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El momento de Maciá

El director deportivo debe corroborar ahora la magnífica impresión que hay de él en el club

Redacción
Redacción
26/05/2015

Eduardo Maciá ha caído de pie en el Real Betis. Hay varias razones. Desgraciadamente para el Betis, por lo que ha tenido que pasar y soportar con los ocupantes de este cargo, el nuevo director deportivo se ha metido a todo el mundo en el bolsillo por lo evidente: su profesionalidad. Luego fichará mejor o peor, acertará más o menos, pero destila un comportamiento, un conocimiento del mercado, de los idiomas, de la gestión moderna... que están en los antípodas de sus lamentables predecesores, a excepción de Carlos Bucero, que en la etapa del ínclito Oliver hizo el equipo del Betis (Rubén y Molina, por ejemplo) que todavía hoy es la base de lo que sí funciona de esta plantilla.

Maciá viene de un gran equipo, la Fiorentina, y estaba en la órbita de grandes clubes, como el mismísimo Barcelona. Eso también le ha concedido un estatus previo que en el mundo del fútbol cuenta para lograr un respeto inicial. Maciá, además, ha arrancado un contrato importante, es una apuesta seria y firme, por lo que cobra y la duración del mismo, y eso también le da autoridad. Pero ahora llega su prueba de fuego, porque tiene la responsabilidad, junto a Pepe Mel y la supervisión de Ollero y Estepa, de armar un equipo de Primera división que compita como mínimo en la parte tranquila de la tabla. El Betis, con un presupuesto que se acercará el año que viene a los 50 millones de euros, entre el octavo y el décimo de la categoría, va a poner en las manos de Maciá todo lo que pueda para que invierta. Se va a centrar en reforzar el equipo, prescindiendo de otros gastos necesarios pero no priorizados en este momento, aunque nadie puede esperar fichajes de cuatro o cinco millones, porque el Betis, de momento, hasta que se consolide en Primera, tenga el contrato televisivo que espera (el próximo, el del año que viene es de 29.5 millones de euros) o pueda vender algún jugador revalorizado, no puede entrar en esa dinámica de momento. Maciá tiene todo, hasta la aprobación de Mel, pero se le pide también mucho: hacer un equipo de Primera y con jugadores revalorizables. Llega su momento.