Las medidas cautelares que necesita el Sevilla, Monchi de perennes vacaciones y la dirigencia afanada exclusivamente en mantener su soldada, deben ir encaminadas a evitar el descenso, para lo cual va siendo perentorio desfacer el temerario entuerto que supuso el regreso de Jorge Sampaoli y su insoportable enajenación. Con suerte, el titular del juzgado número de lo Mercantil nombra a un administrador que se centre en lo importante, esto es, en contratar a un entrenador… iba a poner un adjetivo, pero no hace falta: en contratar a un entrenador a secas a alguien mínimamente capacitado que sustituya al fantoche desquiciado que está terminando de cargarse el invento.
La goleada en el campo del Atlético, no demasiado relevante en el terreno puramente contable, sí ha conllevado síntomas de descomposición casi irreversibles. Casi. Para empezar, la doble amonestación a Pape Gueye –el tuerto en el país de los ciegos– que lo obligará a descansar la semana próxima contra el Almería (también vio la quinta Montiel, aunque ésa es una buena noticia), partido éste sí de seis puntos o más, no como esta visita absolutamente inasequible a un rival que ahora mismo está fuera del alcance. Echarán en falta, quizá, más referencias al partido en esta crónica. Es posible que tengan pero, ¿qué podemos contar? Sampaoli “barceloneó” desde el comienzo, es decir, sacó a un equipo manso y mal amontonado cerca de su área, a la espera solo de ser ejecutado por el rival.
El plan de cualquier entrenador contra el Sevilla es sencillo. Basta con dejarle la pelota a sus centrocampistas para que llegue el regalo y la contra asesina. Memphis Depay lo testimonió con un doblete tras sendas gentilezas de Suso y Joan Jordán. La tranquilidad del Atlético era tal, que sus defensores relajaron al filo del descanso para que Gueye ganase un balón en la línea de fondo y En-Nesyri la empujase a la red. Nada más volverse del vestuario, Griezmann largó un zambombazo disuasorio para los optimistas y, a partir de ahí, se desató una goleada vergonzante para solaz de Carrasco y Morata, que arregló su estadística con dos goles. En medio de la orgia colchonera, con 3-1, Pape Gueye fabricó un penalti que estrelló Rakitic en la madera, para colmo del infortunio.
At. Madrid (6): Oblak, Marcos Llorente (Doherty, minuto 77), Savic, Giménez, Mario Hermoso, Carrasco (Martín, minuto 85), Koke (Saúl, minuto 77), Witsel, Lemar (Barrios, minuto 63), Griezmann y Memphis (Morata, minuto 63).
Sevilla FC (1): Bono, Montiel (Jesús Navas, minuto 85), Nianzou, Gudelj, Acuña, Pape Gueye, Rakitic (Álex Telles, minuto 77), Joan Jordan, Suso (Óliver Torres, minuto 66), Ocampos (Rafa Mir, minuto 85) y En-Nesyri (Bryan Gil, minuto 77).
Goles: 1-0, minuto 23: Memphis. 2-0, minuto 26: Memphis. 2-1, minuto 39: En-Nesyri. 3-1, minuto 53: Griezmann. 4-1, minuto 69: Carrasco. 5-1, minuto 76: Morata. 6-1, minuto 92: Morata.
Árbitro: Cuadra Fernández, balear. Doble amarilla para Pape Gueye. Amarillas para Giménez, Montiel y Acuña.
Cierto despliegue físico, dos arrancadas que acabaron en gol y penalti. Suficiente para ser el mejor.
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