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Rogelio Sosa Ramírez: 40 años han pasado

Alejandro Delmás
Alejandro Delmás
11/02/2018

Es 12 de febrero de 1978, Domingo de Carnaval en Cádiz, y en el Estadio Ramón de Carranza cantan todos los cuclillos que son del Betis. Con 0-5 para el Real Betis Balompié en ese viejo marcador de la Torre Olímpica, todo tenía que terminar... donde realmente todo había empezado de verdad, el 30-8-1964, cuando el Betis de Louis Hon conquistó el Trofeo Carranza ante el Benfica de Eusebio y Coluna. Ese día, ese Domingo de Carnaval, hace 40 años exactos, Rogelio Sosa Ramírez (Coria del Río, 15-4-1943, inscrito el 2 de mayo) jugó en el estadio cadista y en Primera División sus últimos diez minutos como futbolista en activo y con la camiseta verdiblanca: que defendió durante un récord de 16 temporadas, a través de 300 partidos entre Primera y Segunda División. 

Ese día, hace 40 años, el Betis de Rafael Iriondo, todavía vigente campeón de Copa del Rey, arrasó por 0-5 al Cádiz, pero perdió para los restos a su comodín, Antonio Benítez (grave rotura de fibras): un tiro en el ala, el presagio del descenso a la sima de Murcia, que vendría tras subir en la Recopa a la cima de Rusia. Un testigo presencial de aquel partido de Cádiz describió -como ya no se escribe- ese momento final en la bruja, zurda carrera de Rogelio. Fue por via de un pie de foto (foto de Ruesga Bono, Rogelio con la mirada al frente...), en la portada del ya desaparecido diario sevillano 'SurOeste', de los medios del Movimiento... 

"Ya iban cinco goles en las tablas cuando la grada, esa mucha grada que pintó el Carranza en verdiblanco comenzó a reclamarle acompasando la garganta. El rumor llegó a Iriondo, y el banquillo no lo duda: sale el maestro. Veinte años de buen fútbol le contemplan, que el vino bueno, dicen, es el que tiene solera... su equipo, antes, había puesto sordina a los carnavales y cascabeles de luto a los amarillos. Su equipo, después, gozó viendo cómo se mira al frente con el balón en los pies, cómo se manda y cómo se templa, de qué forma hay que saber estar en la yerba. Arriba se gritaba fuerte el 'maestro, maestro' y abajo, Rogelio Sosa Ramirez, veinte años ya, solera fina, caoba eterna, que ya de vuelta de casi todo, acaricia y acompasa, templa y manda. Sí, maestro...".

Y ese mismo día, Rogelio Sosa Ramírez, el maestro de la Zurda de Caoba ('La Pata de Caoba'... o 'El Caoba'), había de recordar aquella otra noche de Cádiz, aquella otra noche del Carranza de 1964 en la que de verdad... 'todo había comenzado', casi como cuando el coronel Aureliano Buendía descubrió el hielo. Fue aquella final del Trofeo Carranza en la que el Betis venció por 2-0, tras prórroga y con un primer gol histórico de Rogelio (minuto 92, después sentenció Frasco)... al Benfica de Eusebio, campeón de la Copa de Europa en 1961 y 62 ante Barcelona y Real Madrid. Esa alineación del Betis vive en la memoria de los béticos viejos, así que pasen cien años: Pepín; Aparicio, Ríos, Paquito; Suárez, López Hidalgo; Breval, Frasco, Ansola, Bosch y Rogelio. El Carranza, el Trofeo de Hierro, fue expuesto en los pueblos como si fuera una Copa de Europa arrebatada al Benfica. 

