¡Cuántos poetas se han inspirado con la calma que emana mientras se contempla llover en una tarde de otoño! Pues Julen Lopetegui, que es más pragmático que lírico, vivió contra Osasuna una de esas sobremesas tranquilas que disfrutan antes del invierno los amantes que han desfogado sus pasiones en verano. Todo bien, pero sin alteraciones excesivas del pulso. Tres puntos para seguir arriba, dos golitos, uno en cada parte, portería a cero sin sanciones de cara al derbi ni lesiones de cara al Lille ni cansancio excesivo en quienes más minutos acumulan porque les tocó rotar. Hay días en los que no se puede pedir más.
Bono y los centrales aparte, Lopetegui empezó contra Osasuna sentado en el banquillo junto a sus cuatro titulares más indiscutibles: Jesús Navas, Fernando, Suso y En-Nesyri. “El partido más importante es el próximo”, salmodian los hombres de fútbol sin pensar siquiera en lo que dicen, como el cristiano preconciliar chamullaba los latines del Santo Rosario. “Por sus obras los conoceréis”, dice el Evangelio y por sus alineaciones se comprende a los entrenadores: se le concedía, con razón, más importancia al encuentro ante el Lille que a éste. Pero la ambición no disimulada del Sevilla –“lo queremos todo”– y el frustrante empate en Mallorca obligaban ganar a los rojillos.
Al mejor visitante de la Liga, excuso recordarlo, lo esperaba el que contaba por victorias sus apariciones caseras y la jornada intersemanal había igualado a los técnicos en su necesidad de rotar, ya que Arrasate cambiaba a ocho de los once titulares que empataron en el Santiago Bernabéu. Con el líder y el campeón como próximos rivales, el cuadro navarro se veía obligaba a dosificar fuerzas, también porque el enorme esfuerzo en la presión que le requiere su entrenador no es apto para futbolistas a medio gas.
Sobre la media hora, y con solo una ocasión –mal cabezazo de Rafa Mir con todos los pronunciamientos favorables– sevillista pese a una posesión superior al 80%, una sombra de impaciencia rondaba por la grada, toda vez que parecía que se jugaba a lo que quería Osasuna, amenazante en la estrategia y aprovechando el viento favorable para mantener la pelota lejos de su parcela. Ivan Rakitic, ¿se acuerdan de ese pedazo de centrocampista que una vez fue?, ya jugaba los mejores minutos desde su regreso antes de protagonizar tres acciones consecutivas que terminaron en gol de Diego Carlos. Centro medido a Joan Jordán, que cabeceaba al poste, tiro desde la frontal que bloqueaba Unai García y buen lanzamiento del córner subsiguiente, un balón al punto de penalti que el coloso expidió a la red de formidable testarazo.
Una ventaja al borde del descanso plantea a menudo una duda existencial. ¿Seguir igual o esperar para salir al contragolpe? Al Sevilla, quizá mejor así, no le dio tiempo a pensar demasiado porque la segunda mitad todavía no había roto hacia ninguna parte –Jesús Navas por el tocado Montiel, sólo eso– cuando Juan Pérez y Areso se hicieron un lío en un balón largo de Bono, Ocampos se infiltró entre ambos y marcó a puerta vacío su primer gol de la temporada, o sea, el primero válido después del que le anularon en Mallorca, el que le quitaba toneladas de ofuscación de encima y el que liquidaba el pleito. Dos goles de renta con la pared que tiene Lopetegui por defensa permitían pensar que Osasuna tenía prácticamente perdida su virginidad a domicilio.
No hubo margen para la sorpresa y hasta se dio el Sevilla el lujo de dar minutillos a Fernando y En-Nesyri, que sirvió el tercer gol en bandeja a Ocampos en la primera pelota que tocó. El disparo del argentino lo desvió el portero pamplonica con la nariz, una parada dolorosa por estar, encima, el balón empapado. La única oportunidad visitante fue para Budimir, muy al final y debido a un despiste de Koundé, que no tuvo consecuencias en el marcador pero sí contribuyó a que cundiese la sensación de que el francés sigue sin estar del todo centrado, escrito sea el comentado por ponerle alguna pega a la tarde, pese al jugadón en ataque que había regalado un rato antes.
Sevilla FC (2): Bono, Montiel (Jesús Navas, minuto 58), Koundé, Diego Carlos, Acuña, Delaney (Fernando, minuto 77), Joan Jordán (Gudelj, minuto 69), Rakitic, Lamela, Ocampos y Rafa Mir (En-Nesyri, minuto 77).
CA Osasuna (0): Juan Pérez, Areso, Unai García, David García, Cote, Oier (Moncayola, minuto 68), Roberto Torres (Robert Ibáñez, minuto 78), Iñigo Pérez (Budimir, minuto 68), Darko Brasanac, Rubén García (Ontiveros, minuto 78) y Chimy Avila (Kike García, minuto 68).
Goles: 1-0, minuto 39: Diego Carlos. 2-0, minuto 59: Ocampos.
Árbitro: Del Cerro Grande, madrileño. Amarillas para Areso, Joan Jordán, Budimir y Bono.
Ha subido si nivel y el Sevilla lo ha notado una barbaridad. No sólo la asistencia de gol a Diego Carlos, sino más criterio que otros días.
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