Futbolero fanático, Andrés Calamaro grabó un dueto con el exsevillista Diego Armando Maradona y lo promocionaba en una entrevista cuando le preguntaron si la pareja aspiraba al Grammy. “Bueno, che, por ahora aspiramos…” e hizo un inconfundible ruido llenando de aire sus fosas nasales. ¿A qué aspira el Sevilla en las tres jornadas finales? Pues a asuntos menores como ese récord histórico de puntos que puede batirse, desinflado el globo de la Liga desde Iñaki Williams y complicada la (rentable, magnífica y heroica) tercera plaza por haberle concedido al Real Madrid un empate que sólo arrancó con el tremebundo poderío de su escudo. Total, que el Sevilla aspira… a irse de vacaciones, que bien merecido lo tiene.
Las alineaciones siempre encierran varios mensajes cifrados. Sin delantero puro, Lopetegui pretendía asfixiar a los centrocampistas rivales, asaeteados por la edad y la fatiga, con las posesiones largas y la circulación precisa que le prometía semejante pléyade de tocadores: Fernando, Rakitic, Jordán, Suso, Papu Gómez de ariete ‘fake’, Koundé Acuña… Iba a haber que echar el bofe para quitarles la pelota. Pero tras la significación táctica, podía colegirse una interpretación más psicológica: para el entrenador del Sevilla, los duelos contra su antiguo club no son partidos ordinarios, sino ocasiones en las que busca reivindicarse y sobreactúa para destacar. Quiere ganarle al Real Madrid, claro, pero quiere hacerlo mediante un jeribeque estratégico o una exhibición digna de un Rommel. Estas cosas, cuando salen bien, merecen la corona de laurel. Cuando no, se despachan con la expresión “ataque de entrenador” recargada con dosis extra de vitriolo. Un valiente, Julen. A su modo, pero es un valiente.
En la pizarra, la moneda cayó por el lado bueno pero en el marcador habría salido cruz si, tras diez minutos de dominio ultrajante sevillista, hubiese valido el gol de Benzema anulado por un fuera de juego por una bota de Odriozola. Tomaba sus riesgos el Sevilla y era castigado su coraje, como tan a menudo sucede para solaz de miedicas, temerosos u otras yerbas de la familia “amarrategui”. ¡Bien por el VAR! Y mejor por Fernando, que poco después se revolvió en el área tras un recorte, con el instinto asesino de un Lewandowski cualquiera, para mandar a la jaula una dejada de cabeza de Rakitic. El Real Madrid, inventor antes que el Arrebato del lema “nunca-se-rinde”, pedía el descabello porque ni las fuerzas ni el fútbol le daban mientras soñaba con llegar vivo a la media hora final.
Zinedine Zidane, de forma inexplicable, nunca es citado entre los mejores entrenadores del mundo pese a su costumbre de obtener resultados anonadantes con planteles limitados. Otra vez, se cumplió el guion que había diseñado el marsellés, cuyo equipo se topó con el palo para estrenar esos treinta minutos finales de vértigo y encontró el gol de Asensio poco después. Habrían ganado los madridistas el encuentro sin el estrepitoso mentís a cuanto lechuguino conspiranoico redactaron al alimón Martínez Munuera y González González a un cuarto de hora para el final. Fue penalti de Militao, claro que sí, y antes se había ignorado una posible segunda amarilla a Casemiro, por supuesto, pero… ¿no era seguro-seguro-seguro-seguro-seguro, niños y niñas, que al Real Madrid jugándose la Liga le iban a regalar cosas los árbitros? Pues no: reglamento perfectamente aplicado y 1-2 de Rakitic desde los once metros.
En el descuento, con el rival medio muerto, Lopetegui volvió a a operar su Gudeljcambio de las peores tardes y el equipo, ¡cómo no!, se acochinó tanto que concedió dos disparos desde la media distancia, el primero de los cuales terminó de rebote en la red (Kroos) y el segundo (Casemiro) no entró por medio suspiro. El resultado no le da nada al Sevilla pero sí fastidia al Real Madrid, que no es chica satisfacción. Gran temporada, enorme, acábese con dignidad ahora.
Real Madrid (2): Courtois, Odriozola, Militao, Nacho, Marcelo (Miguel Gutiérrez, minuto 65), Casemiro, Kroos, Modric (Marco Asencio, minuto 65), Valverde, Benzema y Vinicius (Hazard, minuto 79).
Sevilla FC (2): Bono, Jesús Navas, Koundé, Diego Carlos, Acuña, Fernando, Joan Jordán (Gudelj, minuto 83), Rakitic (Óliver Torres, minuto 88), Papu Gómez (En-Nesyri, minuto 56), Suso (Óscar, minuto 83) y Ocampos (De Jong, minuto 88).
Goles: 0-1, minuto 21: Fernando. 1-1, minuto 66: Marco Asensio. 1-2, minuto 78: Rakitic, de penalti. 2-2, minuto 94: Hazard.
Árbitro: Martínez Munuera, valenciano. Amarillas para Casemiro, Suso y Gudelj.
Más entonado que de costumbre. Y penalti de mucho compromiso marcado ante el Madrid.
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