En Coria era tiempo de Feria. El Trofeo de Hierro se exhibió como un Santo Grial con cintas verdiblancas: en el escaparate de la zapatería de Joselito Pérez. Esos días, a Rogelio Sosa Ramírez, la Villa de Coria le concedió 'El Camarón de Plata'. Pero todos los camarones del Bajo Guadalquivir no iban a hacer olvidar a Rogelio la frase sacramental de su padre, Francisco Sosa, 'El Cerquín', pescador y empleado en Ybarra: "A paso corto corre más el galgo que el mastín... pero a paso largo, corre más el mastín que el galgo". Esas palabras de Francisco Sosa acompañaron a su hijo Rogelio desde que salió de los juveniles del Betis para Tomelloso (60-61) y, sobre todo, para Ponferrada, ya en la 61-62. A la Ponferradina lo llevó Santiago Tejera, por 25.000 pesetas de ficha anual ('5.000 duros', según Rogelio... "de los que le mande 3.000 a mi madre -Ana Ramírez, Ana 'del Queo'-... y yo me quedé con 2.000 para comprarme una gabardina con piel de borrego. Allí, con ese frío que hacía, yo había llegado igual que Tarzán: y anda que no me acordaba ná de aquello del mastín y el galgo que siempre me decía mi padre. Pero en Ponferrada estuve sensacional de bien durante todo aquel año").

En Coria, Rogelio se había hecho futbolista entre el Prado de la Feria, el equipo de Acción Católica del cura Don Aníbal y ya, más organizado, el Victoria Balompié. En aquella Coria de los años 50, de los 'Mago', 'Puñema' y 'Breca', Rogelio Sosa se sumergía en un estanque de talento donde brillaban los reflejos de Milan, de Miro... y de cierto primo suyo que también iba a hacer historia y respondía nada menos que por Manolito Ruiz Sosa: 'El Taza' para los amigos de su generación.

En 1957, en el Prado y en el Victoria, Manuel Infantes Ruiz, 'Manuel El Rubio', un bético enorme entre los enormes béticos de Coria, vio como el chiquillo canijo de Francisco y Ana era capaz de emerger entre tres o cuatro defensas a base de golpes de zurda y quiebros de cintura. Así que Manuel El Rubio presentó en los juveniles del Betis al chiquillo zurdo del Victoria: al que la delgadez le limitaba el tiempo de acción ("¿Cómo le iba a poner en Huelva, con el aire que hacía allí?"... llegó a decir Andrés Aranda a Pepe Valera). Y, de tantas ganas que tenía de jugar... Rogelio, desesperado, acabó firmando otras dos fichas de juvenil además de la del Betis: en el Sevilla y en el Coria. Le castigaron con dos años por 'triplicidad de ficha'. Cumplió uno antes de reincorporarse al Betis, que entretanto le había colocado en un bar de La Magdalena ('La Flor de mi Viña'), por 12 pesetas al día. Aunque ya... nunca se alinearía en las selecciones juveniles.

Pero en los juveniles del Betis de 1959-60, junto a Paco Chaparro, Rufo, Bizcocho... Rogelio se encontró con Manolito Ordaz, que le iba a descubrir algo llamado... 'La Tostá': la tarjeta de visita del zurdo de Coria. He ahí la descripción de Rogelio de aquella maldad que Ordaz le enseñó: "Te pones de espaldas al contrario, le enseñas la pelota por delante con la derecha, y al ir el contrario a por ella, hay que pisarla con la izquierda y salir de frente. Pasan por tu vera como un tren, como pasó Griffa (central argentino del Atlético de Madrid, años 60) en el Metropolitano, de modo que terminó en la pista de albero de afuera, y yo le dije  '¿Adónde vas?'. Y me respondió: 'A matarte en cuanto te coja, que te mato, que te mato". El fino estilista Ordaz Rebollar, que había estudiado en San Francisco de Paula, subió a la primera plantilla, pasó por Levante, Huelva, Granada, Mallorca... y se retiró en Almería, donde Manuel Ordaz Rebollar, inventor de 'La Tostá', ha terminado siendo un buen pintor realista de bodegones e imágenes religiosas. Las vueltas que da la vida.

A la vuelta de Tomelloso y Ponferrada, Rogelio debutó en el Betis el 16 de septiembre de 1962, estreno del curso 62-63: ante el Real Madrid, en Heliópolis. Fernando Daucik le dio la alternativa, con derrota por 2-5 ('era el Madrid de Di Stéfano, Puskas, Amancio, Gento...') que abría una temporada donde Daucik alineó a nuestro hombre en 16 partidos. En 1963-64, con Domingo Balmanya al frente del equipo, una fortísima crisis tras un 0-0 en casa con el Elche ('coge el tranvía y vete a Coria', le gritaban) casi pone a Rogelio fuera del Betis. Quisieron mandarle al Calvo Sotelo de Puertollano... pero pidió medio millón de pesetas al año. Le apartaron durante tres meses, le suspendieron el contrato (sólo cobraba la mensualidad de 2.500 pesetas)... y al fin, Balmanya dio la cara por él, se hizo responsable del dinero de su carta de libertad y le rescató. Marcó incluso un gol al Barça en el último partido de la Liga (2-3)... antes de lesionarse. 

