Derrota justa, justísima, de un equipo peor contra otro mejor. Pero eso lo sabía todo el mundo antes de que empezase el partido, después de dos mojadas de oreja previa de los navarros a los nervionenses esta temporada. La situación clasificatoria, con ser preocupante, no es tan dramática como las señales de descomposición que emite el Sevilla, que deparó otro espectáculo dantesco en los minutos finales, con Fernando expulsado después de sustituido –dos partidos de sanción como mínimo– y todos los futbolistas aspaventando como si la temporada acabase hoy. El resultado, ese 2-3 emocionante y vistoso, lo decantaron los centrales sevillistas, la ausencia de ellos. Encajó Bono un gol de córner, como en Vallecas, y otros dos –cantada suya y buen tiro de Abde– porque Gudelj y Alex Telles, los defensores que improvisa Sampaoli, son incapaces de ganar una disputa aérea-
Hay veces en que, en la cola, se ponen peliagudas por no decir cabronas. La Liga es un juego se suma cero en el que se distribuyen, como máximo, 1.140 entre veinte participantes. Según cómo sea el reparto, en algunas temporadas bastan 35 para salvarse y otras primaveras lloran su descenso equipos que han llegado a los 42. La horquilla, en este curso 22/23, estará en su rango alto porque aquí, amigos, gana todo el mundo menos el Elche y los candidatos al descenso, peleones como legionarios, van a vender carísimo su pellejo. Más le vale al Sevilla tener las orejas tiesas no hasta el último minuto del campeonato, sino hasta el día siguiente. Por si acaso.
El balance de la primera parte fue aterrador. Un gol, golazo de David García a la salida de un córner, dos paradas escalofriantes de Bono, otro gol anulado a Kike Barja por un fuera de juego milimétrico, tras un par de minutos de suspense con el cero ya campeando en el marcador y un zambombazo de Kkie García en la prolongación que lamió la escuadra. Como quedó escrito en algunos partidos de la última etapa de Lopetegui, la derrota mínima era una excelente noticia para un Sevilla incapaz, patético, rendido a la superioridad física del rival y enredado en sus propias carencias técnicas. Presentó Sampaoli en Nervión a un Sevilla, digámoslo claro, de segundazo y tentetieso.
El diagnóstico del entrenador santafesino en el descanso fue inmisericorde con sus dos peores futbolistas, Rakitic y Lamela, a los que sustituyó por Acuña y Suso. Podría haber cambiado a unos cuantos más, pero estos dos sobresalieron especialmente de la mediocridad general. El efecto inmediato fue una oportunidad clarísima para En-Nesyri, que falló dos goles cantados en la misma jugada: cabezazo al muñeco tras centro a la media vuelta de Óliver Torres e intento vano de empujar el rebote a la red a medio metro de la raya con Aitor Fernández caído en el suelo: frustración y esperanza a partes iguales porque quedaba, literalmente, toda la segunda parte.
Fue un segundo tiempo vibrante porque el Sevilla jugó bien, excelente a ratos, y regaló a sus seguidores dos golazos que habrían merecido algo de rédito en la tabla. Gudelj empató con uno de sus misiles y En-Nesyri sorprendió con una jugada de crack de muchas decenas de millones de euros, una conducción a toda velocidad con recorte de espuela y remate con tres dedos, fugaz, que se coló junto al palo. Entre las dos obras de arte, se adelantó Osasuna con un churro que vale lo mismo: debilidad extrema del serbio en el juego aéreo, balón llovido sobre Bono que pifia el puñetazo (¿por qué no la cogió con las dos manos?) y le pega a Fernando en la joroba para entrar mansita. Fue uno de esos accidentes que anuncian ruina, de los que resumen una temporada de desgracia gorda: como el gol de Palop en Donetsk, pero al revés.
Tras el empate a dos, sin embargo, el ambiente era de remontada y fiesta. Un circo romano parecía el Sánchez-Pizjuán ante la perspectiva de ganar cuando tan negra había pintado la noche. Pero no. Un pelotazo del portero se lo ganó Pablo Ibáñez a Alex Telles y Abde galopó hasta las barbas de su compatriota para ejecutarlo igual que en la Copa del Rey. La jugada más antigua del fútbol, voleón y peinada, tumbaba a un Sevilla que aún puso empatar con un par de arremetidas del propio Telles y Ocampos. El viernes, vista en el juzgado mercantil y el sábado, al Metropolitano. No dirán la que temporada no se ha puesto interesante.
Sevilla FC (2): Bono, Jesús Navas (Montiel, minuto 83), Nianzou, Fernando (Álex Telles, minuto 83), Gudelj, Gueye, Rakitic (Suso, minuto 46), Óliver Torres, Bryan Gil (Ocampos, minuto 57), Lamela (Acuña, minuto 46) y En-Nesyri
CA Osasuna (3): Aitor Fernández, Diego Moreno, Aridane, David García, Juan Cruz, Moncayola (Manu Sánchez, minuto 70), Ibáñez (Torró, minuto 87), Darko, Aimar (Moi Gómez, minuto 70), Barja (Abde, minuto 81) y Kike García (Chimy Ávila, minuto 81).
Goles: 0-1, minuto 17: David García. 1-1, minuto 63: Gudelj. 1-2, minuto 68: Fernando en propia meta. 2-2, minuto 78: En-Nesyri. 2-3, minuto 84: Abde.
Árbitro: Pulido Santana, canario. Roja para Fernando. Amarillas para Aimar, Pape Gueye, Jorge Sampaoli, Barja, Acuña, Ocampos y En-Nesyri. Expulsó en el banquillo a Fernando.
Lo hizo muy bien en los minutos que jugó, aportando calidad y mejorando siempre la jugada cuando el balón pasaba por sus pies.
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