muchodeporte.com Real Betis Balompié

El ex presidente Ollero reivindica 'su' acuerdo con Lopera

Denuncia con dureza que hay muchas partes que lo único que quieren es hacer un negocio con el Betis

Paco Cepeda
Paco Cepeda
14/10/2016
Incluso pone en duda que Haro y Catalán inviertan en el club con dinero...”

Juan Carlos Ollero ha explotado. El ex presidente del Real Betis, que fue removido de su cargo especialmente por llegar a un principio de acuerdo con Lopera, parecido al que ahora se estudia pero infinitamente más barato, ha ofrecido su versión de este asunto en un artículo en Diario de Sevilla que no deja títere con cabeza. Da cera a casi todo el mundo y dice que salta porque no quiere pasar a la historia "ni como tonto ni como estafador", aludiendo directamente a Emilio Soto, portavoz de Béticos por el Villamarín, quien en diversas entrevistas calificó en estos términos el principio de acuerdo al que llegó el propio Ollero con Lopera. 

Ollero se sigue mostrando partidario de llegar a un acuerdo extrajudicial, pero entiende que de otra forma y sin que haya negocio de por medio. Dice al respecto que se trata de "un negocio de, por lo menos, 10 millones de euros limpios de don Manuel Ruiz de Lopera, un negocio de 7 millones, limpios también, de don Luis Oliver Albesa y una expectativa de negocio mucho mayor para los que, con esa intención sin duda, desembolsen los 17 millones necesarios para pagarles y controlar el Betis". 

El ex presidente tiene para los actuales mandamases, a los que acusa de forma clara de querer quedarse con el Betis: "Ni siquiera los señores Haro y Catalán, cuando mucho más tarde (habla de 1992) compraron sus acciones o cuando paguen los 17 millones, habrán ingresado un euro en las arcas del Betis. Su dinero, o el de vete tú a saber quién, servirá para controlar el Betis pero no para comprar ningún futbolista puesto que lo único que engrosará será el bolsillo de los "vendedores". Cuando dentro de unos años, y en virtud de una decisión que sólo ellos podrán tomar, vendan el paquete de control de la sociedad y se enriquezcan, se dará la paradoja que lo harán sin haber ingresado un euro en la caja del Betis. Paradojas de un acuerdo de compraventa que, digan lo que digan, sólo tiene en cuenta los apetitos de algunos y no el alma del Betis. Aunque la mona se vista de seda, mona se queda". Casi nada. Incluso duda de que Haro y Catalán actúen por cuenta propia.

Ollero da sus razones y explicaciones sobre por qué 'su' acuerdo no llegó a buen puerto. "Aquel acuerdo no se firmó porque una de las plataformas -PNB- no estaba en condiciones de decidir, secuestrada por un presidente que luego hemos sabido qué lealtades profesaba y porque la otra -la que él dice representar, BPV- había valorado muy mal la situación judicial, sentencias posteriores y las prisas actuales lo demuestran, o porque simplemente no le interesaba. El problema era mayor. Aquel acuerdo no era del interés ni de BPV ni de otros emboscados detrás, como anticipaban comportamientos ya identificados entonces y confirmados ahora. Aquel acuerdo era barato y las cantidades necesarias para sufragarlo habrían estado al alcance de todos los béticos a 60 euros la acción y no daba lugar a excusas que permitieran a tres o cuatro hacerse con el control del Betis". Ollero lo deja claro. Según su criterio, hay mucho notable que quiere quedarse con el Betis por 17 millones, cosa que también piensa Lopera, por otro lado.  

Emilio Soto ha dicho por activa y por pasiva que Ollero se equivocó, por ingenuo, y que ese acuerdo no llevaba a ninguna parte porque no contaba con Luis Oliver. Ollero le responde: "Hay una persona por ahí que se ha paseado estos días por todas las radios de Sevilla proclamándose vicario de don Hugo Galera. Lo será. Este hombre, aparte de desdecirse sin sonrojo de todas las posiciones anteriores del grupo que dice representar -algunas defendidas con estilo más propio de chantajistas, como cuando se amenazó a los que nos negamos a no celebrar una Junta General legalmente convocada-, este hombre, digo, ha afirmado que el anterior acuerdo al que se llegó antes de la Junta General de 23-09-15, y que don Manuel Ruiz de Lopera esperó para firmar hasta la seis de la tarde de ese día, era una estafa. Arguye el ínclito, como única razón, que no se había tenido en cuenta a D. Luis Oliver Albesa. Tres despachos de abogados, un abogado que actuaba como hombre bueno y otras partes expertas e interesadas en los procedimientos consultadas no habían caído en la cuenta. ¡Vaya por Dios!"