, rumbo a las cocheras del próximo año. Fue una estampa curiosa, llena de melancolía, como melancólica nos resultó la misma y fría noche del día de Reyes. En estas estábamos este 7 de enero (día como raro o de tránsito), cuando la noticia nos zamarreó para quitarnos la dulce resaca. Ha tocado derbi para la Copa del Rey. Ha sido despedirse los Sabios de Oriente y un tufillo como de Domingo de Ramos se nos ha venido a la nariz molestamente, como el palito del test de antígenos. Más que Copa, tenemos cáliz de Última Cena. No nos ha gustado nada el emparejamiento por varias razones. La primera y fundamental es que nos da pereza, seamos claros. La segunda es que, vista la cosa racionalmente, se trata de una mera eliminatoria de octavos (quien pierda saldrá escaldado al hispalense modo y quien gane todavía irá a unos burocráticos cuartos de final). La tercera es que, ahora en enero, teníamos la mente fija en dos cosas, sobre todo: el entresueño de la Liga y los posibles fichajes ante el parte de guerra entre lesionados y positivos por covid (sin olvido de los marroquíes que habrán de jugar la Copa de África). Nos importa poco que las estadísticas sean favorables al SFC. Y tampoco nos pone a tono que nos digan que en este siglo XXI las dos veces que en Copa hemos jugado una eliminatoria contra el vecino verde el SFC ha ido a la final (esta vez, eso sí, la eliminatoria será a un solo partido). Sinceramente, no nos apetecía un nuevo duelo a ciriazos.

El nuevo morbo. No sé si la parroquia amiga coincidirá en esto o no con humilde servidor. Pero la verdad es que últimamente vemos al SFC esperando a ver quién o quiénes van a caer lesionados en los partidos. Se ha convertido en una extraña costumbre. Pero no falla. Un partido, un caído por la causa. Fernando se cayó en Cádiz y ahora, contra el Zaragoza, ha caído Rekik con el añadido de cierto halo de misterio. No diremos que es un aliciente más para ver los partidos del SFC. Pero se está pareciendo ya a una cuestión de morbo y hasta de esoterismo.

Viajando en globo. El nuevo Getafe de Quique Sánchez Flores, eterno postulante a entrenar el SFC, llega con el viento a favor y la autoestima limpia y recién salida de la tintorería tras su última victoria ante ni más ni menos que el Real de Madrid. Lo hizo en su estadio del Alfonso Pérez, el mismo estadio en el que, precisamente, se disputó a puerta cerrada y sin público media hora del partido de Copa de 2007 entre el SFC y el Betis, que tuvo que ser suspendido por el célebre botellazo propinado a Juande Ramos. Han pasado ya 15 años de todo aquello. Sí, han oído bien. 'Tempus fugit' (el tiempo huye, el tiempo se escapa). Es lo que ocurre desde el poeta Virgilio a hoy. De ganar al Getafe el domingo seguiremos soñando que viajamos no en una alfombra voladora, pero sí en globo. ¿Y si pudiéramos ganar la Liga? Sí, no se me revuelvan los escépticos más paranoicos. Ya sabemos que el sueño calderoniano en sueño quedará. Pero al menos, mira por donde, el domingo 9 de enero se celebra mundialmente el Día del Ascenso en Globo. Por eso, de ganar al Getafe, seguiremos soñando y viajando entre nubes.