Se fue Balmanya (al Málaga) con todo en regla... llegó el técnico francés exmadridista Louis Hon y en ese verano de 1964, Hon programó una gira por Alemania, Holanda y Bélgica.. Pero ya venía el Carranza mágico. "Parece que Dios dijo: 'Rogelio, ahí tienes el Carranza, para ti'. Fue una maravilla: de repente, de ser un jugador al que se había querido hundir pasé a ser una figura clave para esos mismos que me habían querido buscar la ruina". Esa temporada 1964-65, el Barcelona ya ofreció 12 millones por su traspaso. El Betis se mantuvo en Primera con un 0-0 final agónico en el Camp Nou, el gran día del portero Carmet... y en julio, Rogelio se proclamaba Campeón Mundial Militar con España, en el Mundial Militar de Marruecos.

Fueron pasando las temporadas, siempre con la verdiblanca y las trece barras en el pecho. Y desapareció el tranvía de Coria. Y Ruiz Sosa se fue del Sevilla al Atlético de Madrid, mientras en el Betis surgía la extraordinaria generación del Triana de Quino, Antón, Demetrio, Dioni, Pepe González... en 1965-66 bajó el Betis en el descenso criminal de Málaga -3 de abril de 1966- anticipado por el tremendo golpe del 1-2 ante el Sevilla, el 29-3-66 en Heliópolis, cuando el árbitro internacional Juan Gardeazábal condenó al Betis con la expulsión de Rogelio por responder a la agresión del paraguayo sevillista Pedro Cabral. Tras apear en Copa y en el Bernabéu (2-2, tantos de Landa) al Real Madrid hexacampeón de Europa... el zurdo de Coria casi lo arregla en semifinales coperas con un fabuloso gol a Iríbar en Bilbao, el 19 de mayo de 1966. Fue 1-1, pero el Athletic -entonces, Atlético de Bilbao- machacó al Betis en la vuelta, en pleno Domingo de Pentecostés: 1-4. El mismo Betis que había firmado en esa Copa del Generalísimo, ante Español y Real Madrid, las despedidas oficiales de Di Stéfano y Puskas.

Un año después, el 25-6-1967, en Granada y en promoción, un tanto 'en velocidad' de Rogelio ante Ñito (total, 2-0 y 0-1 para el Betis) devolvía al Betis a Primera, con Antonio Barrios al frente. Según Rogelio... "Barrios tenía 'tó' el arte. Un día, en el vestuario, dando la táctica, había puesto 12 jugadores en la pizarra. Uno saltó y dijo: 'Míster, no vale que ahí ha puesto usted a 12'. Y Barrios respondió: 'Es igual, usted no juega". Ese ascenso le valió al Betis 'la felicitación por mensaje telegráfico del Gobernador Civil de Sevilla, Don José Utrera Molina, como presidente de honor'. En la Prensa de la época se anunciaban la 'Gran Piscina Condes de la Rochelambert' y el Restaurante 'Los Monos'. 

