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El fútbol vaciado

Antonio Félix
Antonio Félix
29/03/2023

Lo dijo aquí un compañero, y tiene razón: José Luis Mendilibar cae bien. Probablemente, por ser una especie en extinción, una voz antigua, el último representante del fútbol vaciado en la España del 5K, un señor carpetovetónico con una ortodoxia a ultranza en los tiempos de la red, el Var y la inteligencia artificial. De raro, Mendilibar es hípster. La intelectualidad de este vecino de Zaldívar resulta noventayochesca. Se le entiende muy bien, se le ve a la legua. “Si le llegas con una tablet, lo mismo te suelta una hostia”, nos decía un colega de Eibar, su Ítaca, expectante por ver cómo ese montaraz estilo encaja en el alegre sur y en el soberbio Sevilla, club que acaba de acoger el Sports Data Forum 23. La leche.

Mendilibar es lo último que se podía esperar del Sevilla, lo que da una idea exacta de la desesperación del Sevilla. Es el resultado de una catarata abrumadora de erráticas decisiones que, en año y medio, ha convertido en escombros a un rascacielos de la Liga. Lo peor está por llegar, no lo duden, pero el club quiere que, al menos, eso suceda en Primera. No será fácil ni será bonito, y parece correcto que se haya entendido que, para ese trabajo sucio, el mejor es Mendi. Pasó el tiempo de las metáforas hueras y los requiebros de estilo. La segunda etapa de Sampaoli redunda en la sensación que dejó la anterior: el fútbol se ha convertido en un vergel para los engañabobos. En otro bandazo de categoría, el Sevilla ha entendido que ahora lo que toca es el viejo juego en blanco y negro.

De buenas, Mendilibar no ha sido acogido ni con expectación ni con rechazo. Parece, sencillamente, resignación. Después de todo tipo de acupuntura, la medicina que toca es el antiguo brebaje de la abuela. Y no va a saber bien. Mendilibar ya ha anunciado lo que quiere, que es lo de toda su vida: un equipo solidario, currante, sin afeites, generoso para presionar y presionar, robando y saliendo, sin un toque de más para llegar a la portería rival. Tonterías, las justas. Un fútbol severo que suele tener predicamento en los tiempos oscuros. Pero el problema es conocido: ¿cuenta el entrenador vasco con las piezas precisas para ejecutar ese ejercicio? ¿Qué habrá pensado sobre la altura a la que llevar la presión cuando haya visto el deplorable estado físico de los Rakitic, Jordán y compañía? ¿Qué seguridad defensiva puede plantear con una calamidad como Nianzou en mantenida ausencia de don I+D-Marcao? ¿Cuál es el compromiso al que está dispuesta la bandada argentina? Probablemente el sevillismo ande expectante por ver lo que inventa su nuevo entrenador, pero Mendilibar no es hombre de inventar nada, sino de apechugar con lo que hay. Que le baste o no lo vamos a saber pronto, porque este señor tampoco es de callar.

De momento, ya ha venido a decir que la Europa League le sobra al hexacampeón. Desde luego, si el Sevilla buscaba con Mendilibar una cura a la arrogancia, a la fatuidad con la que se ha arruinado, se va a tomar dos tazas. A ver qué tal.