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El paso atrás de Dani Ceballos para ser élite

Ha mejorado mucho la aportación defensiva y el sentido táctico ante su evidente falta de gol

Paco Cepeda
Paco Cepeda
25/03/2017

Con Víctor Sánchez del Amo no sólo se ha producido el principal hecho para que un jugador rinda: jugar, sino que en el caso de Dani Ceballos, actualmente uno de los jugadores jóvenes con más proyección en España, se ha consolidado un cambio radical en la concepción de su fútbol y un pasó atrás desde el punto de vista espacial para aprovechar mejor sus virtudes y tapar los defectos que a día de hoy muestra. La irrupción de Ceballos en el Betis de Segunda división y en la selección española sub 19 y luego sub 21 fue muy llamativa. Llegaba más al área rival y aunque nunca fue un consolidado especialista en la suerte suprema del fútbol, el gol, digamos que mantenía dignamente unos números defendibles para un medio punta de carácter ofensivo. En ese Betis sumó cinco tantos y otras tantas asistencias en 34 partidos. Para comenzar, con 18-19 años, no estaba nada mal. Pero llegó lo de probar esas cualidades en la élite, en Primera. Y al margen de las distracciones que sufriera el jugador (ofertas, su tortuosa renovación...), lo cierto es que le costaba mucho más jugar cerca del área, porque al menos por ahora, no tiene casi ningún gol y tampoco asiste como demanda esa posición de 10. Entre unos y otros, sobre todo con Poyet, empezó a dudar y terminó condenándolo al ostracismo porque no lo veía ni arriba ni tenía físico ni recorrrido para ser el canalizador del juego desde la posición de medio centro más puro. Pero llegó Víctor, y el cambio radical. Ceballos es hoy por hoy un mediocentro de mucho recorrido, que no desentona para nada en la presión y en apretar al rival, todo lo contrario, que hace muchos kilómetros, que mete la pierna y que luego distribuye el juego con criterio, aunque efectivamente esté más lejos de la portería, porque la salida de balón pasa por él. En esta posición, y con esas virtudes que adornan a su juego, ya no es tan grave que no marque. De hecho, en Primera ya alcanza los 56 partidos en dos temporadas (más un partido suelto siendo juvenil) y todavía no ha visto puerta, sumando cuatro asistencias, dos y dos. Son números discretísimos para un media punta, pero válidos para el medio centro. Tendrá que mejorar sin duda esos registros para dar otro paso en la élite, pero ya no importa tanto porque hace muchas más cosas.