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La idea y sus primeras grietas

El estilo de Setién aún necesita correcciones y en algunos puntos modificaciones en profundidad

Miguel Ángel Chazarri
Miguel Ángel Chazarri
11/09/2017

En el viejo, gastado y absurdo debate entre jugar bien o ganar, como si una cosa no fuera con la otra, aparece esta semana el Betis en el centro de la escena. El equipo fue víctima de algunos 'automatismos' que Setién pretende implantar. El principal, que no se rife el balón. Que el mismo salga jugado desde atrás para que la pelota se vaya recibiendo en ventaja hasta merodear las posiciones de peligro. Durante media hora en Villarreal se logró. El tanto del Betis sí puede ser considerado como un producto del laboratorio de Setién. Tan cierto es que Feddal cambió la orientación del juego con un balón en largo, que también es un pase, como que el golazo de Sergio León se gestó con 17 toques. Hacía tiempo, mucho tiempo que el Betis no elaboraba el juego con tanto sentido.

Algo crujió cuando Bacca fusiló la portería de Adán. Mirado con frialdad, tampoco conviene olvidar que el Villarreal ya se estaba acercando con peligro antes del tanto del colombiano. No con demasiados disparos, pero sí ganando el centro del campo con comodidad. Se olió que el partido se le haría largo al Betis. Tras el empate, el Betis careció de armazón para sostener el resultado en un campo difícil, ante un rival mejor cualificado técnicamente. Lógicamente el susto se concretó cuando Adán la pifió. Si bien resulta razonable que un entrenador apueste por mantener el balón, todo tiene un límite. Cuando el rival presiona con tres arriba y conoce perfectamente que Adán no es hábil jugando con los pies, es más práctico que el portero no la toque demasiado. Y que cuando lo haga, no se complique lo más mínimo. Una cosa es defender una idea y otra que, al no contar con los mimbres adecuados, una temeridad provoque perder un partido. Setién debe corregir y ser flexible en este sentido. Entre otras cosas, porque cuando los encuentros se complican tampoco sobra la calidad como para resolver en dos fogonazos

A partir de gol de Bacca, el Betis se desdibujó. Es cierto que el fallo de Tello fue clamoroso, que el 1-2 habría puesto plomo en las piernas del rival. Con el 1-1, el Villarreal siguió tocando y ganando la zona ancha con comodidad. Adelantó la presión y robó con demasiada facilidad. El Betis demostró que cuando no tiene la pelota termina hundiéndose cerca de su área, limitándose a achicar como puede. Al faltarle desborde, la salida al ataque le cuesta. No es casualidad que haya tirado entre los tres palos seis veces en tres partidos. Pobre bagaje. Pese a ello, ha convertido tres goles. Buen índice de efectividad. Setién debe reafirmarse en algunos conceptos, pero otros los debe modificar. Ello sería síntoma de entrenador inteligente. Nada debe ser innegociable, y menos en el fútbol, cuando se detecta un error. No obstante, el mensaje del técnico no va a variar. La prueba es la declaración del segundo de Setién, Éder Sarabia, quien manifestó que "como el camino que hemos elegido es para valientes, solo queda seguir mejorando y mirar hacia adelante". Una buena filosofía, sin duda, pero siempre corrigiendo mejor que provocando el pánico entre los seguidores verdiblancos cuando el balón se encuentra cerca del área propia. El sábado llegan Lucas Pérez y Andone, dos puntas con colmillo. Vendrán con la lección aprendida. Sabrán que deben presionar a Adán.