Desde 1967, Rogelio fue afinando la 'rosca' para los góles de córner o de saque de esquina. Él siempre habla de que metió 'diez'. Hay ocho reseñados con certeza. Que él lo explique: "La rosca es que, en un córner o en una falta hay que darle muy fuerte, hay que pegarle un pellizco al balón con 'tó' el dedo gordo". Él ensayaba los tiros de córner...  desde el mismo rincón final de la baranda verde que delimitaba el pasillo de albero de Gol Norte de Heliópolis: que solía arriarse cuando llovía. Siempre recuerda un córner que le metió al Salamanca, con el que venía Frasco, excompañero del Carranza. Fue en diciembre de 1969, en Segunda División. "Frasco le dijo al portero de ellos, que se llamaba Justo, 'cuidado, que te va a tirar a puerta". Era el último minuto, le di... y entró. Frasco se quería morir. Hubo otro que valió para empatar en Pasarón, en Pontevedra, en el último minuto, otro (1972) a unos yugoslavos, el Sloboda, en el que el el portero tiró los guantes y se fue". "Algo de burla para el contrario tuvo siempre su regate", escribía José Antonio Blázquez en ABC de Sevilla, el 7-1-1972. El 18-2-68, en un 4-3 del Betis al Barcelona, con el campo mojado, la Zurda de Caoba se preparó y alzó en semiespuela un balón desde el piso húmedo... y en el aire engarzó un trallazo que dejo seco a Sadurní, meta barcelonista. Fue el 2-1 para el Betis. El 1-0 había llegado tras jugadón entre Rogelio y Quino, que amagó en carrera hasta producir un tanto de antología. "Ese día, cuando entramos al vestuario en el descanso, Rogelio se vino muy callado y me dio una de las felicitaciones que más recuerdo: 'Hasta hoy no te había visto meter un gol como este", relató con el paso de los años el propio Joaquín Sierra Vallejo, 'Quino', el delantero con más clase en la historia del Betis: el hijo trianero del poeta Juan Sierra.

En 1971-72, con Ferenc Szusza en relevo de Barrios, Rogelio salvó materialmente al Betis de un nuevo descenso al firmar tres vitales goles de cabeza (seis puntos) entre enero y marzo de 1972: a Sporting, Valencia -ya con Quino- y al terrible Granada de Fernández y Aguirre Suárez. Después de este partido (1-0), el 7-3-72, Blázquez hacía observar: "Se decía que a Rogelio no le servía la cabeza como utensilio de trabajo nada más que para pensar y para peinarse... yo vi el domingo a Rogelio Sosa golpearse la cabeza contra un poste por eso de intentar un gol de cabeza de la forma (...) que los arietes calificados como 'leños'... 'ese fútbol será 'para los que tengan las piernas de madera'. Frase suya". Tras el 2-1 del 6 de enero ante el Sporting, Manuel Alonso Vicedo, el malogrado locutor de Radio Sevilla, proclamó después de una actuación memorable de Rogelio, con dos goles en Día de Reyes y sobre campo embarrado:  "Rogelio ha mecido a los defensas del Sporting como los costaleros mecen el palio de la Esperanza de Triana". Ahí, a Vicedo le quedaban cuatro meses de vida: iba a morir al siguiente mes de mayo, junto a otros tres compañeros de Radio Sevilla, en tremendo accidente de tráfico.

Volvió a bajar el Betis, en Castalia, en 1973, en la despedida de Luis del Sol -que se acordaba del Rogelio que había dejado en 1960 en juveniles, antes de irse a Madrid-... y en marzo de 1974, en el campo del Sevilla, con los dos 'eternos rivales' en Segunda, a Rogelio le tiraron una mandarina cuando iba a ejecutar un golpe franco, con 2-0 para el Sevilla. "Me comí la mandarina... y metí la falta", recuerda. Ese día, el Betis cayó por 2-1 en Nervión... pero regresó a Primera como campeón de Segunda, con aquel peculiar delantero centro, el argentino Juan Carlos 'Palito' Mameli. "De él decían que jugaba muy bien sin balón... y yo decía, 'a ver si juega alguna vez con el balón, mete un gol y ganamos". Coria pura en las palabras de un Rogelio, sobre el que otro periodista -aún vivo- apuntaba ingeniosamente: "Si entra una rata en un bar o en una habitación llena, Rogelio será el último al que muerda de todos los que haya allí".

Del 23-11-1975, ya de nuevo en Primera, es el detalle del córner ante un Barcelona (con Cruyff) al que el Betis ganaba por 1-0, gol de Cardeñosa. En el minuto 83, Rogelio había entrado por el mismo Cardeñosa. Con 1-0, Sosa se fue a tirar un córner y le dijo a Antonio Benítez: "Di al árbitro (Acebal Pezón) que se fije en lo que voy a hacer, que el balón va a dar la vuelta". Él habló con el juez de línea, le dijo que se fijara, pisó el balón para que diera una vuelta completa... y ahí se quedó Rogelio, parado y desafiante, mientras los jugadores azulgrana protestaban en masa, el reloj corría... y el partido terminaba con triunfo verdiblanco. "Pero el córner estaba tirado, el balón había dado una vuelta", recordaba Rogelio con el paso de los años.

