Decía, dice, Jorge Sampaoli, que seguiría en el Sevilla el año que viene si se le hace un plantel para campeonar. Sin duda este grupo, el que ha salido de la mesa de trabajo de Monchi y de este entrenador, necesitaría bastantes cosas para acercarse siquiera a esa gesta. Pero les aseguro que para conseguir más plata también se necesita un entrenador de verdad. Sampaoli, hoy por hoy, no lo es. Nadie podía sostener que lo fuera antes de llegar al Sevilla. Había sido un entrenador de equipos de medio pelo de un fútbol que no tiene nada que ver con el europeo. Había sido un seleccionador que había ganado una Copa América por penaltis, como Pizzi. Venía de cabeza para el Granada. Ese era Jorge Sampaoli. Hoy en día ha demostrado en Europa ciertas virtudes, sobre todo una capacidad de empatizar con la grada y generar una ilusión cuando la cosa va de cara. Sampaoli, si va segundo, dice que aspira a ser primero. Ni Simeone se atreve, pero él sí, y eso estimula. El grupo también le cree en esos momentos de euforia. Eso es una virtud. Algunos lo considerarán una machada ridícula, pero yo lo veo virtud, porque la gente que sostiene este invento, el que paga, lo disfruta. Sampaoli tiene también otra cosita, un discurso creativo, que dicen los artistas, pero que necesita trabajarlo. Aunque no es Juande Ramos, tampoco es lamentable en la lectura de partidos. Pero no sabemos, de momento, si puede ser entrenador de largo recorrido. Yo creo que no, la verdad. No es lo mismo sacar rendimiento a corto plazo (selección) que a medio (equipo). Tampoco es un entrenador justo. Porque poner todos los días a Nasri no es de ser justo. No trabaja o no demuestra hacerlo cosas tan relevantes como la estrategia, el ejemplo de los penaltis evidencia lo que quiero decir. Y como ayudante de director deportivo, porque no me creo que de repente venga tanto argentino, es un auténtico negado. No se puede pagar más dinero por gente tan poco transcendente. Monchi tiene la culpa, seguro, pero éste idéologo también, fijo. Este largo preámbulo, antes de hablar del Barcelona-Sevilla, quiere servir también para pedirle al presidente Castro, porque le toca a él y a nadie más en estos momentos, coger esta situación por los cuernos, porque costó mucho construir este sueño, a él igual o más que a todos, y dejar que se vaya todo al garete, por el problema con Monchi, la crisis de resultados, las ofertas de iversores, la huelga de animación... pues no se puede permitir. Tiene que demostrar altura ahora, cuando más falta hace.
Dicho lo cual, hablemos del partido. No hay ganas, pero habrá que hablar. Sampaoli puso el típico equipo que pone cuando se enfrenta a un equipo superior. Mucha gente atrás, repliegue intensivo, con los dos medios más grandes, y con cero delanteros natos. No se le tomo en cuenta. Lo mismo es lo menos malo. Pero bajo ese dibujo ultradefensivo, su equipo, sin tener el balón en ningún momento, sometido a tope, era castigado especialmente por la contra del Barcelona, la contra de Messi, que ridiculizó al Sevilla antes de resolver el encuentro y echarse a dormir. No sé cómo se puede caer a la contra sin atacar ni tener el balón, pero le pasó al Sevilla. Un Sevilla que volvió a demostrar estar agotado. No me olvido de Mariano, por ejemplo, en una contra, todavía con 0-0, en la que condujo más lento que mi suegro. Era el resumen de todo el equipo. De Nasri me da apuro hasta hablar. Correa, lo digo muy en serio, no ha hecho más que Pozo, el juvenil del filial, para tener minutos. Hasta Vitolo y Nzonzi me han dejado de gustar, aunque sospecho que sólo momentáneamente. Esa primera parte fue humillante. El Sevilla pudo encajar un saco y si el Barceona llega a querer, no le deja el balón ni medio minuto en todo el encuentro.
Tras el descanso, por ser partido intersemanal, sabiendo que vienen otros retos, el Barcelona se dejó ir, Sampaoli modificó la idea, por fin sentó a esa estafa llamada Nasri (no está haciendo mejor año que Maradona cuando vino) y el Sevilla mejoró, porque empeorar era casi imposible, para maquillar, para quien tenga poca memoria, lo que se pudo ver en esa primera parte en la que llovia sobre mojado. Era normal perder, más en esta racha y con tanto ruido externo, pero hacerlo así, y lo que se ve que puede estar pasando, precisa de la mano del presidente, porque Monchi ya no está, se fue.
FC Barcelona (3): Ter Stegen, Sergi Roberto, Umtiti, Piqué (Digne, minuto 77), Mascherano, Sergio Busquets, Rakitic (Aleñá, minuto 79), Iniesta, Messi, Neymar y Luis Suárez (Paco Alcácer, minuto 65).
Sevilla FC (0): Sergio Rico, Mariano, Mercado (Kranevitter, minuto 46), Nico Pareja, Lenglet, Escudero, N’Zonzi, Iborra (Jovetic, minuto 75), Nasri (Pablo Sarabia, minuto 46), Vitolo y ‘Tucu’ Correa.
Goles: 1-0, minuto 26: Luis Suárez. 2-0, minuto 27: Messi. 3-0, minuto 33: Messi.
Árbitro: Clos Gómez, aragonés. Expulsó por doble amarilla a Vitolo. Cartulinas amarillas para Piqué, Iborra, Sergio Busquets, Rakitic y Aleñá.
Entró cuando el Barcelona bajó el pistón, pero se volvió a mostrar muy digno en todo.
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