muchodeporte.com Sevilla FC

Preparación física bajo sospecha

Hasta ocho jugadores con lesiones musculares

Redacción
Redacción
16/10/2013

Cualquier argumentación que se haga en torno a la preparación física de un equipo resulta tremendamente osada. Es una parcela técnica, que requiere de conocimientos sólo al alcance de los que han estudiado tal disciplina. Lo que sí ve todo el mundo es que en el Sevilla hay una plaga de lesiones y que la mala suerte no alcanza como explicación.

Hasta ocho jugadores han caído por dolencias musculares. La lista es demasiado larga: Fernando Navarro, Carriço, Cheryshev (aquí habría que contar la recaída, pues ya vino lesionado), Gameiro, Perotti (un clásico), Vitolo, Rakitic y Marko Marin. Todos ellos han atravesado o atraviesan por problemas de esta índole.

La relación de lesionados no termina aquí. Hay otros cuatro jugadores con percances de gravedad, si bien son achables a los traumatismos normales del fútbol, como son los casos de Reyes (rodilla izquierda), Fazio (esguince del tobillo izquierdo), Pareja (hombro roto), Beto (golpe en la cadera) y Mbia.

El asunto de los lesionados inevitablemente entronca con el de la preparación física, donde también tiene mucho que decir el entrenador. En un mundo en el que todo está controlado y pocas cosas escapan de la planificación, o al menos eso sostienen los clubes, el Sevila se quedó sin preparador físico días antes de comenzar la pretemporada. No hubo acuerdo con el elegido, Bernardo Requena, y a toda prisa se tuvo que nombrar a Sergio Domínguez y Moisés del Hoyo como nuevos responsables de una parcela clave. Tanto Domínguez como Del Hoyo son dos profesionales muy cualificados y nadie duda de su validez, si bien no tienen experiencia en el manejo de un grupo de deportistas de alto nivel.

Hasta ahora el club está contento con el trabajo de ambos, según declaró Monchi el pasado fin de semana, aunque bien harían en la entidad en descubrir lo que está ocurriendo, pues no es normal que tantos jugadores hayan pasado por la enfermería a estas alturas, y por supuesto ello puede repercutir en el rendimiento del equipo.

Las lesiones musculares suelen ser el aviso de que alguna tecla no se está tocando como es debido, pero descargar la culpa sobre los dos preparadores físicos puede resultar hasta injusto. Asumieron el trabajo de golpe y porrazo, sin nada planificado y sin que nadie les avisara con cierto tiempo para perfilar los detalles. El club pegó un volantazo en verano que ahora mismo se puede estar pagando.