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Montero, otro sevillista en Wembley

El genial exjugador gaditano rememora su partido ante Inglaterra y recuerda su etapa en el Sevilla

José Antonio Jiménez
José Antonio Jiménez
14/11/2016

Entre 1973 y 1986, el Sevilla tuvo en sus filas a un superclase. A un jugón en toda regla. A un futbolista capaz de desequilibrar un partido por sí solo. Con una carrera, una finta, un regate... Enrique Montero ponía al personal de pie. El Valencia soñó con su fichaje para juntarlo con Kempes. El Real Madrid lo tuvo apalabrado para que le compitiera la titularidad a Juanito, Santillana... Pero fue el FC Barcelona el equipo que, a cambio de más de 100 millones de las antiguas pesetas más la llegada a Nervión del 'Boquerón' Esteban y Carrasco, el que se llevaría el gato al agua.

Desgraciadamente, cuando el portuense contaba las horas para desembarcar en la Ciudad Condal, una lesión cortó de raíz una carrera que le tenía destinado formar parte de la lista de los mejores futbolistas de nuestro país. Una lesión que lo mantuvo más de una temporada en el dique seco y que dejaría en papel mojado lo acordado entre blancos y azulgranas. Hubiera compartido vestuario en Can Barça con Schuster, Maradona, Quini, Simonsen... "Me recuperé, estuve jugando hasta los 37, pero ya no era lo mismo. No tenía la chispa de antes de la lesión, jugaba más retrasado. Metía goles, pero no tantos como antes", rememora Montero a este sitio web, y al que la más que posible participación de Escudero y Vitolo con el combinado nacional en el inminente duelo ante Inglaterra en Wembley le obliga a viajar imaginariamente en el tiempo para glosar lo sucedido en 1981, la noche en la que España cosechó su primera y única alegría ante los 'pross' en el Viejo Wembley. "Fue algo histórico porque España nunca había ganado allí. Salté al campo en la segunda parte, cuando ya ganábamos 1-2 (el resultado final)", memoriza el portuense.

Hablando de la selección española, también echa la vista atrás para contar algo que no demasiados saben. "En aquellos años llegar a la selección no era sencillo, sobre todo siendo del Sevilla. Saura y yo éramos los que peleábamos por el puesto de mediapunta. Yo me fui ganando minutos. El seleccionador (José Emilio Santamaría) contaba conmigo, pero la lesión también me impidió jugar un Mundial en el que algunos me veían como una pieza importante", afirma sin esconder que otro percance en forma de lesión le impediría brillar durante una gira de España por América a comienzos de los 80.

La lesión sufrida en el Trofeo Carranza le impidió disfrutar de los logros de su Sevilla con Manolo Cardo en el banco. Unos éxitos todavía recordados, que el propio Montero asegura pudieron ser mayores. "El Sevilla tenía un gran equipo. Muy bueno, pero le faltaba creérselo. Ahora, por ejemplo, los jugadores se lo creen y por eso el Sevilla es uno de los grandes por méritos propios. Nosotros se lo poníamos muy complicado a los grandes, aquí sufrían. Pero ahora hay una atmósfera difícil de definir en el Sánchez-Pizjuán. A veces te dan ganas de escuchar el himno y marcharte. Es increíble", argumenta un jugador que logró uno de los mejores goles en casa. "El gol que le metí al Burgos en Copa del Rey estuvo bien, pero seguro que desde entonces se han conseguido tantos iguales o mejores".

Montero se muestra sincero a la hora de hablar de lo mucho que le ha dado la entidad ahora presidida por José Castro. "De todo lo vivido en el Sevilla me quedo con el cariño que me tiene la gente. Es increíble. Cuando tenía abierta la tienda de deportes en mi tierra la gente venía simplemente a verme. En Utrera hay un aficionado que me visita de vez en cuando para regalarme aceitunas... La gente me sigue queriendo mucho tiempo después de mi retirada".

Tan sevillista como sus hijos, ("cantan los goles como los que más"), admite, no esconde que "me gustaría que en el Sevilla hubiera más gente de la tierra, con ellos la gente se sentiría más identificado". Un deseo complicado en estos tiempos y que no impide alabar a Monchi. "En mi tierra no hay trabajo, pero hay mucho arte. Monchi lo está haciendo muy bien. Es posiblemente de los mejores en su puesto. Ahí están los resultados".

Palabra de Enrique Montero. Un futbolista al que una lesión privó de codearse con los más grandes. A sus casi 62 años, enseña a los más pequeños a estar más cerca de un mundo que nunca fue generoso con este jugón con mayúsculas.