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Antonio Lappi, a la compra de acciones para ser una tercera vía

Paco Cepeda
Paco Cepeda
05/06/2018

Toca intentar hacer un buen equipo y soltar el lastre que se ha ido acumulando en las últimas ventanas de fichajes, pero en el Sevilla hay un tema de fondo que no se ha parado ni porque se haya acabado la temporada ni por esa 'miniclasificación' europea in extremis. Conocen perfectamente los lectores que Pepe Castro se mantiene en el poder gracias al apoyo de su cuñado Paco Guijarro, y de las familias Carrión y Alés, básicamente. En frente está José María del Nido Benavente. Apenas un 5% del capital social mal contado separa a ambos bloques, muy igualados por tanto. Se siguen comprando (y por tanto vendiendo) acciones a un precio muy elevado, para llegar bien 'armados' a la crucial próxima Junta General, en la que se volverá a comprobar cómo andan los equilibrios accionariales. Pues bien, en esa situación, aparece una tercera vía, la del empresario Antonio Lappi, ex consejero con Del Nido que quiere ser presidente del Sevilla, cuando toque, no de forma precipitada, pero que no tiene acciones. Lappi salió del consejo cuando José María del Nido así lo entendió. Lappi mantiene, por otros motivos, un litigio con Del Nido, ya que salieron rebotados de negocios que nada tienen que ver con el club. 

Lappi ha realizado una gran oferta, casi a precio de jeque o de chino, para hacerse con un importante paquete de acciones del Sevilla (entre un 3% y un 5%), pero no ha encontrado respuesta positiva, al menos de momento, entre otros motivos porque ese paquete resultaría clave para mantener al actual estado de las cosas o darle un vuelco, y los posibles vendedores no se fían de la verdadera naturaleza de su proposición. No saben en definitiva si viene por cuenta propia o si es un caballo de Troya de Del Nido, pese a esas diferencias entre ambos ya señaladas. Lappi ha tanteado a diferentes accionistas, desde los más serios, la familia Alés y la de Carrión, a los más... como Jesús León. 

El caso es que su voluntad existe. Muchos querrían ser presidente del Sevilla, pero la cuestión es cuántos pueden. Lappi, de momento, no, por una cuestión obvia, su falta de acciones. Pero tiene la voluntad (y parece que el dinero) para estar en el futuro del Sevilla como una persona que logre limar las kilométricas difeferencias que ahoran bloquean a Castro y Del Nido, condenados a entenderse pese a la actual crispación, obligados tarde o temprano, por diferentes razones, a llegar a un pacto de socios que regule de una vez por todas las relaciones de los principales accionistas de la entidad, entre los que aspira estar el propio Lappi.