Castro debería vetar
Me levanto y me voy
Víctor Fernández 09/02/2018 |
Los maestros espirituales hablan de la necesidad de relacionarse con "el desapego" para alcanzar la quietud interior. Según el DRAE, "apego" es la inclinación hacia alguien o algo. No sé más de 'la paz de los sentidos' que lo que enseñan algunas lecturas, pero para escribir, sin duda, el desapego te provoca felicidad y libertad por poder decir lo que a uno le da la gana.
Mi dilecto Manolito Aguilar argumentaba la fuerza de este Sevilla con la capacidad que tiene para sustituir sus piezas. "Se fueron Juande, Emery, Luis Fabiano y Kanouté, Monchi, Del Nido… y los resultados no se han marchado”, comentaba. ¡Carambas! Él es lúcido en el análisis y se le ha escapado el dato revelador: el único que siempre ha estado es… Pepe Castro. Quizá eso que repite el pequeño genio Ronquillo en su inigualable imitación sea una verdad como un templo: “Ya saben todos lo que tienen que hacer… ¡A mamarla con Mao…! Desde este rinconcito no se dudará en azotar los errores de Castro cuando lleguen, pero por qué hay que negarle sus méritos. No se escondan. Son pocos los que a Castro, aunque sea en la intimidad, no lo han infravalorado llamándole cateto, camarero, tieso (¡como si eso fuera una desgracia!). T 0 D OS. Y como hemos sido todos, ahora nos levantamos como en misa y gritamos: "¡A mamarla con Mao!"
Castro soportó la traición de Monchi, el silencio de los cobardes, el ataque indigno de Del Nido y el estilo Vitolo. Navega ahora con un director deportivo que lucha entre dudas, inevitables tras la marcha de Monchi, y tuvo la decisión y la valentía de destituir al entrenador cuando el equipo era quinto en la Liga. La imagen del Sevilla se expande, remodeló el campo y el día que se mete en otra final advierte que hay que ajustar los errores ligueros. Pero su tolerancia y su deseo por evitar las guerras mantienen abierta la puerta de las críticas feroces e injustificadas. Ya me lo dijo mi abuelo: "En esta puñetera vida no se puede ser bueno". Castro debería empezar a vetarnos a alguno de nosotros y a reunirse con los directores de los medios para pedir cabecitas. Al parecer eso da buen resultado.
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