A finales de los 70 fueron decreciendo los minutos en juego del Caoba, ya bien doblada la treintena. En 1976 apareció Iriondo, tras la despedida de Szusza (previo aligeramiento de la cartera) con el 5-1 al Español del 31-10-1976. Iriondo limitó al mínimo las apariciones de un Rogelio que en todo 1977 solo se alinearía un cuarto de hora. Fue en lugar de Cardeñosa, en la segunda parte de la prórroga de la vuelta copera de cuartos de final ante el Hércules, en Alicante, resuelta el 5-6-77 en los penaltis,dos paradas de Esnaola: 2-1 en Heliópolis y 1-2 en Alicante. A Iriondo, por entonces, fue a quien Rogelio le soltó quizá la más famosa y extrapolada de sus frases: "Míster, correr es de cobardes". Una vez, en un partido vital para un ascenso, en Mallorca, Barrios se lo había pedido de otra manera: "Rogelio, corra aunque solo sea hoy'. Pero con Iriondo, Er Caoba ya estaba 'de vuelta de casi todo': "Iriondo era muy pesado y estas cosas, aquí donde estamos, se dicen de golpe, tal como lo piensas. El que tiene que correr es el balón".

De ese 1977, a Rogelio se le recuerda en el césped del Calderón, en el 'thriller' inolvidable de la final de Copa ante el Athletic, protestando a García Carrión la repetición del penalti de Chechu Rojo que Esnaola había detenido. "No jugué... porque Iriondo no me puso y luego recogió la Copa un jugador (N: Cobo) que estaba lesionado y que estaba en el banquillo. Pero cuando cogieron la Copa los demás jugadores, me la dieron en el césped y me sacaron a hombros. Despues me vi en 'El Ruedo', en esa misma foto del césped, compartiendo portada con Curro Romero".

 A la estela del título de Copa y como un glorioso veterano, Rogelio continuó un año más.Ya era figura patriarcal en un vestuario que se tambaleaba, sin plantilla para tres competiciones. Apareció ante la gente del Betis por última vez en Cádiz, ese Domingo de Carnaval de 1978. "Mira esa foto de Ruesga, mira dónde está la mirada, al frente, y mira dónde está el balón. Sólo estuve diez minutos en el campo y lo único que recuerdo es que Lobato, que nos había dejado ese año para irse al Cádiz, me pasó por el lado y me tiró una 'rasca' que me parte si me llega a dar. 'Pero dónde vas, ¿no me conoces?', le tuve que decir". Con Benítez roto en Cádiz, sin oxígeno, sin timón y reventado de mala suerte, el Betis de Iriondo bajó de la cima de Rusia (Dínamo de Moscú, viaje terrible) a la sima de Murcia. Rogelio Sosa Ramírez ya no volvería a jugar. Después ayudó técnicamente a Serra y a Luis Aragonés. Hace muy poco, el Betis actual le entregó un recuerdo por 'lo' de la Copa del Rey de 1977. Él filosofa... "Es curioso que el 'diez' sea siempre el que mueve a los equipos... pero es que muy difícil encontrar a un zurdo que no le dé bien. Yo siempre me acuerdo de Andrés Bosch, que me decía que cuando las cosas no iban bien, cerrara los ojos en el campo y me pusiera a pensar un poquito por qué no funcionaba la cosa". Han pasado 40 años desde aquel 12 de febrero de 1978, Domingo de Carnaval, siguen cantando los cuclillos verdiblancos y, si entornas los ojos, aún relucen las cintas verdes y blancas del Trofeo de Hierro de 1964 en la zapatería coriana de Joselito Pérez. Y, a través del océano del tiempo, aún retumba la alineación... 'Pepín; Aparicio, Ríos, Paquito; Suárez, López Hidalgo; Breval, Frasco, Ansola, Bosch. Y Rogelio".